Que Alberto Fernández y Axel Kicillof caminen hacia la reelección, cuando tienen la posibilidad legal de hacerlo, es lo que la lógica y la experiencia indican. Hay muchas posibilidades de que eso suceda. Sin embargo, en un país donde la dinámica política es voraz y frente a la incertidumbre respecto de cómo la pandemia dejará parado a cada dirigente, las especulaciones corren. Ante la chance de que el Presidente no sea la mejor opción para el oficialismo en 2023, otros nombres ya circulan en las mesas de rosca del Frente de Todos. Uno es el del titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, una especie de segundo muleto K, como cuenta Marcelo Falak en La quinta pata de este domingo. Otro es el del gobernador de Buenos Aires. ¿Por qué? Los argumentos varían, pero coinciden en el diagnóstico: si hiciera una buena elección en 2021 y una buena gestión en la provincia, sumado a que es el favorito de Cristina Kirchner, sus acciones crecerían y lo convertirían en presidenciable.
Nadie se anima a descartar al gobernador de la nómina de posibles aspirantes a la Casa Rosada en 2023 ante un eventual corrimiento de Alberto Fernández. “Por supuesto que Axel es una de las opciones”, aseguran en La Plata y destacan, principalmente, la cercanía del mandatario bonaerense con la vicepresidenta. Como contó Letra P, Kicillof sigue siendo, informalmente, su ministro de Economía, su principal asesor en ese terreno.
“Claramente, Cristina preferiría un Kicillof de presidente a un Massa”, le dice a este portal un dirigente peronista de la provincia, pero aclara que esa decisión no va a depender únicamente del deseo de la expresidenta, sino, también, de las necesidades del espacio en ese momento. "Quien sea tiene que ser porque es el mejor candidato para ganar; eso Cristina lo entiende así y lo dejó demostrado en la última elección”, advierte.
Si bien durante todo el primer tramo de su mandato Kicillof se destacó por estar dedicado casi exclusivamente a la gestión -evitó la rosca y las internas del peronismo-, esa actitud parece haber comenzado tímidamente a mutar. El gobernador no sólo participa, sino que es anfitrión y se sienta en la cabecera de la llamada "mesa de los lunes", las reuniones que mantienen semanalmente los principales dirigentes del Frente de Todos en La Plata para discutir política y gestión.
También, el rol que jugó en la arena nacional con la pelea entre Martín Guzmán y Federico Basualdo por las tarifas, que se cerró con una reunión cara a cara entre el gobernador y el ministro de Economía, lo pusieron en el centro de un escenario más grande, más aún cuando se impuso su postura por sobre la del (ex) superministro de Alberto Fernández. Kicillof entró a la rosca de la superestructura.
Hay, en la política bonaerense, una incipiente sensación de un gobernador con intenciones de conducir el FdT en la provincia, de construir un liderazgo político que trascienda la jefatura institucional. Dirigentes del espacio comienzan a dudar de esa idea instalada de que Kicillof no tendrá incidencia en el armado de listas y de que lo arreglan “con algún legislador”. “Empieza a sonar que va a pedir por varios nombres”, dice un legislador a Letra P con preocupación por la repartija de bancas entre demasiados sectores. El suspendido desembarco de Máximo Kirchner en la presidencia del PJ bonaerense abona la idea de un Kicillof más jefe político que simple administrador de los asuntos del Estado provincial.
Este viernes, al anunciar la firma de un convenio para la compra de diez millones de vacunas con un laboratorio indio, el gobernador volvió a mostrar perfil nacional. “En base a nuestras convicciones y valores, todas las vacunas que podamos conseguir serán puestas a disposición para su distribución equitativa entre todas las provincias de la Argentina”, dijo. En la provincia “no somos mezquinos, somos solidarios y federales”, abundó.
En este escenario, empiezan a aparecer soldados para la causa, aunque sean soldados que, con esa causa, potencian la propia. Uno de ellos es Sergio Berni. Desde su entorno, afirman que, bajo la jefatura de CFK, el ministro de Seguridad “todo lo que haga va a hacerlo con Kicillof” y hasta hablan de una construcción territorial del “kicillofismo bonaerense”. Si bien a nadie le escapan las aspiraciones propias de Berni, hay quienes leen la movida como un pedido de la expresidenta para reforzar el armado del gobernador con miras a futuro.
En medio de las especulaciones, hay coincidencia en un punto: lo que pase en 2023 va a estar determinado en gran parte por los resultados de la elección de medio término y por cómo queden paradas las figuras del Frente de Todos – y de todo el arco político - una vez que pase la pandemia. “El resultado de esta elección va a tener un peso muy importante. Después de noviembre, quedará configurado el mapa político y un nuevo escenario en los posicionamientos nacionales y provinciales. A partir de ahí se podrá empezar a pensar hacia adelante, pero por supuesto que Axel es una de las opciones”, advierte una fuente del ¿kicillofismo?
Más allá de su cercanía con Cristina Kirchner, a Kicillof le reconocen la campaña y el posicionamiento que logró en 2019. “Entendió la coyuntura y supo cómo llegar a la gente. Si no lo hubiera hecho, tal vez no hubiera sido el candidato por más favoritismo que tuviera con CFK”, afirma un funcionario del gabinete bonaerense, aunque reconoce que últimamente perdió parte de esa conexión y deberá recuperarla si quiere hacer una buena elección este año y posicionarse para 2023 como un actor central de la discusión en el oficialismo.