La renovación de autoridades del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) se convirtió este martes en el escenario de un cruce de alto voltaje entre los rectores y las rectoras de las universidades públicas de todo el país y los representantes del gobierno de Javier Milei, quienes defendieron el ajuste en el sector y cuestionaron el sistema en un clima cargado de críticas y tensión.
El plenario se desarrolló en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Su rector, el peronista Carlos Greco, terminaba su mandato al frente del CIN y debía pasarle la posta al radical Víctor Moriñigo(Universidad de San Luis). El invitado en representación del Ejecutivo era el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, un interlocutor con quien las universidades vienen teniendo más desacuerdos que acuerdos. Sin embargo, sobre la hora se sumó su jefe, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, quien fue invitado a exponer en el encuentro.
Como es habitual en los plenarios del CIN, rectores y rectoras se sentaron en una hilera de mesas que formaban una U. En la cabecera, Torrendell se ubicó entre Greco y Moriñigo. Lo que iba a ser sólo una exposición se convirtió en una conversación extendida, ya que el funcionario tomó el micrófono para responder en varias oportunidades. "Gastos superfluos", "excesos", "persecución" y palos para Milei encendieron el debate.
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La marcha universitaria nacional a Plaza de Mayo que se realizará el 23 de abril para reclamar por la falta de fondos que tiene a las instituciones al borde del cierre, confirmada al final del cónclave, es la muestra contundente de que el intercambio entre las partes terminó mal.
Incomodidad libertaria
En el arranque, los dos funcionarios escucharon, incómodos, al intendente del municipio, Fernando Moreira, que ofició de anfitrión. De local, Greco lo siguió y auguró un encuentro propositivo, pero la mañana se fue tensando y la primera chispa la encendió Torrendell, cuando pidió el recorte de “gastos superfluos” porque, señaló, “toda vida institucional tiene excesos”.
Para el secretario de Educación, la etapa en curso es “un momento de restricciones” y reclamó esfuerzos del CIN y de la repartición que conduce en “un momento doloroso en el que siempre se afecta a alguien”. La respuesta llegó de parte de Moriñigo. El puntano definió la situación como “incómoda, problemática y crítica”, negó la existencia de “gastos superfluos” en las universidades públicas y subrayó que el esfuerzo ya lo están haciendo al sostener el día a día con ahorros de las casas de estudio.
Embed - 91° Plenario de Rectoras y Rectores
La referencia a los "gastos superfluos" también fue retomada por el peronista Oscar Alpa, el rector de la Universidad Nacional de La Pampa que fue hasta diciembre secretario de Políticas Universitarias y que ahora será el número dos del CIN. “Gastos superfluos no hemos tenido, de lo contrario invertiríamos en obras”, remarcó para graficar que a las instituciones no les sobra nada. A dos sillas de distancia lo escuchaba Augusto Parmetler, el rector de la Universidad Nacional de Formosa (UNAF), un jugador solitario del organismo que supo integrar el bloque peronista, pero desde hace un tiempo no es orgánico a ese espacio. Fue el único rector que tomó la palabra para tirarle un centro a los invitados libertarios.
Antes Torrendell quiso responderle a Alpa, pero lo demoraron los aplausos de la mayoría en respaldo al pampeano. El funcionario ironizó con que “tenía los aplausos en contra”. Inmediatamente, su subalterno Álvarez comenzó a aplaudirlo eufórico. Por su parte, Parmetler aprovechó la oportunidad para explicitar las diferencias que tuvo con la gestión anterior del CIN y se quejó por los fondos que recibió en ese período, durante la gestión de Alberto Fernández en la Casa Rosada.
Tensión sostenida
Los discursos que siguieron profundizaron la preocupación por la falta de fondos para garantizar el segundo cuatrimestre. Fue el caso de la rectora de la Universidad Nacional de Comahue, Beatriz Gentile; y de sus pares de Villa María, Luis Negretti; de Rosario, Franco Bartolacci y de Mar del Plata, Alfredo Lazzaretti. Siempre dentro del tono de formalidad que suelen tener estos plenarios, primó la discusión y el ida y vuelta picante.
“Esto no es una competencia de aplausos, nosotros queremos solucionar los problemas”, soltó Bartolacci. No fue el único radical enérgico en su postura. Por otro lado, el boinablanca más atacado no estuvo presente. Emiliano Yacobitti fue aludido por Álvarez como “el vicerrector”, por el cargo que ocupa el exdiputado en la Universidad de Buenos Aires (UBA). La institución bicentenaria estuvo representada por su rector, Ricardo Gelpi, quien permaneció en silencio durante los cruces.
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El marplatense Lazzaretti intentó meter una cuña entre la dupla de funcionarios al catalogar a Álvarez como “el policía malo”, en referencia a los modos rústicos del subsecretario respecto de su jefe Torrendell. Es que el hijo del mítico dirigente de Guardia de Hierro en un momento rompió el silencio y optó por responderle una por una a cada autoridad universitaria que hacía uso de la palabra.
“Parece que hasta diciembre vivíamos en Disney y ahora vivimos en el infierno”, comenzó Álvarez y, a partir de ahí, no bajó el tono de su enojo. Se encargó de defender la casilla de mail para denunciar adoctrinamientos que habilitó como subsecretario y dijo que el sujeto de su gestión no era “la burocracia universitaria”, en alusión a rectores y rectoras, sino el estudiantado.
“No vamos a permitir que se persiga a nadie por razones políticas”, expresó. La frase provocó algunas miradas en el auditorio. En línea con sus colegas, Pablo Domenichini, rector de la Universidad Nacional de Almirante Brown (UNaB) y exsecretario de Políticas Universitarias del gobierno de Cambiemos, no se la dejó pasar: “Es el propio Presidente el que estigmatiza y agrede en los establecimientos educativos a quienes piensan distinto”, le retrucó.
Todos a la marcha de las universidades
Más allá de los chispazos, el reclamo por la falta de fondos fue el tema central de debate. Álvarez negó el recorte y el rector de la Universidad de Quilmes, Alfredo Alfonso, dijo que “lo concreto” es que su institución recibió menos dinero en abril que en diciembre pasado. Ese eje de discusión fue clave durante la tarde cuando llegó el turno de referentes gremiales y estudiantiles, quienes coincidieron en resaltar la marcha a Plaza de Mayo convocada para el 23 de abril.
La movilización universitaria aparece como un carril de agitación pública paralelo a la rosca parlamentaria las universidades impulsan para, como contó este medio, atar la búsqueda de fondos a la aprobación de un paquete de leyes.
En tanto, el clima sigue encendido y este miércoles y jueves habrá paro de docentes y no docentes en las universidades de todo el país por los salarios y el recorte de presupuesto.