A 20 días del cierre de listas para participar de las elecciones nacionales, en Juntos por el Cambio (JxC) el diputado Martín Berhongaray(45 años) hace los deberes para convertirse en líder del espacio opositor de La Pampa.
Su mandato termina el próximo 10 de diciembre y es número puesto para buscar otro mandato que le ratifique o mejore el caudal electoral con el que el pasado 14 de Mayo tuvo un desempeño histórico como candidato a gobernador: para la oposición fue la mejor marca desde la recuperación de la democracia, aunque le quedó el sabor amargo de que estuvo a cinco puntos de frustrar la reelección del peronista Sergio Ziliotto.
Desde el día de las elecciones, Berhongaray mantuvo un bajo perfil, pero trabaja arduo en la conquista de intendentes que no son de su espacio interno: ahora la oposición gobernará la mitad de las 80 ciudades y pueblos de La Pampa y hay en ese entramado un poder territorial y de estructura que le permite a la UCR el sueño de llegar a gobernar la provincia. Una ilusión que debe tejerse con paciencia y gambeteando errores no forzados.
No tiene contra en la UCR
En las elecciones legislativas de octubre, La Pampa pone en juego solo dos bancas en la Cámara de Diputados: la de Berhongaray y la del peronista Hernán Pérez Araujo.
Berhongaray no tiene contra en el radicalismo, al menos en esta pelea electoral, aunque no faltan figuras que quieren ir marcando la cancha respecto de los tiempos que vienen: 2027 ya está en el radar.
“Pachequito”, como lo llaman quienes recuerdan que es el hijo del viejo dirigente alfonsinista ya fallecido Antonio “Pacheco” Berhongaray, es un radical de pura cepa, de toda la vida: se crió en el comité. Este año le tocó ser candidato a gobernador casi de carambola, como resultado de una puja interna no resuelta. Él mismo ya se estaba probando el traje para 2027, pero tuvo que adelantarse.
No obstante, en esta hora, radicales de todos los colores y todos los palos le dan a Berhongaray el derecho a ir por la ratificación en su cargo, e incluso lo señalan como el postulante “natural” para encontrar un consenso pleno en la alianza. El asunto es si esa venia para candidatearse será también entregarle el bastón de mariscal, un asunto que también dependerá de los resultados.
Partido sin jefe
La conducción del radicalismo pampeano hace décadas que está en disputa: es un partido que no tiene jefe. Berhongaray es uno de “los cuatro cabezones” que en los últimos tiempos se alternaron la dirección partidaria, con sucesivos pactos o competencias que generaron diversas combinaciones internas.
Los otros líderes han sido el exsenador Juan Carlos Marino, el exintendente Francisco Torroba -ambos, por una cuestión generacional y por otras circunstancias, ya parecen en retirada- y el senador Daniel Kroneberger (61 años), que sigue ostentando su histórica victoria legislativa de 2021.
Asoma como un dirigente de peso Abel Sabarots (53 años), exdiputado provincial y reelecto ahora con el 82% de los votos como intendente de General Acha, una de las ciudades más pobladas de la provincia.
Entre halcones e incertidumbres
Mientras tanto, todavía es una incógnita cuál será el comportamiento del PRO, socio principal de la alianza, que resultó muy claramente derrotado en la interna de febrero, pero cuya dirigencia local está muy dispuesta a que le marquen el camino desde la ciudad de Buenos Aires.
Su figura más visible, el diputado Martín Maquieyra (34 años), dijo públicamente que el espacio no tiene definido si participará en internas. Maquieyra fue derrotado por Berhongaray en la puja de JxC por la gobernación pampeana. Es delfín de Horacio Rodríguez Larreta y ese desempeño lo sacó de la cancha en la provincia: los resultados demostraron que si hubiera jugado como candidato a intendente en General Pico, como proponía estratégicamente la UCR, la oposición podría haber obtenido la victoria.
Con todo, en el PRO, ante esas ambigüedades y espacios vacíos, también surgen “halcones”: el que sí apareció anunciando sus deseos de ser candidato a diputado nacional es el diputado provincial Martín Ardohain. Se autolanzó pese a que en febrero también fue un cómodo derrotado: perdió por mucho la interna por la intendencia de la capital Santa Rosa, contra el radical Torroba.
Ardohain reafirmó recientemente vínculos con Patricia Bullrich, que como ya se ha explicado en Letra P, entabló coqueteos con Juan Carlos Tierno y Comunidad Organizada, un puente que no está del todo dinamitado.
¿Tercera vía?
La conformación de una posible “tercera vía” obliga a JxC a abrir el paraguas: el optimismo respecto de una posible victoria puede verse dañado si un tercer espacio de derecha y ultraderecha se convierte en tercera fuerza real.
En la elección provincial de mayo ese sector estuvo atomizado y fue poco incidente, casi marginal: Tierno cosechó el 6% de los votos y los otros sellos con cierto vínculo (Partido Libertario, Movimiento Federalista Pampeano y Organización Cívica) rondaron el 1% cada uno. La expectativa es de un crecimiento firme si logran sumar el descontento que se expresó en votos blancos y nulos, con la foto de Javier Milei en la boleta.
Esa circunstancia, por ahora muy incipiente, entre otras cosas porque demandaría de acuerdos que no parecen tan sencillos, cambiaría el panorama para Juntos por el Cambio: si ese tercer espacio surgiera, le sería muy dificultoso lograr una de las dos bancas nacionales que se ponen en juego, pero sí podría meter la cola en la definición de la elección.
En una provincia históricamente peronista, el piso del desempeño del PJ o del Frente de Todos es el 42,5% de 2021. Si hay una tercera fuerza real opositora, es probable que el que quede segundo sea JxC. Llegado ese caso, Berhongaray, que trabaja para ser el indiscutido jefe opositor, se quedaría con las ganas de mostrarse como el gran ganador.