Patos criollos

Si fuese fútbol, sería lícito sospechar que el Gobierno está yendo para atrás. O acaso sea una decisión estratégica: tirarse toda la tierra encima posible ahora, bien antes de las elecciones, con la gente distraída en sus merecidas vacaciones o abombada por el calorón de enero.

 

Las conjeturas parten de la sucesión de malas noticias que el macrismo ha producido -los daños que se ha autoinfligido- en el arranque del año que tiene en octubre una parada electoral determinante:

 

Opción A: si el oficialismo saliera bien parado, habría comprobado que la expectativa de cambio no se ha agotado aún a pesar de que -hasta ahora- el cambio ha supuesto más recesión, más inflación, menos consumo, menos trabajo y más pobreza y baja sensación de mejora en terrenos en los que el frente Cambiemos había prometido mucho: seguridad y lucha contra la corrupción. Y, entonces, quedaría habilitado a proyectar la extensión –hasta 2023- del proceso político que inició el 10 de diciembre de 2015.

 

Opción B: si perdiera, ya lo dijo el gurú de Banfield, Eduardo Duhalde: quedaría muy debilitado y vería convertido en una quimera el sueño de las reelecciones.

 

He aquí un repaso de las malas noticias que, además, el oficialismo expandió echando nafta al fuego con manejos torpes o temerarios en cada caso:

 

  1. El presidente Mauricio Macri pilotó desde su refugio en Villa La Angostura la crisis de gabinete que supuso la salida de su ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, y detonó una explosión de especulaciones y revelaciones sobre la ígnea interna del equipo económico –las internas ígneas son muy malas señales en gobiernos jóvenes. En rigor, el jefe de Estado echó a Prat Gay en 2016, pero justamente ése también es un dato que tributa a este repaso: en una muestra más de la sacralización del descanso que hace la alianza gobernante, el mandatario completó su licencia y recién puso en funciones a Nicolás Dujovne el 10 de enero. O sea: 15 días de acefalia formal en la cartera de Economía.
  2. El día 17, el Gobierno anunció, a través de su ministro de Energía, Juan José Aranguren, un nuevo golpe al bolsillo: la actualización del cuadro tarifario de la energía eléctrica y del gas, que se aplicará entre febrero y abril. Además, no desestimó nuevos aumentos en los combustibles.
  3. Esta semana, el Presidente emitió dos nuevos decretos de necesidad y urgencia. Uno, que modifica la ley de riesgos del trabajo. El otro, más (anti)popular: elimina los feriados puente que permitían mini vacaciones de cuatro días. Además del duelo por esos recreos que ya eran parte del patrimonio cultural de la Nación, una consecuencia más política: la queja de organismos de derechos humanos y sectores políticos opositores por la reducción de la jerarquía del Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia (el 24 de Marzo), que dejó de ser inamovible.
  4. Este miércoles, el fiscal federal Federico Delgado impulsó formalmente una investigación penal para determinar si el director de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, participó de la trama de corrupción que se investiga en Brasil con el nombre de Lava Jato. Concretamente, quiere saber si el funcionario, que es un íntimo del Presidente, recibió una coima de la constructora Odebrecht a través de un operador financiero ya condenado en esa mega causa. Otra vez las vacaciones sagradas: Macri no sólo no trajo de las pestañas al funcionario desde Trancoso, Brasil, para que explicara lo que pudiera explicar, sino que, además, lo cubrió poniéndole él mismo el cuerpo al rechazo a las acusaciones. Conclusión: Arribas tardó 13 días en responder a una denuncia grave y lo hizo el mismo día de la imputación. La noticia más importante, por supuesto, la dio el fiscal Delgado.
  5. En el mismo terreno de la (des)inteligencia, el Gobierno quedó sospechado de filtrar –por lo menos, de usufructuar en la prensa aliada- una escucha telefónica a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. No es cualquier gobierno: es el mismo que se inició con su cabeza, el presidente Macri, procesada en una causa por escuchas ilegales.

Mientras tanto, al oficialismo se lo nota complicado y aturdido para resolver un problema político serio: no tiene buenos candidatos para la provincia de Buenos Aires, la pelea de fondo de todas las elecciones. No tiene pesos pesados para subir a un ring que podría verse saturados de pesos pesados: del lado de afuera,  la propia CFK, Daniel Scioli, Florencio Randazzo, Sergio Massa y Margarita Stolbizer y, por adentro de Cambiemos, Elisa Carrió.

 

Por eso, los cráneos del oficialismo amagan con reversionar el eslogan que inventó el kirchnerismo que no digería a Scioli como candidato del Frente para la Victoria: de “El candidato es el proyecto” a “El candidato es el equipo”. Aunque, en rigor, la candidata será María Eugenia Vidal, que tampoco estaría colaborando mucho en este arranque de año.

 

La gobernadora bonaerense tomó la curiosa decisión de irse de vacaciones a más de 6.600 kilómetros de La Plata y no la corrigió siquiera con una tragedia en su territorio: un muerto y siete mil evacuados por las inundaciones en la localidad nicoleña de La Emilia. Por estas horas, en la Gobernación hay funcionarios hipersensibles que pierden la línea y se enojan con los carteros, acaso para evitar enojarse con su jefa, que es quien les causó tantos problemas en un mes que, se suponía, debería haber sido un trámite –podrían reprocharle, por caso, que no haya tomado debida nota de lo mal que la pasó su antecesor, Daniel Scioli, por hacer algo similar, a pesar de que ella misma lo había criticado por eso.

 

Lo cierto es que son horas aciagas para el Gobierno en el arranque del año electoral. Por eso, en los pliegues del oficialismo se escucha otra reversión: “Siempre nos quedará Clarín”.

 

Barrera, intendente de Gesell: Hay que eliminar las PASO y desdoblar las elecciones
Guillermo Montenegro y Ramón Lanús.

También te puede interesar