Fan de la rosca y aprendiz de Twitter, genera ruidos en la UCR y el PRO. Le reprochan que "se cortó solo". No quiere ser candidato, pero teje pensando en 2027.
Patricia Bullrich se abraza a Martín "El Facha" Matzkin, su mano derecha llegada desde La Pampa, en uno de los viajes de rosca política.
El alfil de Patricia Bullrich para rosquear en el Congreso y las provincias viene de La Pampa. Su función es bien federal, pero no se perdió la ocasión de meter una cuña en su provincia, donde agita la convivencia de Juntos por el Cambio para arriar agua hacia el molino de La Libertad Avanza y de Javier Milei.
Martín Matzkin, El Facha, tiene el cargo de subsecretario de Programación Federal y Articulación Legislativa del Ministerio de Seguridad. En criollo, es el delfín que La Pato seleccionó para su construcción política después de la caída de su coronel Sebastián García de Luca.
Matzkin tiene 51 años, es abogado y el contacto con la ministra de Seguridad surgió a partir de que lo ubicaron para que moviera algunos hilos durante la campaña presidencial. Uno de sus activos principales es la leyenda de que tiene a disposición "la agenda de Ramón Hernández", el mítico secretario privado de Carlos Menem en los ’90, el guardián de altos secretos que el año pasado volvió a la Casa Rosada en el acto donde Milei descubrió el busto en honor al expresidente riojano.
Casualidad o causalidad, con Milei volvieron los Menem y también pisa fuerte la escudería Matzkin.
El Facha es sobrino de Jorge Rubén Matzkin, El Toto, histórico jefe de los diputados menemistas en años de privatizaciones y reforma del Estado. El tío también fue vice-ministro del Interior, a las órdenes de Carlos Corach y ministro del Interior durante la presidencia de Eduardo Duhalde. David Matzkin, hijo de El Toto y primo de El Facha, hizo en La Pampa intentos electorales, pero siempre de modo fallido.
El Facha militó en centros de estudiantes de la secundaria, fue presidente del congreso de la JP pampeana y se encontró al frente de la campaña de Néstor Kirchner en 2003. Lo bendijo para esas tareas el dedo de Duhalde.
Cuando el kirchnerismo cobró vuelo propio, Matzkin se alejó de la política. Regresó en la vereda de enfrente. Entre la rosca y el fútbol, El Facha ya había tirado puentes con el poder de Mauricio Macri en Boca y después se puso la camiseta del PRO para darle aire al exjugador Carlos Javier “El Colo” Mac Allister.
Entre 2015 y 2017 Matzkin fue juez de Faltas en Catriló, la localidad pampeana que hace frontera con la provincia de Buenos Aires. Con Macri en la Presidencia fue representante del gobierno nacional en el Ente Ejecutivo Embalse Casa de Piedra. En 2020 fue síndico de Pampetrol, la empresa energética provincial donde lo designaron en representación de la oposición. Ese paso generó una furiosa reacción de Juan Carlos Tierno, que pretendía ese espacio para Comunidad Organizada y que ahora también quiere ser referencia libertaria en la provincia.
Después vino para Matzkin un tiempo más bien marginal respecto del mundo político. Hasta que llegó el llamado desde las oficinas de Bullrich. García de Luca le pidió organizarle la campaña en La Pampa, aunque le aclararon que sería con poca plata. Le salió bien en la interna de 2023. Después le llegó la convocatoria al Ministerio para reemplazar a quien había sido su mentor.
Lejos de la Seguridad, que no es su tema, El Facha habla con todo lo que se pueda, negocia y muñequea. Aunque mudó sus días a Buenos Aires para meterse en la disputa de las grandes ligas, algunas cosas no se tocan: sigue poniéndose la camiseta del equipo de Abogados en los torneos de fútbol amateur que se hacen en La Pampa. Se juega como se vive y él es un discreto mediocampista.
Sigiloso, armador de bajo perfil, pero adaptado a los nuevos tiempos, El Facha debutó en la red social X el año pasado. Con retardo armó la cuenta siendo parte de un gobierno que llegó al poder usando esos fierros. Lo primero que hizo fue presentarse como un mediador exitoso en el acuerdo del Banco Nación con La Pampa, luego de que el gobernador Sergio Ziliotto diera marcha atrás con la idea de recargarle Ingresos Brutos.
Ahora Matzkin está entendiendo el juego de Twittear, sacudió al PRO y a la UCR con un simple saludito de fin de año a los legisladores nacionales de esas fuerzas. Tiró flores y simpatía con los diputados del PRO Martín Maquieyra y Martín Ardohain; con la senadora Victoria Huala y con el senador radical Daniel Kroneberger.
Les hizo un mimo y a la vez los puso en evidencia: “Quiero agradecer el compromiso de los legisladores nacionales de mi provincia, quienes este año respaldaron las leyes propuestas por Milei y Pato Bullrich, fundamentales para el desarrollo y la seguridad del país. Defendiendo siempre los intereses de nuestra provincia. ¡Sigamos trabajando por un futuro mejor!”.
Muy a tono con el “se tienen que definir, o son oficialismo o son oposición” de Bullrich, Matzkin trabaja para que la disputa legislativa en 2025 sea una suerte de Milei vs. El Resto del Mundo.
Como está abierta la temporada de fichajes, la movida de Matzkin no cayó bien en Juntos por el Cambio. El radicalismo afronta una áspera discusión sobre su destino. La conducción del PRO provincial mira a Matzkin de reojo y le reprocha que se cortó solo para jugar con Bullrich. En su momento tuvo cargos públicos en representación de la fuerza, aunque ni siquiera es afiliado. Mucho menos tiene alguna representación en los órganos partidarios.
Matzkin no dice nada, pero atisba que el PRO provincial está a la deriva si no se posiciona a favor del gobierno nacional, porque en La Pampa la UCR tiene una fuerte estructura, que le permite ser competitiva en las elecciones, donde se renovarán tres bancas.
La operación de conquista de dirigentes que provengan de esos territorios moviliza la interna amarilla y es parte de lo que se mueve con la mirada puesta en las legislativas de este año, pero también con la obsesión de conformar una gran alianza que en 2027 termine con el invicto peronista en la Gobernación.
Matzkin no planea ser candidato ni tiene aún línea directa con el nuevo jefe libertario en la provincia, Juan Pablo Patterer. Reina la convicción de que la marca LLA mide más que cualquier nombre o apellido. En su estilo prudente y de mirada a mediano plazo, Matzkin empieza a agitar estrategias hacia 2027. Interpreta que esta vez sí se le puede ganar al PJ pampeano, si hay una alianza muy amplia en la que además haya dirigentes del peronismo con roles preponderantes.