POR QUÉ Y PARA QUÉ

Macri vuelve

Cree que solo CFK está a su altura y ve débil al Presidente. Rodeado de leales que lo necesitan, no descarta nada. Para las palomas PRO, es un jarrón chino.

Porque ve al Gobierno débil y siente que el fracaso general lo beneficia, porque quiere subirse a las manifestaciones de la oposición rabiosa, porque ve a Horacio Rodríguez Larreta creciendo en las encuestas, porque quiere anticiparse al libro de investigación que muestra la verdadera cara del clan familiar, porque sigue envenenado en el rencor, porque quiere ser reivindicado y sólo él es capaz de hacerlo como cree merecerlo. ¿Por qué Mauricio Macri sale a hablar ahora con un discurso que casi no se diferencia del que tenía cuando se quedó sin reelección es materia de opinión y debate en el gobierno, la oposición y el Círculo Rojo? Sólo el egresado del Cardenal Newman y su círculo de feligreses lo sabe. Para un gobierno que no tiene buenas noticias para dar, es motivo de festejo y, para la oposición, que sigue dividida en por lo menos dos alas, es un elemento que renueva la tensión. A la inversa, tal vez no mueva el amperímetro de la mayorías que siguen concentradas en cómo sobrevivir a una economía estrangulada producto de la pesada herencia, la pandemia y la falta de dólares.

 

La historia oficial dice que Macri tenía una pila de pedidos para hacer entrevistas y decidió que era el momento de salir ahora, con una aparición en el Grupo Clarín con Joaquín Morales Solá, una entrevista en Infobae con Roman Lejtman y Mariano Thieberger, una en La Nación con Pablo Sirven y una en América 24 con Jonatan Viale. De larga relación con la mayoría, Macri los atendió a todos en su casa de Acassuso.

 

El equipo de comunicación que integran el exsecretario general de la Presidencia Fernando De Andreis, el exsubsecretario de Comunicación Pública Gustavo Gómez Repetto y la exdirectora general de Discurso Julieta Herrero decidió que era el momento y definió los criterios en una tarea que, dicen, no les resultó sencilla.

 

 

EL ÚNICO LÍDER. Sin Marcos Peña y sin Jaime Durán Barba, Macri se quedó rodeado de un grupo de incondicionales que siguen dependiendo de él y le tienen la mayor de las estimas, una consideración que contrasta fuerte con el grupo de dirigentes que tomó distancia del expresidente y lo advierte extraviado por completo en política. Uno de los exfuncionarios que trabajó con Macri hasta el último día y mantiene un diálogo habitual con él trazó ante Letra P un panorama que choca fuerte con la visión que existe al otro lado de la polarización y entre las palomas de Juntos por el Cambio.

 

Aferrado a la grieta, Macri se para todavía como el único líder de la oposición y se considera todavía el dirigente político más importante del país junto con Cristina Fernández de Kirchner. Por haber sido presidente y por haber obtenido el nivel de votos que tuvo pese al desastre económico de su gestión, piensa que el 95% de las figuras que el sistema político ofrece en la actualidad está por debajo de su peso específico. Por eso, aseguran, busca pararse por encima de la dirigencia de Juntos por el Cambio y “ordenar” a una camada de dirigentes que aparece dividida en dos facciones. El ingeniero dice en privado que, hoy por hoy, no hay nadie que haya hecho mérito suficiente para ocupar su lugar y ser candidato a presidente. “Todos los demás quieren llegar al lugar donde él estuvo y él estuvo sin que nadie lo pusiera”, dicen en el corazón del PRO línea Mauricio.

 

Aferrado a la grieta, Macri se para todavía como el único líder de la oposición y se considera todavía el dirigente político más importante del país junto con Cristina Fernández de Kirchner.

Macri envía señales contradictorias sobre su futuro mediato y eso también es motivo de confusión para la oposición. Deja trascender que no quiere ser presidente a toda costa, pero está a punto de presentar un libro que se llamará “Primer Tiempo”, contó con la colaboración de los leales Pablo Avelluto y Hernán Iglesias Illa y sostiene la tesis de que la Argentina es como Boca: le dará una revancha. Sus colaboradores más estrechos admiten que el expresidente entiende que es un error cerrar la puerta de una nueva candidatura antes de tiempo. En palabras de uno de sus discípulos: “Si te automarginás, la política argentina te lo cobra caro”.

 

Macri regresa a la escena local y deja de lado sus apariciones restringidas a los foros globales del liberalismo duro justo cuando Alberto Fernández cae fuerte en las encuestas, se quiebra la alianza del Presidente con Rodríguez Larreta y la oposición rabiosa se adueña de la coyuntura. La desintegración del “trío pandemia”, como lo llaman con desdén a su lado, generó un fuego cruzado que le permitió a Macri salir del aislamiento absoluto y comprobar con satisfacción que la confrontación entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio comenzaba a excederlo.

 

En TN, Macri hizo una mención ambigua al jefe de Gobierno porteño y dijo que sentía “alegría” de verlo en su “primera experiencia” por fuera de su “paraguas”, algo que no cayó bien en Parque Patricios, primero, porque Macri no coordinó su reaparición con Larreta y, segundo, porque lo puso en un lugar de subordinación. Sin embargo, como ya se publicó en Letra P, los socios fundadores del PRO municipal están destinados a entenderse de alguna manera hacia adelante. La rara “autocrítica” de haber tercerizado su vínculo con el PJ en los “filoperonistas” Rogelio Frigerio y Emilio Monzó dejó a todos disconformes: provocó la solidaridad pública de Diego Santilli con los bomberos de la gestión amarilla y causó enojo en los halcones alineados con Patricia Bullrich, que se quejan de que les dio visibilidad a dos políticos que hoy aparecen en segundo plano, por fuera de las internas más duras de la opo.

 

 

 

EL MACRI TORPE. Para la línea moderada que quiere ir en busca de los votos del centro, la visión es exactamente opuesta: Macri hizo una reaparición “torpe” que lo muestra en su estado primitivo sin el asesoramiento de Peña y con un discurso que lo deja lejos de su antigua aliada de hierro, Elisa Carrió, que ahora, en línea con la prédica de Larreta, pide no extremar posiciones y cuidar la gobernabilidad. Desde esa perspectiva, el residente que dejó recesión, inflación récord, pobreza en ascenso y deuda monumental hoy está rodeado de un club de aduladores que no le discute nada y sigue viviendo de las regalías del team leader del PRO. Murió el producto “Mauricio” que había creado Durán Barba y ahora el que habla es el verdadero Macri, desatado y sin anestesia.

 

El grupo en el que se ubican, con matices, Larreta, Santilli, Monzó, Frigerio, Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal y Martín Lousteau vive con fastidio la reincidencia de Macri, pero las opiniones no son homogéneas. Hay quienes creen que el ingeniero se hace “daño” a sí mismo porque se nota que vuelve motivado por los celos y el rencor, pero no altera el escenario político ni los planes de los demás. Sin embargo, están también quienes creen que la permanencia del egresado del Cardenal Newman introduce la contradicción en la casa amarilla del PRO y obliga a Larreta y Vidal a sentar ahora una posición más clara de diferenciación con respecto al pasado que encarna Macri. En su intento de hacer un difícil equilibrio, el jefe de Gobierno planteó en IDEA que hay que alejarse de la grieta, pero dijo al mismo tiempo que la unidad de la oposición está asegurada. De acuerdo a quienes ven un problema creciente, Macri aleja a Larreta de su objetivo político y su oposición dura se torna incompatible con la búsqueda del centro que predica el alcalde. “El tema es quién lo pone a Mauricio en su lugar”, le dijo a Letra P uno de los políticos que tomó distancia de su exjefe.

 

 

 

EL JARRÓN CHINO. El dilema más grande lo tendrá el amigo Horacio y su estilo de no confrontación deberá revalidarse en la negociación interna con Macri, primero, para conseguir el lugar de presidenciable que pretende y, después, para que el discurso agrietado del ingeniero no se trague a JxC. Hay distintos criterios entre las palomas: hay quienes creen que Larreta es un profesional que sabe entenderse como nadie con Macri y quienes piensan que está obligado a asumir otro papel para saldar la interna con un parricidio político al estilo del viejo peronismo. Nadie apuesta que el expresidente ceda su lugar con generosidad, porque es una característica ausente en su genética.

 

El escenario es contradictorio porque, si Macri tiene demasiado protagonismo, arruina la venta de futuro que necesita la oposición. Pero, si la dirigencia que ayer fue subordinada suya hoy lo aísla demasiado, lo empuja a volver a la batalla electoral o a empoderar con un dedazo a Bullrich, la candidata que sigue creciendo en las encuestas.

 

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Acompañado del ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, el gobernador Maximiliano Pullaro recibió los 80 móviles enviados por Kicillof.

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