Esta vez el perro no salió de la cocina. Protagonista de todos los affaire de la quinta presidencial, Dylan no salió en las fotos que el Gobierno hizo circular de la cena entre Alberto Fernández y su par uruguayo Luis Lacalle Pou. El can esperó pasivamente entre bambalinas. Prócer, su hijo mayor que motivó el ingreso de un experto en conducta animal en pandemia, duerme cama afuera y no figuró en la famosa y polémica imagen del 14 de julio del año pasado. Este viernes por la noche, las imágenes difundidas por Presidencia fueron un claro mensaje de apoyo a dos figuras cuestionadas, además del Presidente. La primera fotografía mostró a ambos jefes de Estado; otra registró el abrazo entre ellos bajo la atenta mirada de la primera dama argentina Fabiola Yáñez y la tercera fue aún más sugestiva: detrás de los dos mandatarios caminaban los cancilleres Felipe Solá y Fernando Bustillo. Cerraban la procesión Yáñez y el secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi. A esa hora estallaban las redes contra el Presidente, la primera dama y el vocero presidencial, que desde Olivos retuiteó el apoyo de Juan Grabois mientras Fernández hacía lo propio con un recorte de C5N, en el que se aseguraba que no culpó a su "querida Fabiola". La selección fotográfica de la cena en Olivos no fue casual.
El Presidente llegó a la quinta desde Aeroparque. De ida y de regreso de Olavarría, donde puso en vigencia la ley de Zonas Frías con beneficios tarifarios para más municipios, voló junto con Sergio Massa, Axel Kicillof, Eduardo "Wado" de Pedro, Cristina Álvarez Rodríguez, Julio Vitobello, Gustavo Béliz, Andrés Larroque y Biondi. Quienes tenían previsto dar un discurso, lo repasaron, aunque también hubo análisis del impacto en la campaña de la revelación periodística. Nadie quiso quebrar esa intimidad ni ventilar su opinión sobre el polémico asunto, pero a bordo del Tango04 se tomó la decisión de hacer un scrum para proteger al Presidente. Massa no hizo declaraciones, De Pedro alentó el aplauso y el resto mandó a silenciar a sus respectivas tropas, mientras en la Casa Rosada avanzaba una investigación para saber si la imagen del cumpleaños la entregó el peluquero de Yáñez, y si hay alguna relación entre el cuestionado empresario taiwanés Robert Chien (que no aparece en las imágenes) y algún miembro de la Casa Militar. También se puso atención a exfuncionarios macristas del área de Sistemas. Al llegar a la ciudad de Olavarría, el Presidente tuvo una alegría: se reencontró con el diputado Eduardo Bucca, a quien convenció de dar el salto desde el lavagnismo al Frente de Todos: "Bali, comandante, ¿cómo andás? ¡Qué alegría!", se mostró optimista.
En el viaje en avión se habían escuchado en cambio frases de malestar por la renuncia de Facundo Moyano a su banca en Diputados, aún cuando ese lugar ahora lo ocupará un dirigente de La Cámpora. Hubo incluso alguna chicana para minimizar el impacto de tal salida. No hay temor, se dijo, respecto de la relación con sus medio hermanos Pablo y Hugo Moyano y con el gremio de Camioneros. Fue obvio el faltazo de Máximo Kirchner, autor de la ley que consensuó con parte de la oposición, y protagonista el día anterior de un acto en Pilar y de otro en Lomas de Zamora junto a la vicepresidenta Cristina Fernández. En la familia Kirchner se intentó bajar el tono a la ausencia, aún cuando 24 horas antes la vice, muy enojada, apuntó a la "ingenuidad" de Fernández, al "muerto" que dejó Mauricio Macri y resaltó la "memoria" de La Cámpora frente al olvido justicialista que no la incluyó en el tuit por el segundo aniversario del triunfo en las PASO 2019. Esta semana, la dupla Máximo-CFK volverá a la campaña bonaerense y, según lo planeado, se sumaría el primer mandatario.
Para alivio presidencial, la noche del viernes fue animada. Lacalle Pou llegó el viernes por la mañana y se guardó en la embajada uruguaya con Carlos Enciso Christiansen como buen anfitrión. Después de almorzar con viejos amigos, empresarios orientales residentes en Argentina, el mandatario saludó a los empleados de la delegación diplomática y del consulado. A la noche tuvo un gesto con Fernández: se presentó en Olivos con un blend de la bodega Juanicó en la mano, como si visitara a un amigo. Eligió el vino entre los mejores y más tradicionales del Uruguay, de la Familia Deicas, con cepa tannat y un poco de merlot y marselan. El encuentro fue distendido, a pesar del entredicho durante el aniversario del Mercosur, día en que Lacalle Pou reclamó una charla presencial para discutir acuerdos con nuevos mercados en lugar de ese acto por Zoom. Aquella mañana terminó con el enojo de Fernández. "Si somos un lastre, pueden salir", había dicho. Esta vez, acordaron mantener abierta la puerta del diálogo. Tras el postre, Lacalle Pou se fue de Olivos a Aeroparque y, pasada la medianoche, cruzó sobre el cielo del Río de la Plata de regreso a su país.
Menos amigable se desarrolla la campaña cordobesa, donde Juntos por el Cambio tiene una interna dentro de otra interna. Todavía sin actividades definidas, Macri mandó en su nombre a Fernando de Andreis, su exsecretario General en la Presidencia, que tuvo intensa agenda con Gustavo Santos. En la semana, Mario Negri, precandidato a senador; Santos y Ramón Mestre, precandidatos a diputados de la misma lista, distribuyeron el mapa cordobés para la campaña. Mestre, exintendente capitalino, recibió encuestas que lo muestran recuperándose de la caída de su imagen tras la gestión municipal y la derrota local, por lo que aceptó concentrarse en el interior hasta las PASO y visitar una decena de pueblos por día. Como evita la Capital, fue sugestivo que los spot difundidos en la TV de la ciudad que ahora gobierna Hacemos por Córdoba no lo tuvieran como protagonista, y sí a Negri y a Santos. Circuló la versión de que fue obra y pedido del macrismo, lo que fue desmentido en el entorno del expresidente. "No se mete y menos contra Mestre", respondieron a Letra P desde el búnker del halcón mayor. Y señalaron que Mestre y De Andreis charlaron largamente en Marcos Juárez sobre la estrategia de campaña. Del mitin hay más de una versión, pero todas con el mismo pacífico final. El exintendente sabe que Santos es la apuesta de Macri para 2023, pero aclaró que no hubo una mano negra en su ausencia en el spot: fue culpa del Covid. Aislado como contacto estrecho, grabó sus partes más tarde, imágenes que se insertaron en otra versión del mismo video.

Manes en Tandil. La gran bestia pop.
La otra interna que arde es la bonaerense de Juntos. En ese espacio, Facundo Manes se entusiasma cada día más en las recorridas por el Conurbano bonaerense. Su fama como neurólogo lo antecede y termina convertido en un médico a domicilio. En La Matanza, charló con una mujer sin piernas que tejía gorros. Le compró uno de River. "Me tengo que operar", le contó un vecino. Manes preguntó quién lo atendía y, como el nombre del médico le resultó conocido, recetó mucha confianza. En Hurlingham, un remisero lo invitó a su casa para que viera a su hija enferma, entre otras cosas, de diabetes. Como no tenía remedios, el precandidato llamó a un médico conocido para que la ayude. Se relajó en Tandil, cantando un tema de los Redondos con un guitarrista callejero.
Un dato llamativo de otro radical: el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, finalmente desistió de la compra de vacunas chinas, contrato que promocionó a nivel nacional, porque ya tenía suficientes dosis en su provincia. "Las devolvió", indicaron a este medio cerca suyo.