GUSTAVO BELIZ

El misionero del consenso

Pese a la crisis y la grieta, uno de los hombres más cercanos a Fernández se pone al hombro la quimera del largo plazo y encabeza el Consejo Económico y Social.

Silencioso y discreto en su tarea, de bajísimo perfil, más de un año después del desembarco del Frente de Todos en la Casa Rosada, Gustavo Beliz, hombre clave en la mesa chica de Alberto Fernández, saldrá a la cancha pública por primera vez este viernes para presentar el Consejo Económico y Social, una singularidad en la política argentina, en cabeza de un dirigente poco convencional.

 

Después de varios meses de trabajo a puertas cerradas, Beliz dará detalles sobre el funcionamiento del Consejo este viernes al mediodía en el Centro Cultura Kirchner (CCK), acompañado por el Presidente, parte del Gabinete y los 30 elegidos para formar parte del organismo, representativos de diferentes sectores sociales. La convocatoria no incluirá a dirigentes políticos, aunque en el Gobierno prometen una convocatoria “amplia” en términos ideológicos.

 

“Para representación política está el Congreso”, explican en la mesa chica del Presidente. El Consejo promete ir por otro carril, con debates a mediano y largo plazo que dejen fuera de la cancha los temas de la agenda urgente y las cuestiones coyunturales. La interacción con la política se dará a través del diálogo con el Presidente y las 24 provincias, a través del dirigente que cada gobernador o gobernadora designe como enlace con el organismo.

 

El objetivo que Beliz plantea puertas adentro es más que ambicioso: “Cambiar la cultura política argentina”. En la práctica, la traducción implica la emisión de dictámenes formados en base a datos científicos y precisos, el intercambio maduro de ideas, el diálogo franco y con distintas miradas, que pueda pensar la Argentina futura. Algo que en la política atenta a resolver las urgencias parece difícil de imaginar. El Presidente pone todas sus expectativas en el lanzamiento. "Alberto está muy entusiasmado. Quiere que esto funcione y tiene toda la confianza en Gustavo", dicen en el entorno presidencial. 

 

Según pudo saber Letra P, el organismo dividirá su trabajo en cinco áreas: productiva y de integración social, de medio ambiente y cambio climático, futuro del trabajo y cambios tecnológicos, comunidad de cuidado e institucionalidad estatal y fortalecimiento. Los debates en cada área se harán en mesas de trabajo plurales, integradas por los 30 miembros. En total, habrá 25 comisiones, y, en un principio, habrá un cupo femenino con un piso del 30 por ciento, con “intención de buscar la paridad”, en la medida en que cada sector pueda proponer la integración de mujeres.

 

A futuro, también se buscará la incorporación de la mirada de los diferentes credos. Beliz entiende que las religiones tienen mucho que aportar al debate porque Argentina es ejemplo mundial de convivencia y amplitud religiosa. Será una de los ejemplos de “prácticas positivas” que el país puede mostrar y que el Consejo podrá tomar como modelo para apalancar otros debates.

 

“Siempre es oportuna la posibilidad de hacer las cosas bien”, dice Beliz citando a Nelson Mandela cuando le consultan sobre cómo resultará el intento. Metódico, ordenado, el secretario de Asuntos Estratégicos comenzó a trabajar sobre el detalle de la organización del Consejo a mediados del año pasado, aunque la idea de su integración estuvo presente en sus primeras charlas con Fernández cuando se reencontraron, en 2019, después de años de distanciamiento. 

 

En el exilio político desde 2004, cuando tuvo que renunciar a su cargo como ministro de Justicia del gobierno de Néstor Kirchner tras haber mostrado en televisión la foto del legajo policial de Antonio “Jaime” Stiuso, exdirector de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Beliz volvió a la política “por confianza” en Fernández, a quien conoce desde hace más de dos décadas.

 

Ya en campaña, empezó a trabajar sobre un plan de “reformas del Estado", el diseño de “políticas estratégicas de largo plazo” y habló con Fernández sobre la necesidad de armar un Consejo Económico y Social que pudiera pensar la Argentina a largo plazo. En los despachos de la Casa Rosada dicen que si algo lo trajo de vuelta a la política, fue la idea de armar un organismo como el que el presidente Fernández le encargó crear. En el camino, consultó a embajadores de países que tienen consejos económicos activos, como los Países Bajos, Portugal, Bélgica y Alemania. El Presidente hizo lo suyo en una conversación con Emmanuel Macron, a quien le consultó por la experiencia francesa. Beliz también buscó el apoyo de Naciones Unidad, la OIT y la CEPAL. Todos darán apoyo y acompañamiento metodológico al nuevo organismo argentino, que tendrá un modelo sui generis.

 

Instalado en la Casa Rosada, en un despacho ubicado a pocos metros del Presidente, mantuvo hasta ahora un bajísimo perfil, sin contacto con la prensa ni voceros. A tono con sus instrucciones, su equipo también trabaja con la misma discreción. 

 

Su injerencia en el Gobierno es clave. Beliz actúa como enlace con empresarios y la Iglesia, e interviene en la relación con Estados Unidos. Por su oficina pasan todos los contratos que el Estado cierra con organismos multilaterales de crédito, con quienes tiene vínculo directo y fluido. La fama de honesto que se ganó cuando dejó el gobierno de Carlos Menem, espantado ante el “lodazal de la política”, y que le valió el mote de “zapatitos blancos”, lo erigió como autoridad interna en temas de transparencia.

 

Ahora, más de un año después de la llegada del Gobierno a la Casa Rosada y 17 años después de su última gestión pública, volverá a salir a escena como un misionero del consenso para abrir el diálogo a largo plazo en medio de la dinámica política local fagocitada por la grieta.

 

Karina Milei y Santiago Caputo.
Javier Milei y Cristina Fernández de Kirchner.

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