La UCR de La Pampa tendrá que subirle un cambio más a su discusión interna sobre el destino electoral frente a las elecciones 2025. El coqueteo entre Javier Milei y Mauricio Macri acelera un debate que se viene dando por debajo de la superficie, pero que más temprano que tarde obligará a jugar las cartas encima de la mesa.
El radicalismo pampeano tiene posicionamientos para casi todos los gustos y el tironeo va desde la posibilidad concreta de ponerse la peluca para arrimarse al fueguito del poder libertario, o pasarle el plumero a la vieja Lista 3 para competir sin socios.
El objetivo boinablanca en la elección de este año es sostener la banca que tiene en el Congreso. Marcela Coli concluye su mandato y pretende ir por la reelección, pero para nada tiene garantizado el consenso necesario para hacerlo. Divide aguas a razón de haberse en oposición a la gestión del gobierno nacional, hasta alinearse con Facundo Manes.
Pero además se aseguró el gobierno de decenas de intendencias, varias de ellas en los municipios más poblados de la provincia, y ratificó la importancia estructural de tener comités en la enorme mayoría de las más de 80 comunas pampeanas.
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El radicalismo de La Pampa analiza su próximo paso de cara a las elecciones.
Las jefaturas locales más importantes que ostenta el radicalismo son las de las sureñas General Acha (Abel Sabarots), Macachín (Martín Mujica) y Guatraché (Sergio Arrese); las norteñas Eduardo Castex (Mónica Curutchet) e Intendente Alvear (Agustina García) y la oesteña Victorica (Hugo Kenny).
El partido también afrontó costos el año pasado. Por un lado, en la elección nacional quedó pagando. Por otro, es un partido sin jefes. Su candidato a gobernador, Martín Berhongaray, que compitió muy a la altura de las circunstancias contra Ziliotto, dejó su banca en el Congreso y salvo alguna foto excepcional desapareció de la escena, como si hubiera preferido un año sabático de la actividad política.
También se reconfiguraron liderazgos: el exsenador Juan Carlos Marino y el exintendente de Santa Rosa Francisco Torroba asoman en retirada; y el senador Daniel Kroneberger juega sus últimos cartuchos.
Sectorialmente sobreviven dos espacios fuertes y más o menos consolidados, el Celeste y el Azul. Ambos tienen liderazgos, identidad e historia. También van diseñando un posicionamiento frente a lo que viene. Aunque además hay dirigentes “sueltos”.
Altolaguirre le abre la puerta a La Libertad Avanza
Será la Convención de la UCR la que defina cuál es su orientación, pero distintos sectores y dirigentes están orejeando posturas. El jefe del bloque legislativo, Poli Altolaguirre, abrió la puerta a una gran alianza que incluya a La Libertad Avanza, aunque más pensando en 2027 que en la legislativa.
La propuesta le dio de comer a la ironía peronista en las redes. El jefe del bloque del PJ, Espartaco Marín, tiró: "Más que radicales y PRO con peluca, es un tratamiento Hair Recovery completo". El ministro ziliottista de Conectividad y Modernización, Antonio Curciarello agregó: “es coherente, si Milei dijo que era un topo que venía a destruir el Estado y él, junto con su hermano (Leandro Altolaguirre), destrozaron la Municipalidad de Santa Rosa”.
En el fondo, Altolaguirre prefiere sostener la sociedad con el PRO, que ya tiene años de antigüedad y demostró andar sólido en la Legislatura provincial. El miércoles se juntó con su par del bloque amarillo, María Laura Trapaglia, para lamer algunas heridas de fin de año. La idea es imponer una misma agenda y compartir estrategias.
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Poli Altolaguirre, jefe del bloque legislativo de la UCR de La Pampa, le abre la puerta a LLA, convencido de que "soplan vientos de cambio".
La UCR también reivindica esa alianza porque le fue negocio en las internas. En la última, en febrero de 2023, Berhongaray (Celeste) derrotó muy claramente al diputado nacional Martín Maquieyra.
No tan Juntos por el Cambio
Las bases de Juntos por el Cambio están minadas y el flirteo de Macri con Milei puede empujar al partido amarillo a una alianza que en la provincia no suena del todo natural con La Libertad Avanza, un partido sin dirigentes conocidos y sin representación institucional.
En los últimos años, el PRO pampeano viene haciendo lo que le mandan desde las oficinas porteñas que diseñan las estrategias nacionales, por lo que puede calcularse que si hay fumata blanca entre el Presidente y fundador del partido amarillo, en la provincia tendrán que comerse ese sapo duro de tragar. Mientras tanto, también aparecen nuevos actores en el campamento PRO.
¿Entonces habrá sectores de la UCR que propondrán que el rejunte opositor apure ese conglomerado no peronista? No parece un asunto sencillo, pero Altolaguirre insiste con la idea de que “la política cambió y hoy los frentes son así, con gente que no piensa del mismo modo". Reconoce "vientos de cambio" y se anima a anticipar que "en 2027 habrá un cambio de signo político en la provincia".
Al radicalismo le quedó picando la derrota de mayo de 2003. “Si hubiéramos hecho un gran frente electoral provincial el resultado hubiera sido otro”, dice Altolaguirre para lamentar que se le cerró la puerta a una alianza con el espacio Comunidad Organizada, de Juan Carlos Tierno. El PJ sacó 47,6%, la UCR y aliados 42,1% y Tierno 6,82%.
Ya se sabe que la política no es matemática, pero la cuenta pura que hacen los radicales que ya están hartos de “prepararse para perder elecciones”, como decía Raúl Alfonsín, es que “derechizándose” hubieran sacado los votos necesarios para gobernar La Pampa.
Aunque el año legislativo propició acuerdos con Comunidad Organizada, Tierno es intragable para una buena parte de la UCR, lo mismo que Milei. Por eso asoma complicada la alianza con peluca.
UCR pura: el negocio de volver a aquellos años felices
Aunque las categorías por colores parecen ir quedando antiguas, el sector Azul es el que más se resiste a una coalición a cualquier precio con tal de sumar votos. Su líder supo ser Francisco Torroba, ahora de salida. Su hijo Javier es diputado provincial.
También reporta a ese espacio el presidente del Comité Provincia Federico Guidugli, quien aún prudente se ha mostrado muy crítico de Milei. Lo llamó “el Presidente de la casta”, la reprochó que es “fuerte con los débiles”, cuestionó sus vetos y la falta de federalismo y repudió el ataque directo del presidente a la figura de Alfonsín.
Desde el propio Congreso, Marcela Colidice que “las alianzas deben ser una estrategia de gobierno” para no convertirse en una bolsa de gatos.
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Federico Guidugli, presidente del Comité Provincia de la UCR de La Pampa, junto a la diputada nacional Marcela Coli: resisten a Milei.
Un histórico dirigente santarroseño como Carlos Bruno cuestionó a Coli porque se fue de su bloque, pero también propuso volver a aquellos años felices de la Lista 3. A la UCR ese paso también le puede convenir porque su peso estructural en la provincia le puede garantizar, aún sin alianza, una de las tres bancas que se ponen en juego.
Intendentes fuertes como Kenny y Sabarots ya dijeron que Milei “es el límite”. Rechazan la mayoría de sus políticas públicas y hasta tiran guiños con el peronismo en el gobierno provincial cuando reivindican un “Estado presente”. También hay jefaturas comunales, a lo mejor no tan importantes en cuanto a su caudal de población pero con peso en el partido, prefieren una extendida liga antiperonista.
Marcos Cuelle, otro dirigente azul de Santa Rosa, también advierte: “hay que replantearse las alianzas; un rejuntado como el que algunos proponen está condenado al fracaso”.