Elecciones 2023

Vota Villa María: un pin clave en el mapa político de Córdoba

Con Eduardo Accastello a la cabeza, el peronismo unido busca prolongar sus 24 años al poder. JxC confía en un batacazo con un candidato del PRO. Se vota el domingo.

Tercer distrito de la provincia por cantidad de habitantes (140.000), cabecera del fértil departamento General San Martín, en las últimas décadas la localidad ubicada a la vera de la ruta nacional 9 se ha convertido en un polo multidimensional. Intendencias que han sintonizado corrientes de gestión a nivel nacional y provincial, aprovechando también momentos de elevados rindes de la producción agropecuaria típica de la región, coincidieron en añadir una destacada dimensión cultural a su habitual perfil industrial.

Desde 1999, el gobierno ha estado en manos del peronismo vernáculo. Un peronismo que ha mutado según necesidades y conveniencias, siempre dentro de los confines de un justicialismo que metaboliza aliados de variado pelaje, ya con el cordobesismo que "alambró" la provincia, ya como cabeza de playa de los desembarcos del kirchnerismo.

Tal acuerdo pareció lejano por mucho tiempo. Diferencias entre quienes se turnaron en el poder marcaron el reciente derrotero de la política en "la villa". Sólo un referente decidió ir por su cuenta: Manuel Sosa, quien desde Uniendo Villa María puede rapiñar sufragios a los compañeros.

Delfines de ayer

Sólo dos personas, Nora Bedano y Martín Gill, alternaron con las gestiones de Accastello, siempre caracterizadas por el desarrollo de obra pública. Ambos llegaron de su mano, ambos terminaron rivalizando por decisiones inherentes al control del poder .

Por entonces esposa, Bedano ocupó la intendencia entre 2003 y 2007. A la ruptura de la pareja le sucedería el quiebre político. Ambos se reencontrarían en el último mandato de Schiaretti, él como titular de Industria, ella como legisladora y presidenta de la agencia Córdoba Cultura.

Gill, que ya había sido concejal, intendente interino en 2003 por la partida de Accastello al Senado, y secretario de Gobierno de Bedano, asumiría el control de la ciudad en 2015. Con 42 años, llegaba al ápice de una trayectoria que incluía, además, dos períodos como rector de la Universidad Nacional de Villa María, tres presidencias del Consejo Interuniversitario Nacional, la secretaría de Políticas Universitarias de la Nación en 2012 y una diputación por Córdoba en 2013.

Tan rápida acumulación de poder lo convertiría en algo más que "sucesor de". Aupado por sectores kirchneristas que nunca terminaron de digerir como "propio" a su antecesor, ensayaría una construcción libre de deudas, que comenzaría por la disputa del legado K. El choque se agudizaría después del 2015, cuando los magros resultados obtenidos en las elecciones provinciales de 2015, enfrentando a Schiaretti, impulsaron un fuerte replanteo pingüino en la provincia.

El enfrentamiento alejaría sus caminos. Gill se plegaría al Frente de Todos triunfante en 2019, recibiendo como reconocimiento la estratégica secretaría de Obras Públicas desde la que manejaría importantes fondos y tejería contactos de diverso cuño. Su nombre pasaría a formar parte del podio de referencias todistas, sonando incluso como postulante a la gobernación. Sigilosamente, Accastello volvería a un cordobesismo cada vez más refractario a todo lo que sea, o parezca, kirchnerista. Desde allí, contra los augurios de ostracismo, se fortalecería como el contrapeso que necesitaba Schiaretti para limitar la expansión del profesor universitario.

Cuatro años después, volverían a converger en el ambicioso proyecto que articuló Martín Llaryora. Conocedor de la valía de ambos, coetáneo del actual alcalde, el electo gobernador los involucraría en su campaña. Tal sería el primero paso para una tregua hasta entonces impensada. Coetáneo de su par capitalino, impulsor de la reunificación del peronismo mediterráneo, Gill ha aceptado concesiones que alientan versiones sobre su futuro en el gabinete provincial.

Algo los separa aún. Mientras éste es una importante parte de la construcción de Sergio Massa para el proyecto de Unión por la Patria, en la esquiva geografía mediterránea, Accastello quiere tributar su triunfo a un Schiaretti que quiere, al menos, ganar en su provincia.

Ansioso, Llaryora seguirá lo que suceda el domingo en pleno regreso desde El Vaticano. Al esperado éxito en un reducto clave suma la expectativa de contener a dirigentes que siguen revalidando credenciales.

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Luz amarilla

Reacio a encuestas que vaticinan adversidades, Darío Capitani confía en dar el zarpazo y sumar un rotundo éxito para un alicaído Juntos por el Cambio que por primera vez acudirá formalmente constituido como tal. Legislador provincial, vicepresidente del PRO en Córdoba, su candidatura se definió también tras prolongadas roscas.

Su reconocimiento y el apoyo de las figuras partidarias resultaron decisivos para confiarle el timón entre una pléyade de aspirantes. Sólo el radical Braulio Zanotti rechazaría el acuerdo. Lanzado con el sello Cambia Villa María, contaría con un caudal de votos nada despreciable.

Concejal en dos períodos por el partido PAIS, Capitani se sumó en 2013 a la argamasa macrista. Leal a Mauricio Macri, además de autoridad partidaria ha oficiado como armador y vocero de proyectos atravesados por intereses cercanos al expresidente. Entre ellos, el del juego online en la provincia, cuya aprobación derivó en un cisma al interior de la alianza opositora.

Gestor del trunco proyecto de Horacio Rodríguez Larreta en Córdoba, en las últimas semanas profundizó su vínculo con el ala "halcona" de la interna cambiemista. Primero recibió una nueva visita del ingeniero, quien incluyó a Villa María en su tour de revalidación de apoyos a la fórmula de JxC. Este jueves se subió a la Patoneta de Patricia Bullrich, que pasó por una zona en la que espera mejorar su performance de cara a la contienda del 22 de octubre. Antes y después, fotos con los referentes mediterráneos de una crujiente alianza.

Ante todos, Capitani auguró un desenlace feliz. Si así ocurriere se trataría de otro duro revés para un justicialismo que ya acumula traspiés en la ciudad y el departamento San Martín. En junio, en las elecciones para gobernador, Luis Juez superó por amplio margen a Llaryora. En las PASO celebradas en agosto Javier Milei se impuso holgadamente sobre Bullrich y Schiaretti.

El resto del menú

La rugiente ola libertaria tendrá también su lista. Es encabezada por Julieta Ceballos, una veterinaria sin experiencia partidaria, que aspira a terciar en la disputa. Dirigente del Partido Libertario que a nivel provincial encabeza el electo legislador Agustín Spaccesi, es una de las dos mujeres que aspira a la intendencia sobre un total de diez candidaturas.

La otra postulante femenina es Nadia Brossard, quien lidera la nómina del Frente de Izquierda Unidad, otro de los espacios que espera captar adhesiones entre los descontentos con las gestiones del peronismo local.

Completan la grilla cuatro fuerzas más. Por el Frente Federal Acción Solidaria, con apoyos de radicales auténticos que se referencian en Myrian Prunotto, el candidato es Néstor Mojica. Encuentro Democrático para la Libertad, alianza entre Encuentro Vecinal y la UCEDE, impulsa a Alejandro López Aráoz. Por el Partido País se presenta Gerardo Centani. Carlos Galiberti lo hace por el Movimiento de Compromiso y Participación.

El padrón electoral de Villa María está conformado por 71.970 electores, con 542 mesas habilitadas en 28 escuelas. En total, habrá 10 boletas tradicionales en el cuarto oscuro.

Darío Capitani y Patricia Bullrich. 
De izquierda a derecha: Risatti, Sergio Busso (atrás). Gutiérrez, Victoria Busso y Acotto (al centro).  Fierros y política.

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