Hubo un almuerzo, varias llamadas por teléfono y un pedido. Horacio Rodríguez Larreta le dijo a Marcos Peña que lo quiere cerca de su gobierno y su proyecto presidencial. La invitación tuvo respuesta inmediata: el exjefe de Gabinete es desde ahora asesor del jefe de Gobierno y el puente sobre el que se afirma la paz con Mauricio Macri, que, desde Francia, sigue marcando el pulso del PRO y de Juntos por el Cambio (JxC).
El exministro coordinador y cerebro de la campaña de Cambiemos no estará en el organigrama porteño ni cobrará sueldo. Es una asesoría externa y ad honorem que ya se puso en práctica y arrastra interrogantes en el seno del PRO. La presencia de Peña en la órbita larretista no implica un alejamiento de Macri, más bien todo lo contrario. Rodríguez Larreta acerca posiciones con Peña, con quien tuvo diferencias y cruces desde la fundación del partido amarillo, como prenda de paz con el expresidente.
Peña eligió mantenerse a un costado del armado opositor desde la salida del gobierno. Si bien no tiene intenciones de disputar ni de volver a la primera plana, hoy vuelve a estar cerca de Macri. De hecho, como contó Letra P, sus principales colaboradores orbitan al expresidente y pululan por el PRO de Patricia Bullrich, que hace lo imposible por dejarlos fuera de toda mesa de decisión. Su entorno lo empuja a un compromiso mayor con una candidatura legislativa, pero él frena cualquier especulación. Ahora, está cómodo en su rol de intermediario entre Macri y Larreta, al tiempo que aconseja al jefe de Gobierno en términos estratégicos.
Desde el ostracismo autoinfligido que cumplió a rajatabla tras la derrota electoral, Peña se encargó de recuperar los lazos con antiguos compañeros de gabinete. Habló con varios exministros del equipo macrista y hasta sugirió que le señalen críticas a su gestión como jefe de Gabinete y de la campaña 2019.
En ese raid de mensajes y llamados, se agregaron dos nuevos. Peña retomó el diálogo con Rogelio Frigerio y con Emilio Monzó. Con el primero siempre tuvo una relación con altibajos, mientras que con el expresidente de la Cámara de Diputados convivió en tensión durante los cuatro años de Macri en la Casa Rosada.
A Peña aún le queda recomponer el vínculo con María Eugenia Vidal. No le será fácil, pero tiene el aval de Rodríguez Larreta para transitar entre los distintos campamentos del frente opositor y solidificar la unidad. En el almuerzo que compartieron en junio, el propio Peña le blanqueó al jefe de Gobierno que trabajaría "desde afuera" y sin mayores aspiraciones para garantizar la subsistencia de Juntos por el Cambio. Allí también estrenó su rol de asesor externo y repasó con Larreta algunos detalles de su posicionamiento, desde su vínculo con Alberto Fernández por la pandemia por coronavirus hasta su futuro como referente opositor.
Por otra parte, el jefe de Gobierno está convencido de que Peña sigue siendo el único a quien el expresidente escucha y confía a ciegas. En el imaginario larretista, solo el exjefe de Gabinete puede moderar a Macri y evitar una grieta interminable en Juntos por el Cambio entre dialoguistas y abonados a la grieta con el peronismo, un escenario que pondría en jaque el plan de Rodríguez Larreta de llegar a 2021 con un frente opositor que contuviera a Patricia Bullrich, Monzó y el peronismo no incorporado al Frente de Todos.
Por ahora, el expresidente sigue la línea de la jefa PRO y reivindica su línea discursiva de mediados de 2019, cuando se quitó la mordaza de Marcos para radicalizar su campaña y agrietar la disputa electoral con el peronismo.