No hay bola de cristal que pueda anticipar el escenario previo a las elecciones legislativas de 2025 en La Pampa: una serie de variables y circunstancias determinan, a esta altura, que está por armarse un rompecabezas al que a simple vista le están sobrando algunas piezas. No hay lugar para todas.
Aunque después de las elecciones provinciales de mayo del año pasado la oposición quedó renegando por su incapacidad para amuchar en una misma boleta a todas las vertientes no justicialistas, la aparición del fenómeno electoral de Javier Milei modificó ese escenario y hay una suerte de necesidad de barajar y dar de nuevo donde reina la confusión y no aparecen certezas.
Una de las pocas seguridades a la vista es que, aún entre enconos y fuego amigo, el peronismo se las tendrá que rebuscar para ratificar su unidad si pretende estar a la altura. En la vereda contraria, en cambio, hay una variedad de hipótesis. Entre ellas, que la instancia legislativa puede servir como una virtual PASO que determine cuál es el espacio más poderoso.
El partido de Javier Milei no tiene nada que perder
La otra certeza de las elecciones que vienen: para La Libertad Avanza será todo ganancia. El partido de la rabia no tiene representación legislativa pampeana en el Congreso, así que sean cuales sean sus movimientos, seguro no sufrirá un retroceso. A la luz de los antecedentes recientes, si la jugada de LLA no fuera demasiado brusca, tiene chances reales de sumar una banca.
A fines del año que viene terminan los mandatos en Diputados de la peronista Varinia Marín, la radical Marcela Coli y de Martín Maquieyra, del PRO. Por un lado, sería ilógico, y un papelón, que el PJ pampeano perdiera la representación que tiene.
Por otro lado, Milei fue el candidato presidencial más votado en La Pampa el año pasado y, como no pudo llevar candidaturas al Congreso, en esa categoría hubo una mayoría de votos en blanco. Es lícito pensar que una buena porción de esas voluntades se inclinarían esta vez por alguna postulación libertaria, aunque todavía es un misterio qué fuerza y qué personas representarán ese sello.
Ese es uno de los grandes dilemas de la rosca ya habilitada con rumbo a 2025: ¿LLA saldrá a la búsqueda de alianzas con espacios que tengan recorrido, estructura, ciertas caras conocidas y algún fierro? ¿O apostará a una construcción contra la casta que le acerque el mayoritario voto bronca del año pasado?
Juntos por el Cambio: ¿qué trole hay que tomar?
La mayor confusión y desconcierto aparecen en el campamento de Juntos por el Cambio, que todavía es una coalición formal y que sostiene conductas relativamente sólidas en los cuerpos legislativos locales.
El asunto es que la sobreactuación de algunos actores del PRO genera una suerte de efecto espejo en otros sectores de la alianza: a medida que alguna dirigencia macrista se comporta como libertaria de toda la vida, florecen radicales que toman distancia y hasta simpatizan con la resistencia del gobierno provincial peronista.
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Ese panorama le llena el futuro de preguntas a la oposición: ¿el PRO buscará decididamente un destino común con el libertarismo? En ese caso, ¿será aceptado así como así por las huestes mileístas? Si ese fuera un rumbo posible, ¿será únicamente el camino del macrismo recalcitrante o es posible arrastrar en el mismo sentido a la UCR institucional, o a una porción de sus representaciones?
Más aún: dentro del PRO no parece tan seguro que Maquieyra, soldado de Horacio Rodríguez Larreta, quiera resignar esa banca de las “palomas” para que se la quede algún otro sector, sobre todo porque desde hace tiempo el legislador es visto como la cara del “futuro” del PRO.
La UCR de La Pampa se dobla y se parte
La UCR tiene sus propias grietas, que se potencian a partir de la sensación de que sin 2025 no hay 2027. La última elección ejecutiva provincial dejó muy bien posicionado a Martín Berhongaray, candidato a gobernador derrotado pero con lo justo por el reelecto peronista Sergio Ziliotto. El mandato de Berhongaray en diputados terminó y él prefirió salirse del ruido interno el año pasado. ¿Vuelve ahora a las pistas?
A la vez, la UCR tuvo un furioso debate interno respecto de aliarse o no con el espacio Comunidad Organizada de Juan Carlos Tierno, una fuerza que según el contexto cosecha entre el 5% y el 10% de los votos, y que podría haberle permitido al radicalismo empardar la elección 2023. La figura de Tierno cosecha alto rechazo en buena parte de la dirigencia de la UCR. Es “un límite”, pero otros espacios fogonean el arreglo con espíritu resultadista.
Tierno, como siempre, hace su propio juego: fortalece sus históricos puentes con Patricia Bullrich y la juega de representación “libertaria”. Exacerba su oposición al peronismo vernáculo desde su representación legislativa, empatiza en las redes con Milei y compañía y se jacta fronteras adentro de tener contactos nacionales que facilitarían la llegada de obras y recursos a localidades gobernadas por opofriendlys.
La idea de una PASO opositora en La Pampa
También dependerá del manejo de algunos hilos nacionales el modo en que esas piezas del rompecabezas irán encajando, o no, desde ahora y hasta el tiempo preelectoral. El escenario es especialmente borroso en la oposición.
Por un lado, una alianza de todos los espacios le permitiría una victoria a ese conglomerado de oposición al peronismo, pero semejante coalición también asoma como compleja, sino improbable, porque generaría otros desbandes.
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Por eso mismo germina en algunos liderazgos la idea de que la legislativa de 2025 sirva justamente como una especie de interna con vistas a 2027: una elección en la que cada espacio mida sus porotos a la vista del electorado completo en als PASO y se posicione así con vistas al plato fuerte en el que se pondrá en juego la provincia.
El peronismo por lo menos tiene claro que debe lavar sus trapos sucios en casa, a riesgo de perderlo todo, y por eso ya empieza a ordenarse: este sábado el congreso provincial bajará línea para que el año próximo lo encuentro unido y organizado.