NOVENA SECCIÓN

El Plan Canje de Larreta

Arrima a Vidal a la Ciudad y manda a Santilli a la gigantesca provincia. Cuña en el corazón del dorreguismo municipal y riña en puerta con Lousteau.

Sentado frente al tablero de ajedrez político, Horacio Rodríguez Larreta sueña con un enroque entre la dama y el alfil en el arranque de la partida electoral. Como en el juego, tiene más chances de ganar quien logre visualizar con anticipación la mayor cantidad de movimientos, y el tándem que conforman el jefe de Gobierno porteño y la antecesora de Axel Kicillof proyecta el cambio de figuritas con la mirada puesta en el segundo tiempo, que se juega en 2023. El Plan Canje del porteño es mandar a María Eugenia Vidal a competir por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a Diego Santilli, por la gigantesca provincia del mismo nombre. A priori, la movida prevé seguros beneficios, pero, también, genera discordias a un lado y al otro de la avenida General Paz.

 

Aunque pasible de cambios, el plan comenzó a ejecutarse en el amanecer de 2021. El 21 de enero, el vicejefe de Gobierno desembarcó en el municipio amigo de Lanús, que gobierna Néstor Grindetti, uno de los cuatro fundadores del Grupo Dorrego que trabajan en la consolidación de un proyecto de identidad bonaerense. Santilli llegó con cinco patrulleros bajo el brazo y con el discurso de la seguridad como política federal. Fue en el marco de un convenio que la Ciudad también tiene con otros distritos, como La Plata, donde 45 días después también entregó móviles y se sacó la foto con el macrista Julio Garro.

 

Montado al discurso de la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico, una de las banderas que plantó Vidal, El Colorado se abre paso en Buenos Aires acompañado de Cristian Ritondo, ministro de Seguridad bonaerense durante los cuatro años de Cambiemos en el poder. La idea es bajar a la provincia al menos una vez por semana, pese a la atención permanente que le demanda la gestión por la pandemia de coronavirus, que lo tiene como unos de los actores estelares junto al ministro de Salud,  Fernán Quirós.

 

Mientras la tropa variopinta bonaerense de la alianza espera que se pronuncie para ordenar candidaturas, Vidal continúa orejeando la baraja. En su campamento dicen que no necesita ser candidata, pero piensan lo contrario. Cuatro años sin cargo es una eternidad, no puede darse el lujo de dejar que se desvanezca su capital político –y ser blanco del fuego amigo del ala dura PRO– por falta de acción. Le cierra volver al útero porteño, donde –creen– no tendría competencia. Abona a ese plan su temor a un fracaso seguro frente al peronismo unido si va de candidata a diputada por la provincia. Quiere evitar los titulares en la prensa de tres derrotas consecutivas, contando las de las PASO y las generales de 2019. La ventaja que le da el corrimiento del calendario electoral es inversamente proporcional a la incomodidad que genera su indefinición en el ala más radical del intendentismo, que encarna Jorge Macri.

 

Con la puerta abierta por la derrota y con la velocidad de un rayo, Macri avisó de sus intenciones cuando Vidal aún no había llamado al flete de mudanzas para desalojar el edificio de la gobernación. Plantó la bandera de la horizontalidad y comenzó a construir el dorreguismo junto a Grindetti, Garro y Diego Valenzuela. Las bases de ese acuerdo son compartidas pero las aspiraciones de sus integrantes, de diferentes alcances. Critican el origen de Santilli y desde la Ciudad les retrucan con el origen de Vidal.

 

En el amanecer de este año electoral y pese a la pandemia, el primo del expresidente comenzó a fatigar las avenidas del conurbano y las rutas del interior en la construcción de un liderazgo que lo depositara en el centro de la escena. El operativo expansión incluye, en lo que va de 2021, la visita a 25 municipios del AMBA y del interior, donde se reunió con jefes comunales o dirigentes de la oposición dependiendo del color político de la conducción local, y recorridas por espacios productivos, comercios y barrios de vecinos de a pie. Maridó esas rondas con exposición en medios de comunicación de alcance nacional y el acompañamiento permanente de su eventual sucesora en los actos en Vicente López. Jorge está en campaña y no piensa parar.

 

En el edificio de Uspallata descuentan que el vicentelopense se mantendrá en su postura, por lo que no descartan una gran interna con todos adentro. En ese esquema, se entusiasman con meter en esa bolsa a dirigentes de expresiones liberales que hoy están afuera de JxC, como José Luis Espert, quien ya avisó que no cuenten con él. Como sea, sin prisa pero sin pausa, trabajan para horadar el sostén territorial de Macri para obligarlo a bajarse de la contienda. A movidas como el nacimiento de La Territorial, difícil de explicar por fuera de la disputa entre el vidalismo y jefes comunales, le sigue un trabajo hormiga sobre intendentes y dirigentes de segunda línea con despachos en municipios del conurbano y del interior. Creen que, llegado el momento, las encuestas inclinarán la balanza y cantarán “Colorado el 23”.

 

Las sospechas son fundadas: las mediciones que semanalmente encarga Larreta muestran a su enviado por encima de los demás competidores en territorio bonaerense, a excepción de Vidal, claro. Lo saben los intendentes, quienes, previsores, avisan y garabatean: “Estamos bien con Santilli, lo que no queremos es la imposición. Que venga y se cuadre a nuestro armado; después vemos quién va en función de lo que sea mejor para el espacio”.

 

Un desembarco de Vidal en la Ciudad le agita el avispero a Larreta y le complica la alianza estratégica que tiene con el senador nacional Martín Lousteau. El líder de Evolución mantiene los pies dentro del plato de JxC con la ambición de suceder al alcalde en 2023, pero la llegada de la exgobernadora al Congreso en representación del distrito capital la pone automáticamente en carrera por ese sillón. En el vidalismo, no obstante, se desangran en esfuerzos por vender anticipadamente una carrera presidencial de Mariu que la enfrenta a su padre político. Falta mucho tiempo para eso, pero falta muy poco para ejecutar la movida previa de las elecciones de medio término. Ahora, Larreta sueña con el Plan Canje. Después se verá.

 

Axel Kicillof, en la marcha del 24 de marzo.
Javier Milei, dispuesto a jugar a fondo contra las provincias.

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