La Pampa: Martín Berhongaray, reaparecido en acción para aplacar los tironeos en la UCR
El último candidato a gobernador opositor se mostró después de brillar por su ausencia. Señal a intendencias radicales y liderazgo boinablanca vacante.
Mensaje opositor en La Pampa. Martín Mugica, intendente de Macachín; María Laura Trapaglia, jefa del bloque del PRO; el reaparecido Martín Berhongaray, último candidato a gobernador opositor; Poli Altolaguirre, jefe del bloque de la UCR.
Martín Berhongaray en campaña cuando hizo el intento de ser gobernador de La Pampa: perdió por poco contra Sergio Ziliotto y fue la mejor elección opositora desde el regreso de la democracia.
Y un día, Martín Berhongaray reapareció en acción: en silencio y enigmático, pero como para dejar señales, el último candidato a gobernador de la UCR de La Pampa salió del ostracismo para plegarse a la estrategia partidaria en el tironeo por las simpatías de intendentes e intendentas.
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Berhongaray fue candidato a gobernador de la UCR el año pasado y perdió muy ajustadamente con el reelecto peronista Sergio Ziliotto: fue la mejor elección opositora desde 1983. Sin embargo, terminó su mandato como diputado nacional el 10 de diciembre y empezó a brillar por su ausencia. Dio un portazo a la posibilidad de pelear por retener su banca, renegado con las internas y el lobby en contra de Patricia Bullrich, y se tomó unos meses sabáticos, sin aparecer en actos públicos ni difundir posiciones políticas.
Con las legislativas 2025 a la vuelta de la esquina, Pachequito Berhongaray asomó por estos días sin levantar demasiado el perfil, pero aceptando la foto y dándole una mano al jefe del bloque legislativo del radicalismo, Hipólito Altolaguirre, en su compleja cruzada para que las intendencias opositoras no saquen los pies del plato de la UCR.
Berhongaray habla seguido con las intendencias propias y con el bloque legislativo, pero su reaparición también es cautelosa y sin urgencias. No quiere hacer declaraciones públicas y en su entorno miran muy de reojo que vaya a tener un protagonismo electoral el año que viene. "Lo que le interesa a él es gobernar la provincia", dejan en claro sus escuderos, con el horizonte en 2027. Tienen también la teoría de que el escenario político actual es tan extraño, y a veces tan violento, que el sólo hecho de estar adentro de la cancha implica más costos que beneficios.
Una puja por las intendencias de la UCR
No es ningún secreto que en el convulsionado escenario político hay intendentes que llegaron a sus cargos con Juntos por el Cambio que están jugando a varias puntas, porque tienen que garantizarse fondos para la gestión y porque tienen un pensamiento político que los distancia de la ofensiva libertaria de Javier Milei.
El peronismo anda a la caza de alianzas con esos espacios. A mitad de la semana que se fue, el gobierno provincial tendió una alfombra roja para que representantes de esos sectores se sentaran con los funcionarios que manejan la decisión política y la billetera: el ministro de Gobierno, Pascual Fernández, y el subsecretario de Asuntos Municipales, Rogelio Schanton, fueron los anfitriones.
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El pedido de auxilio tuvo como protagonistas a Hugo Kenny, de la oesteña Victorica; Francisco Tassone, de la norteña Quemú Quemú; Mónica Stadler, de Colonia Barón, también en el norte; Darío Monsalvo, de la sureña Doblas, y Raúl Weyman, de Santa Teresa.
Habían sido protagonistas, semanas antes, del encuentro de 19 intendencias de la UCR y el PRO. Desde allí, por ejemplo, salió un mensaje en tono favorable a la creación de un transitorio impuesto a la riqueza que permita atender la emergencia alimentaria, a contramano de los bloques legislativos de los mismos partidos, que siguen sin dar cuórum para aprobar la iniciativa de Ziliotto.
Los mensajes de la reaparición de Martín Berhongaray
En medio de ese tironeo, y como hombre prevenido vale por dos, Poli Altolaguirre movió los hilos para que Berhongaray, que siempre compartió con él el sector interno “Celeste”, asomara después de mucho tiempo y lo ayudara en la tarea de mantener el universo correligionario unido y organizado. Se armaron encuentros con varias jefaturas comunales para calentar los oídos boinablancas.
Hay sectores de la UCR que a medida que crece el vínculo del partido con La Libertad Avanza, más cerca se sienten del gobierno provincial peronista que resiste la andanada libertaria. Los popes del radicalismo se dan la misión de demostrar que no todo es blanco o negro y de que no hay que irse por la canaleta de los extremos.
La aparición de Berhongaray fue también un mensaje en ese sentido, porque compartió selfie con la jefa del bloque legislativo del PRO, María Laura Trapaglia, distanciada del gobierno nacional desde que el macrismo le soltó la lengua para fustigar la conducta de la enemiga íntima de la ministra Bullrich.
Berhongaray se prestó al flash y poco más, pero su reaparición puede ser un primer paso para ordenar en medio de la incertidumbre. El radicalismo no tiene liderazgos claros. Hace décadas que la repartija de poder está en disputa, pero ahora aparecen fuera de escena, por cuestiones políticas y generacionales, el exdiputado Francisco Torroba y el exsenador Juan Carlos Marino.
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Después de la muy buena elección del año pasado, Berhongaray (47 años) aparecía como número puesto para liderar, en todo caso con algún contrapunto del senador Daniel Kroneberger, que de todos modos ya tuvo sus oportunidades y tendrá 66 años cuando termine su mandato.
En ese marco, la desaparición en acción de Pachequito generó dudas y provocó los lógicos movimientos de ocupación de aquellos espacios que se dejan libres. Entre otras confrontaciones, aparece la disputa del bloque legislativo que exacerba su oposición al gobierno provincial con una “liga de intendentes” que no ve con buenos ojos esa grieta tan ancha y pide acercamientos que garanticen recursos para la gestión.
El año que viene se ponen en juego tres bancas de La Pampa en el Congreso. Son las que ocupan en la Cámara de Diputados la peronista Varinia Marín, la radical Marcela Coli y Martín Maquieyra, del PRO.
La aparición en el escenario de La Libertad Avanza augura ahora que habrá cuatro fuerzas relativamente competitivas: la manta queda corta y no hay lugar para todos los espacios. Por eso es todavía un misterio si las fuerzas que simpatizan o integraron coaliciones en años previos reincidirán en esas alianzas, o si irán a la línea de largada cada una por su cuenta con la esperanza de que los votos perfilen a cada partido para el plato fuerte de 2027.