La Unión Cívica Radical (UCR) rompió lazos con el PRO tras la derrota en las PASO del 11 de agosto. No en lo formal, pero sí en lo gestual: los gobernadores radicales se encerraron -aún más- en su provincias y se alejaron de la Casa Rosada y las directrices oficiales sobre el proselitismo, aunque un sector del partido hará campaña por Mauricio Macri y se abroquelará tras el operativo remontada histórica. Con el futuro de Juntos por el Cambio en análisis, la tensión interna amenaza con quedar al descubierto y afloran los tironeos de las distintas tribus radicales por la conducción del partido.
La presidencia de la UCR se renueva a fin de año y los distintos popes se lanzan a una disputa que crece al calor de la debacle electoral de Cambiemos: el radicalismo perdió el dominio de cinco ciudades capitales, como Santa Rosa, Santa Fe, Córdoba, Paraná y Neuquén y, también, fue derrotado en todas las provincias en las que compitió por la gobernación, a excepción de Jujuy. Desde la provincia norteña, el gobernador Gerardo Morales se anota para presidir y choca con el mendocino Alfredo Cornejo, que este domingo defiende Mendoza (el candidato, su delfín, es Rodolfo Suárez) y jugará esa carta, además de hacer campaña marcando que es el radical “más opositor” a Balcarce 50. Esa bandera la postula en obvia alusión al santafecino José Corral, caracterizado por sus pares como el más cercano a Macri y al jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Desde la UCR porteña, que conduce Guillermo de Maya, hacen gala de su oposición al macrismo, sostenida durante todo el mandato de Cambiemos, aunque sublimada tras el acuerdo entre Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau en la Ciudad de Buenos Aires. Enrique "Coti" Nosiglia y Emiliano Yacobitti, caciques del radicalismo porteño, buscan el control del radicalismo nacional.
En esa disputa también talla Daniel Angelici, que mantiene su alianza con Nosiglia en el radicalismo capitalino y está dispuesto a encolumnar sus alfiles para que la UCR porteña tome el control. Son las primeras ideas de un acuerdo que aún está verde y debe atravesar una prueba de fuego: el debate por la conducción local ente nosiglistas y angelicistas y el desembarco ¿conjunto? en la Legislatura porteña.
Morales no juega solo: desde el Senado, cuenta con el aval del formoseño Luis Naidenoff, actual jefe del interbloque de Cambiemos en esa cámara. Cornejo se ilusiona con la jefatura de los diputados radicales y con mantener el control del partido, pero Mario Negri mantendrá la pelea por ese sitial. Ante este panorama, Morales, Cornejo y Nosiglia tensan por el control partidario y parlamentario.
El interés de Morales por conducir el partido tiene, también, una explicación local. El jujeño busca robustecer su poder institucional para lo que considera -con temor- una “avanzada total” del peronismo. “Ganan y me la sueltan a (Milagro) Sala. Me tengo que ir corriendo al monte”, soltó el gobernador en la última reunión de los popes de la UCR en el Comité Nacional. Esa tarde hubo un duro intercambio de pareceres entre las distintas alas del radicalismo. Morales y Cornejo acababan de recibir el golpazo del triunfo de Fernández en sus provincias.
En el Senado, Naidenoff compite con la tríada Eduardo Costa (Santa Cruz), Julio Cobos(Mendoza) y Silvia Elías de Pérez(Tucumán), que empujan Cornejo y Nosiglia.
Otro de los que se anota en el sector crítico al PRO es Ricardo Alfonsín, que desde la provincia de Buenos Aires martilló con una ruptura con el macrismo incluso antes de la Convención Nacional que dictaminó mantener a la UCR en Cambiemos. El ex diputado nacional, a raíz de la derrota de María Eugenia Vidal y Daniel Salvador en la provincia de Buenos Aires, toma vigor en territorio bonaerense.
Desde el sector de Nosiglia hubo reiterados llamados para "contenerlo" y evitar que sulfure en público contra Macri y Cambiemos, tras las elecciones primarias. Hubo un pre-acuerdo para trabajar en la configuración de un post Cambiemos, el futuro del radicalismo nacional y un compromiso: Alfonsín se mostrará con Lousteau en las próximas horas, en señal de apoyo a su candidatura a senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires. En rigor, el radicalismo porteño teme por una fuga de radicales díscolos hacia las costas del Frente de Todos.
En paralelo, y sumando leña al fuego, Alberto Fernández se mostrará este lunes con los radicales vinculados al kirchnerismo que se agrupan en el Movimiento Nacional Alfonsinista. Allí militan el diputado nacional Leopoldo Moreau y el legislador porteño Leandro Santoro, que también harán público su apoyo al candidato a jefe de Gobierno del Frente de Todos, Matías Lammens.