Elecciones 2017. Provincia BA

Vidal y más allá... la sequía

En una nota publicada el 14 de noviembre, Letra P revelaba el inmenso problema del PRO, sin candidatos propios competitivos para ir a las urnas. El salvataje económico a la gobernadora lo confirma.

El plan que, según pudo saber Letra P, testeará el PRO este verano como ensayo para medir fuerzas en la interna de Cambiemos con la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió (autora intelectual y socia fundadora incómoda del frente gobernante), es revelador sobre el desconcierto del oficialismo en el umbral de las elecciones legislativas de 2017, cuyo resultado es entendido como determinante para la suerte del proyecto que encabeza el presidente Mauricio Macri: un triunfo lo consolidaría y abriría un escenario favorable a su prolongación más allá de 2019; una derrota, en cambio, podría significar el principio de un largo y tortuoso proceso de agonía.

 

Como informó este portal el sábado pasado, el PRO, que hasta ahora ha mostrado como único dirigente lanzado al intendente de Vicente López y armador del PRO bonaerense, Jorge Macri, sacará a la cancha a la diputada nacional Gladys González. La legisladora tuvo un único minuto de relativa, módica fama con la detención del sindicalista Omar “Caballo” Suárez, un  affaire que, a su vez, gozó de fugaz presencia en los medios porque involucró a un personaje tan desconocido para el gran público como la propia candidata a candidata a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires.

 

 

O sea: el oficialismo pretende bajar a la indomable Carrió, estrella rutilante de las más taquilleras batallas mediáticas de los últimos 15 años, dirigente de casi inigualable nivel de conocimiento en la sociedad y arquitecta de la alianza oficialista, con una “cara nueva” ligada a la “lucha contra la corrupción”. Y, si acaso tuviera éxito en esa empresa tan romántica como –al menos en las primeras apariencias- naif, se abocaría a la aventura de subir a una novata desconocida a un ring –el de la tan mentada madre de todas las batallas, la que concentra el 40% del electorado nacional- que podría aparecer saturado por los pesos más pesados de la política nacional de la última década: Cristina Fernández de KirchnerDaniel ScioliFlorencio RandazzoSergio Massa y Margarita Stolbizer. Se trata de un lote de dirigentes que acarrean, en algunos casos, mochilas cargadas de imagen negativa. Los dos primeros soportan, además, el peso de la marcha –con difusión intensa y sostenida- de investigaciones judiciales en su contra por presuntas maniobras de corrupción. Como sea, todos ellos llevan nombres y apellidos definitivamente instalados en la opinión pública y, a pesar de sus bemoles, atesoran importantes niveles de intención de voto.

 

Como informó Letra P esta semana, un estudio de la consultora Analogías reveló que, en la provincia de Buenos Aires, CFK encabeza las preferencias como candidata a senadora nacional. Mientras se discute si debería o no estar presa por corrupta, la ex presidenta cosecha un 32,5% de intención de voto, en tanto Lilita, a quien el PRO quiere oponerle a González (el apellido no ayuda a Gladys), arranca la carrera con un crédito a favor de 25,5% de adhesiones.

 

Aun con una candidata consolidada y competitiva como Carrió –según sus números actuales, no en virtud del resultado de sus últimas presentaciones en las urnas, que fueron catastróficas-, el panorama no es alentador para la alianza PRO-UCR-CC cuando se miden espacios políticos. El Frente para la Victoria lidera la tabla de posiciones con casi el 30% de adhesión. Supera a Cambiemos, que reúne el 27,6%, y al Frente Renovador (la fuerza liderada por Sergio Massa), que llega a un 18,2%.

 

En tanto, un sondeo de Synopsis indica que la imagen positiva de la gestión de Macri es casi igual a la negativa (40% la primera, 38,6% la segunda). Y es amplio el universo de encuestados que hablan de un gobierno “muy malo”: 25,9%. Pero acaso los datos más significativos sean éstos: el 49,2% de los consultados cree que la situación económica del país es peor que la del año pasado y el 51,2% evalúa que su situación personal en ese sentido también es peor con respecto a 2015.

 

En este escenario complejo para el oficialismo, hay datos contundentes que ratifican los liderazgos de sus dos principales figuras. Una encuesta de Hugo Haime & Asociados señala que la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, es la dirigente con más alta imagen positiva, con nada menos que el 66,2%. Y Macri, casi al término de un año de ajuste duro, conserva un 53% de aprobación, aunque detrás de Massa (59,3%) y Stolbizer (55%), dos de los posibles habitantes de ese ring en el que cruzarán guantes pesados los contendientes de la pelea de fondo del año que viene.

 

Conclusiones:

 

  • El oficialismo entrará al proceso electoral con una economía en recesión –la reactivación se sigue postergando y todos los números duros siguen mostrando parálisis y hasta retracción- y la percepción mayoritaria de que las cosas van mal.
  • En un sistema político en el que hace rato se eligen personas y no partidos, el oficialismo tiene dos estrellas brillantes pero fuera de juego para este turno electoral, más allá de que, por supuesto, sin ser candidatos tendrán fuerte incidencia en el ánimo del electorado. Y, por fuera de esa dupla ganadora, casi que podría decirse que nada. Porque las últimas novedades reveladas por este portal no surgen de una originaria ponderación positiva de nuevos posibles postulantes –además de la diputada González, el gurú de la neurociencia Facundo Manes- sino del descarte de los primeros nombres lanzados al banco de pruebas. 

 

Hace un año, el PRO se alzaba con un botín de poder con el que no había fantaseado seriamente: se quedaba con la administración de los dos estados más importantes del país (el nacional y el bonaerense) y conservaba el control del distrito más rico (la Ciudad de Buenos Aires). Lo hacía gracias a la eficiencia electoral de sus dos figuras estelares, pilares de una fuerza que creció al calor, justamente, de la implosión del sistema de partidos. Ahora, en el umbral de las elecciones 2017, aparece atrapado en esa misma lógica, que amenaza con volverse un búmeran.

 

En cadena: Javier Milei le habló el país en el primer aniversario de su gobierno.
Javier Milei: cómo lo ven.

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