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Ganar en octubre vale más que un diputado, la consigna de Sergio Massa para limar a Schiaretti

Fue a Villa María tras el acto del gasoducto. Ante 300 dirigentes, pidió militar por un triunfo peronista en primera vuelta. Centros al cordobesismo para que resigne los votos que le darían una banca más.

“Hoy empezó mi campaña, ustedes me conocen, saben como soy. No voy a descansar hasta ganar en primera vuelta”, esta fue la frase que la dirigencia invitada al almuerzo de este viernes en Villa María destacó del efusivo discurso del exponente de Unión por la Patria, Sergio Massa. La iteración de la vocación de poder no era necesaria para las 300 personas reunidas en un coqueto salón de la ciudad que gobierna el exsecretario de Obras Públicas Martín Gill. Nadie duda de su naturaleza política y capacidad de adaptación.

Allí adelantó lo que después explicaría con detenimiento en el almuerzo. “Hoy podemos estar en lugares distintos en la política, pero la verdad es que el 10 de diciembre aspiro a ser presidente y a tener a Martín Llaryora y a todos los cordobeses sentados en la mesa participando de nuestro gobierno”, dijo después de agradecer el legado del cordobesismo en materia de infraestructura productiva.

Jugó un pleno frente a un peronismo provincial que ya dice -suelto de cuerpo- que el libertario Javier Milei tiene altísimas chances de ganar en primera vuelta. Con esa premisa, bajó línea expresa a la red municipalista y dirigencia alineada con el gobierno nacional en la provincia. Manteniendo un tono calmo, Massa responsabilizó solapadamente (y de manera anticipada) al cordobesismo de facilitar el ascenso del referente de La Libertad Avanza. “Es un diputado más o un proyecto nacional y peronista”, simplificó la disputa en términos dialécticos, en alusión a la apuesta del gobernador Juan Schiaretti de sostener su candidatura presidencial para sumarle una o dos bancas a su bloque Córdoba Federal en la Cámara baja.

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Massa en el almuerzo que Gill organizó este viernes con la dirigencia en Villa María.

Massa en el almuerzo que Gill organizó este viernes con la dirigencia en Villa María.

De la explicación del contexto político asoma la presunción de que Patricia Bullrich no encuentra un eje para reconstruir su campaña después de la interna de Juntos por el Cambio y el ascenso de Milei, que se le parece bastaste. Trabajan sobre la hipótesis de que la ex ministra de Seguridad se desploma. Incluso algunas fuentes massistas ya se animaban a ubicarla en el orden de los 20 puntos en el nuevo ranking posterior a las PASO.

Naturalmente este relato contribuye a la polarización que buscan con Milei y a alimentar la expectativa de que Massa tiene chances más gordas de ingresar a un ballotage, aunque prefirió mostrarse ambicioso ante la audiencia al pedir trabajo para sellar un triunfo en octubre. No quedaron dudas que está dispuesto a jugar a fondo.

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Sergio Massa, junto a la candidata Gabriela Estévez y dirigencia de UP.

Sergio Massa, junto a la candidata Gabriela Estévez y dirigencia de UP.

Entre la ensalada César de la entrada y la carne al horno con papas, Massa dejó en claro que el acompañamiento del peronismo cordobés podría ser clave en sus objetivos.

“Vayan y digan que ya no es Córdoba la que está en discusión, porque Córdoba va a ser parte del gobierno que viene. Está en juego el país, el peronismo y tienen que venir a acompañarnos para construir también desde Córdoba la victoria en la primera vuelta”, cerró Massa.

Endurecidos

El problema es que los jefes convivientes, Schiaretti y Llaryora, también esperan una eclosión del PJ para plantear, desde sus cenizas, nuevos liderazgos. Un Massa presidente echaría por tierra esa ambición nacional que el sanfrancisqueño acuña desde que colocó el primer pasacalle en su ciudad natal anunciando “el peronismo que viene”.

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Cuando a la vieja guardia cordobesista se le plantea este dilema, es decir, la presunta funcionalidad de Schiaretti al juego de Milei, la apuesta se sitúa hacia un futuro más allá del 10 de diciembre. “Cada paso nacional que da Schiaretti es para sacarle las piedras del camino al peronista que liderará la nueva Argentina”, dicen. Así explican la jugada autóctona en favor de Llaryora que Massa redujo a la pelea por una o dos bancas más en el Congreso.

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