Cada elección es una nueva historia: las PASO en La Pampa fueron un sorpresón, plegadas a la ola nacional que impuso el batacazo de Javier Milei y que instaló como candidata presidencial de Juntos por el Cambio a Patricia Bullrich. Muy a contramano de lo que habían sido las elecciones provinciales, que parecían una reivindicación de la política tradicional y de las estructuras locales del PJ y la UCR.
La provincia quedó subida a la tendencia nacional y los votos pusieron en evidencia una realidad que en el territorio nadie imaginó: Milei, con el 32,74%, fue el candidato más votado en una provincia donde el peronismo gobierna desde hace 40 años y en la que el Partido Libertario había cosechado en la elección provincial del mes de mayo algo más del 1% de los votos.
En la vereda de Juntos por el Cambio, el Huracán Patricia también dio vuelta la tortilla: el halconismo se impuso en la presidencial y en la puja por la diputación nacional, otro batacazo a la luz de los resultados de la interna que la UCR y el PRO habían protagonizado en el mes de febrero, con un capítulo que había tenido como protagonistas a los mismos actores que este domingo, aunque en circunstancias diferentes.
La participación del electorado se redujo notablemente respecto de los últimos comicios: de acuerdo a las últimas cifras oficiales, votó menos del 69,3% del padrón, la cifra más baja en La Pampa desde el regreso de la democracia. Como Milei no pudo llevar candidato a diputado nacional hubo un altísimo voto en blanco para ese tramo de la boleta: más del 38%.
Revancha amarilla
El candidato a diputado de JxC será Martín Ardohain, actual diputado provincial del PRO. Venció por más de cuatro puntos al radical Francisco Torroba, el mismo que en la interna provincial de febrero le había ganado con la fusta bajo el brazo por la candidatura a la intendencia de Santa Rosa. Esa elección tuvo tres diferencias centrales con este domingo: la elección no era obligatoria, la confrontación se limitó a la capital y, sobre todo, no estuvo atada a candidaturas nacionales, como en este caso.
Fue una derrota no solo de Torroba, sino de la estructura de la UCR en la provincia: la red de comités, intendencias, dirigencia y representantes institucionales que pisaron fuerte en las internas previas, esta vez mordieron el polvo de la derrota, además en sociedad con la dirigencia del PRO que maneja caja y representación, incluyendo al diputado Martín Maquieyra, delfín de Larreta.
Sin hacer olas, el que trabajó en silencio fue el ex secretario de Deportes del gobierno de Cambiemos, Carlos Javier Mac Allister. El exfutbolista fue apoyo de Ardohain y tejió con paciencia y sin ruidos.
Con el diario del lunes, tenía razón el diputado de la UCR Martín Berhongaray, quien pretendía la reelección pero dio un paso al costado cuando Bullrich le negó la posibilidad de adherir su postulación a las dos boletas. La UCR entrega una banca nacional al PRO, pero Berhongaray, que le sacó el cuerpo personal a esta derrota, es uno de los dirigentes del radicalismo que sale mejor parado después de la elección que hizo por la gobernación, cuando cayó muy ajustadamente ante el peronista reelecto Sergio Ziliotto.
El menor de los tres tercios
La elección deja un dato inédito para La Pampa: el peronismo quedó ubicado como tercera fuerza, ya que en el segundo lugar se amuchan los votos que, sumadas, obtuvieron las fórmulas de Juntos por el Cambio. Unión por la Patria no tuvo internas para la diputación nacional, por lo que el “pollo” de Ziliotto, Ariel Rauschenberger, fue el candidato más votado en ese rubro, aunque apenas salvó la ropa.
Rauschenberger sacó más votos que Sergio Massa, pero el 28,17% es una cifra escasa para la costumbre peronista en La Pampa. El ministro provincial, escrutado el 98,7% de los votos, cosechó 53.357 sufragios. Mirando a futuro, el PJ refresca la épica de 2017: en las PASO de ese año, el propio Rauschenberger sacó en las primarias unos 20 mil votos menos que Cambiemos, pero dos meses después la dio vuelta en la general.
Esta vez, está cantado que de las dos bancas nacionales que La Pampa pone en juego en el Congreso una será para el peronismo y otra para Juntos por el Cambio: esa certeza es posible únicamente porque La Libertad Avanza no llegó a presentar candidaturas a la Cámara baja porque el partido quedó flojo de papeles.
En todo este proceso, Milei cambió referentes en la provincia de modo sistemático: su partido nunca se hizo visible, no tuvo fiscales en numerosos puntos geográficos, sus dirigentes formales son desconocidos, carece de estructura. Así y todo, fue el espacio más votado y en La Pampa impuso la mentada lógica de los “tres tercios”.
Ese despliegue no hizo diferencias entre pequeños pueblos y ciudades, a excepción de Santa Rosa, la capital pampeana que gobierna el camporista Luciano di Nápoli, donde Unión por la Patria mantuvo su fortaleza y fue el espacio más votado. En el resto de la geografía, desde la segunda ciudad de la provincia, General Pico, hasta pequeños pueblitos de 50 votos, se impuso el fenómeno Milei.
La ola sorprendió, pero no tanto: la dirigencia peronista que hizo campaña y caminó las calles percibió en las semanas previas a las PASO que a la hora de hablar de las candidaturas presidenciales crecía el voto que se iba por la canaleta de la rabia, con un nombre y apellido concreto.