Otra oportunidad: la UCR y el PRO de La Pampa decidieron que, si no hay un terremoto político que modifique demasiado las condiciones, competirán en alianza a las elecciones legislativas del año que viene, aunque reconociendo que para Juntos por el Cambio (JxC) será como remontar una cuesta llena de espinas.
Una cumbre de autoridades municipales y de las principales referencias legislativas y partidarias le puso pegamento a las grietas que sacuden a la coalición en las últimas semanas, aunque esa reunión no termina de sellar a pleno las internas, porque entre otras cosas los partidos de JxC deberán definir quién encabeza la propuesta electoral.
La definición implica que en La Pampa no habrá rejunte con La Libertad Avanza; contiene o patea para adelante las discusiones que sacuden a la UCR respecto de cuál debe ser su orientación; y aporta certezas al mapa electoral de largada para el año que viene, cuando la provincia pondrá en juego tres bancas en el Congreso.
Las grietas de la UCR de La Pampa
La cumbre fue en Ataliva Roca, 40 kilómetros al sur de Santa Rosa y una de las localidades que el radicalismo logró gobernar a partir del resultado de las últimas elecciones: el intendente es Gustavo Barreiro.
Hubo cruces privados como antes habían existido cortocircuitos públicos: la mirada de las intendencias es crítica con el comportamiento de los bloques de la UCR y el PRO en la Legislatura, porque interpretan que no es un buen mensaje la oposición exacerbada que ya dejó tres sesiones sin cuórum.
Las jefaturas comunales no han tenido pelos en la lengua: pidieron la emergencia en la obra pública, una ley a la que la UCR y el PRO le retacearon apoyo. Ahora esperan que salga de una vez el aporte solidario obligatorio. La presión de las intendencias obligó a una negociación directa entre las jefaturas de bloque y el gobernador peronista Sergio Ziliotto.
A esos roles diferentes se le suman otros condimentos sectoriales y miradas de largo plazo: hay intendentes de la UCR que se sienten más cerca del “Estado presente” que propicia Ziliotto, que de “darle herramientas a la gobernabilidad” de Javier Milei.
En medio de esos ruidos, sí pasaron a mejor vida las andanzas de la ola ultra de las dos fuerzas principales de JxC operando para una lista única con LLA: las autoridades municipales fueron terminantes en esa condición y si esa coalición todavía ronda en alguna idea, quedará para 2027, aunque siempre los movimientos locales están a tiro de una bajada de línea nacional.
Cuesta empinada: dilemas para Juntos por el Cambio
Uno de los grandes dilemas para JxC es que dos de las tres bancas que se ponen en juego son de esa alianza, porque fueron obtenidas en la ola victoriosa de 2021. Terminan los mandatos de Marcela Coli, de la UCR, y Martín Maquieyra, del PRO, aunque obviamente sueñan con la reelección.
La coalición sólo sostendría esa representatividad si obtuviera una victoria contundente en la elección legislativa y si además duplicara los votos que sacara la eventual tercera fuerza. El panorama que se avizora y la historia reciente no habilitan semejante optimismo, por lo que se abre el juego a otra lucha encarnizada.
Ante la aparente certeza de que sólo habrá lugar para uno de los espacios aliados, el interrogante es cómo se pondrán de acuerdo el PRO y la UCR para definir la lista: la vía de los pactos y las negociaciones no resultó hasta ahora un modo exitoso. En cambio, sí acudieron a varias internas que se resolvieron en las urnas.
No necesariamente esas confrontaciones fueron un choque directo PRO vs. UCR, sino que algunos dirigentes supieron rosquear y mecharse con enemigos íntimos para arriar agua a su molino. El mejor ejemplo es 2021, cuando Maquieyra tejió un arreglo con Daniel Kroneberger y no sólo vencieron en la interna a la jerarquía de la UCR sino también al peronismo en las generales, consiguiendo también en esa movida la banca de Coli y la senaduría de Victoria Huala (PRO).
Una certeza y las intrigas de La Libertad Avanza
El documento de la cumbre de intendentes y referencias legislativas del PRO y la UCR estableció en su punto uno la decisión de “ratificar la continuidad de este espacio” y “establecer reuniones periódicas” que permitan entender mutuamente los distintos roles.
La reafirmación de Juntos por el Cambio como herramienta electoral para el año que viene también ordena el mapa de largada y reconfigura el rompecabezas. De esa certeza se disparan otras incógnitas.
La Libertad Avanza nunca participó de elecciones legislativas en la provincia, ni siquiera el año pasado, porque el partido llegó flojo de papeles a esa instancia. Milei igual ganó en el tramo presidencial. Una pregunta básica es de dónde podría obtener sus votos el espacio libertario. ¿Se llevará sufragios que antes fueron propiedad del desgastado peronismo pampeano, que lleva 40 años en el poder y viene padeciendo en las urnas signos de ese deterioro? ¿Capturará a quienes en los últimos comicios se fueron por la canaleta de Juntos por el Cambio para castigar al oficialismo pampeano? ¿Se quedará en amenazas y sin su figura estelar en la boleta no será capaz de ser una tercera fuerza con todas las letras para hacerse de una banca en el Congreso?
Otro gran interrogante es si a la fuerza que promociona Karina Milei, que sponsorea la candidatura de Luciano Ortiz, se sumará el espacio Comunidad Organizada, que en la última elección provincial sacó menos del 7% de los votos, con la figura de Juan Carlos Tierno como candidato a gobernador. Tierno coquetea con Patricia Bullrich desde hace años, pero a la vez es exacto paradigma de “la casta”: desde la restauración de la democracia estuvo en múltiples cargos públicos como parte del PJ pampeano antes de dar el portazo; fue condenado por abuso de poder y zafó en el Poder Judicial, aunque no socialmente, de otras denuncias por corrupción y violencia de género.
¿El espacio libertario le abrirá sus puertas de manera pragmática, como lo sugieren las últimas negociaciones? ¿Aceptará en ese caso Tierno un rol segundón? Hagan sus apuestas.