El radicalismo de La Pampa empezó a tomar clara distancia de la rabia: aunque con modos tradicionalmente cautelosos, se repite entre la dirigencia de la UCR la fórmula de que “Javier Milei es el límite”. Esa ha sido la interpretación provincial de la libertad de acción otorgada por el Comité Nacional en las últimas intensas horas, donde sonaron en el mismo alto tono los reproches que se escucharon en el nivel nacional para el desplante de Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
La UCR pampeana marcó el mismo camino y cruzó al diputado electo Martín Ardohain que manifestó, rápido para los mandados, su decisión de apoyar a Milei. “Se cortó solo”, pataleó el presidente del radicalismo provincial, Diego Marcantonio, quien mantuvo las formas y no soltó prenda sobre cuál será su opción para el 19 de noviembre. Apenas se le escapó un “no me da lo mismo cualquier candidato”.
Pesca y pique
Mientras resuenan las advertencias de Gerardo Morales respecto de que Milei "es un peligro para la Patria", hay referencias de la UCR que ya fueron más explícitas. Hugo Kenny, el reelecto intendente de Victorica, la localidad más importante del oeste, transparentó su voto a Sergio Massa. Lo hizo con la fórmula preferida: “Milei es el límite, no es negociable de ninguna forma, le generaría daño al país. Voy a estar acompañando a la alternativa y Massa deberá entender que gobernar en coalición implica contemplar las opiniones”.
El gobernador peronista Sergio Ziliotto, que hizo los deberes después de la PASO, la dio vuelta y logró una remontada de más de 25 mil votos, salió a pescar votos de radicales y encontró algún pique. Pocas horas después de la elección convocó a una cumbre a todos los intendentes y las intendentas de la provincia con la excusa de hablar del nuevo régimen de coparticipación y les hizo saber una vez más que lo mejor para La Pampa es un triunfo de Massa.
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Otras figuras del peronismo, que siempre han tendido puentes con la UCR, piden con buenas formas que el 19N los correligionarios se porten como compañeros.
El intendente más importante de la UCR, Abel Sabarots, reelecto con más del 80% en General Acha, la ciudad más poblada del sur, hace tiempo que le puso una barrera a Milei. Ahora ratificó: “no voy a votarlo de ninguna forma”. Interpretó que “el voto positivo al candidato de Unión por la Patria” es una opción real.
El jefe comunal de la norteña Parera, Juan Carlos Olivero, fue otro que dejó saber cuál será su destino: “A Milei no puedo votarlo, es una persona a la que le tengo miedo”. Hernán Gaggioli, de Alta Italia, fue muy claro: "En esta no se puede ser neutral, todos sabemos qué es lo mejor para La Pampa". Lo mismo hizo el intendente de Mauricio Mayer, Celestino Folmer, quien apoya a Massa porque “nunca voto en blanco y para que el país siga funcionando”.
El sector de Mujeres Radicales también va por ese carril. La dirigente Cecilia Roigé no dio vueltas: "En estos momentos no se puede ser neutral: el país está en peligro si el fascismo gana". Del sector interno “Nuestra Causa”, Susana Sánchez aseveró: “Pertenezco a un partido nacional y popular y no puedo ser neutral, voy a defender la democracia, voy a votar a Massa”. Franja Morada, el brazo universitario, ya le había retaceado apoyo a Bullrich en la primera vuelta.
Este viernes, habló el senador Daniel Kroneberger, referencia de Morales en la provincia. Sin correrse de la neutralidad que acordó el bloque de JxC en la Cámara alta, mostró su distancia con el aspirante de ultraderecha. "No me ata nada con Milei, para mí es un menemismo profundizado. Soy radical y quiero un Estado presente, pero eficiente; en lo personal y en lo ideológico, no me une nada con Milei", definió.
Neutralidad y silencio tradicional
Hay otros posicionamientos más neutrales. Dirigentes de cierto peso en Santa Rosa, como Pedro Salas e Hipólito Altolaguirre, pusieron en primer plano las desconfianzas que les generan ambos bandos. Mónica Curutchet, intendenta de Eduardo Castex, importante ciudad norteña, dijo que no tiene decidido su voto y respaldó fuertemente la “libertad de conciencia”.
Los dirigentes más tradicionales del radicalismo sólo se han expresado en la intimidad y en algunas reuniones secretas. No van a hacer bandera con sus posicionamientos. Ese silencio público junta por ahora al diputado saliente Martín Berhongaray (alineado con Martín Lousteau), que peleó voto a voto contra la reelección de Ziliotto, y a dos históricos que están más en retirada: el diputado provincial Francisco Torroba y el exsenador Juan Carlos Marino.
Se plegaron a pie juntillas al documento oficial de la UCR pampeana, extremadamente cauteloso, en el que dieron “libertad de conciencia” a afiliados y afiliadas, sin otras consideraciones sobre los postulantes del ballotage, ni caracterización sobre sus espacios políticos.
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La prudencia tiene razones: aunque la dirigencia radical en general suscribe sin medias tintas que Milei es “el límite”, hay un electorado fuertemente antiperonista, sobre todo en las ricas zonas agropecuarias del norte y el sur provincial, que si tuviera que elegir de manera forzada posiblemente se inclinaría a sufragar contra cualquier opción justicialista. Los popes no se tragan los ataques a Raúl Alfonsín, pero tampoco quieren enemistarse con sus bases.
“Hay que votar sin gorilismo”, sugirió el diputado provincial Marcos Cuelle. No fue explícito sobre cuál será su opción, pero la dejó abierta a interpretaciones.
El radicalismo además atisba el futuro y lo hace con preocupación: en las últimas elecciones provinciales su candidato a gobernador fue competitivo como nunca en la historia de la mano de un Juntos por el Cambio en el que la UCR tiene mayor poder territorial y de representación. Si el PRO mudara sus fuerzas a una nueva construcción de Juntos por la Libertad, la UCR corre el riesgo de quedar fagocitada y definitivamente opacada en el mapa político pampeano. Reaparecen memorias, en estas horas, de un tiempo de romance entre el peronismo del exgobernador peronista Carlos Verna y dirigentes de la UCR que terminaron formando parte de su gabinete.