CÓRDOBA (Corresponsalía) Ocupar la centralidad. Ese es el objetivo político con el que el intendente peronista Martín Gill abrió su propio camino para el verano en el marco de la edición 2023 del Festival Internacional de Peñas de Villa María, que estima un movimiento de 80 mil personas que diariamente circularán por la ciudad, entre ellas referentes de la política provincial y nacional.
Afianzado desde hace tiempo como uno de los atractivos más importantes de la oferta veraniega cordobesa, el festival que este año se realizará entre el 10 y el 14 de febrero promete convertirse en uno de los puntos de reunión más destacados de la política de Córdoba y el país, tal como ya ha sucedido en sus ediciones anteriores. En 2022, de hecho, el festival fue el marco para una “noche de intendentes”, en la que jefes y jefas comunales se reunieron para conversar de diferentes cuestiones relacionadas con el ámbito político e institucional, además de aprovechar para disfrutar de una serie de números musicales de renombre global que generan una atractivo particular para cada uno de los encuentros.
Con un trasfondo musicalizado por Ricky Martin, Tini, Lali, Trueno, Nicki Nicole y Diego Torres, entre otros, el febrero villamariense se convertirá en el eje de conversaciones que anticipan un año electoral que se prevé agitado. Si bien por el momento no hay fechas de arribos confirmados, la organización advierte una expectativa creciente. “El marco siempre es propicio para que se generen ese tipo de encuentros, porque los dirigentes de todo el país saben que el festival es una gran vidriera, por la cantidad de gente principalmente. Además, se suma el atractivo del festival en sí, que termina siendo un buen plan familiar”, señalan.
Lo concreto es que con el paso del tiempo y los movimientos de la gestión, Gill fue ganando espalda en la organización del encuentro anual más importante de la ciudad. La llegada de Sebastián Panero al Ente de Deporte y Turismo, el área del municipio a cargo, también abre la posibilidad a un mayor protagonismo para el intendente que tendrá al evento de renombre internacional como el caballo sobre el cual saldrá a recorrer la provincia durante enero. A razón del Festival de Peñas, también desandará las rutas cordobesas para desembarcar en diferentes municipios en los que reafirmará su vocación de encabezar el proyecto provincial con base intendentista con el que viene insistiendo desde su paso por la Secretaría de Obras Públicas de la Nación. Entre los lugares marcados en el mapa, se encuentran algunos de los puntos de concentración turística más importantes del verano cordobés, como así también los sitios en los que el villamariense busca afianzar sus lazos estratégicos de cara al armado 2023.
En ese sentido, Gill cerró el año con un encuentro que reunió a representantes de más de 50 localidades en Estación General Paz, del Departamento Colón, el segundo en materia de densidad electoral en la provincia. Allí, reiteró su voluntad de seguir apostando al diálogo y a las decisiones colectivas para definir los pasos a seguir en lo que él mismo define como “la construcción de la Córdoba que viene”. "Los tiempos los decidiremos en conjunto y analizando el contexto y la realidad en la que estamos”, aseguró en el encuentro que se presentó como una continuidad de las reuniones que ya habían tenido su antesala en los departamentos Unión y Marcos Júarez, dos de los enclaves territoriales más fuertes para el villamariense por fuera de General San Martín.

La última de diciembre. Gill con intendentes en General Paz.
"Si tengo que asumir el desafío de gobernar Córdoba, lo voy a hacer. Si tengo que asumir otra responsabilidad en un proyecto con capacidad de transformar Córdoba, lo haré.", afirmó Gill en un contexto que lo dejó en medio de un tironeo entre las dos vertientes del peronismo que tienen su expresión en el centro del país, el oficialismo nacional del Frente de Todos y el PJ opositor que Juan Schiaretti encarna con su sello Hacemos por Córdoba y que ya proclamó como candidato para sucederlo al intendente de Córdoba, Martín Llaryora.
En el entorno gillista advierten que la vocación de la construcción colectiva es la que más representa el espíritu de la propuesta que el intendente busca construir. De hecho, advierten que la principal razón por la cual el villamariense evitó asistir a los encuentros en los que se anunció la decisión del FdT de ir a las elecciones con una lista propia y la candidatura de Llaryora tuvo como razón primaria el carácter unilateral de las decisiones. “No estamos de acuerdo con esas formas”, marcan, al explicar una posición que también podría proyectarse con el papel que puede asumir Gill en un futuro armado de un proyecto de gobierno.
“Tenemos la vocación de ser un proyecto de poder en Córdoba, para ser protagonistas y no espectadores del gobierno. No queremos hacer un club, donde unos pocos se sientan dueños de una membresía", dijo el villamariense en Estación General Paz. Esa parece ser la definición más representativa del espacio que pretende representar y que, según advierte, integran más de un centenar de jefes y jefas comunales de diferentes regiones y fuerzas políticas del micromundo cordobés.
Esas voces cercanas también desmienten la existencia de “presiones”, ya sea que provengan del schiarettismo como del FdT. “Son temas que se instalan en la agenda, pero cada vez que se abre el debate, tanto Martín como los intendentes que lo acompañan están tranquilos, queda tiempo todavía”, dicen. Será el verano, entonces, el momento en el que el villamariense intentará correrse de esas agendas instaladas y volver a recuperar la iniciativa. Su rol de gestor se combinará con la capacidad que pueda demostrar para convertirse en el jugador estratégico que puede imponer sus propias reglas en el juego que ya comenzó a mover fichas sobre el tablero cordobés.