La arritmia de Donald Trump, llovido sobre mojado para un gobierno complicado y aturdido
El republicano y Scott Bessent zarandean a Javier Milei con cales, arenas y promesas condicionadas. El mercado elige no creer todo y se hamaca. El enigma 27-O.
Como si hubiese decidido sumarse a la comedia de enredos en la que La Libertad Avanza (LLA) ha convertido su campaña electoral, la administración estadounidense sobresalta con permanentes idas y vueltas respecto de su vocación por "ayudar a la Argentina".
La desprolijidad, la grandilocuencia y la falta de respeto son la marca en el orillo de las extremas derechas, y lo que la local le aplica como castigo a la sociedad, lo sufre en el plano internacional a manos de sus homólogas. Encontrar un prepotente más grande es el destino de quien sólo concibe la vida como sometimiento.
Donald Trump y Scott Bessent, de banquina a banquina
A eso le siguió una expectativa inflada por el Gobierno respecto de la reunión de los presidentes, un baldazo de agua helada arrojado por el propio Trump al rostro de su groupie argentino y, este miércoles de nuevo, un grito de "falta envido" y otra venta de dólares desde Washington.
El mercado, donde los traders se preguntan si el Gobierno podrá pagar los vencimientos de deuda venideros y si el esquema cambiario volará por el aire o no, responde con los bandazos esperables.
Hace falta un poco de claridad.
Desesperación y pases de facturas en el Gobierno
Los malos resultados de la excursión de Milei dejaron al Gobierno girando como un trompo enloquecido y, una vez más, su feroz interna al desnudo. Aunque Santiago Caputo se había adelantado al viaje de la delegación para organizar la reunión presidencial al detalle, sus voceros en las redes sociales le achacaron el fiasco al canciller Gerardo Werthein, quien, a su vez, descalificó a las Fuerzas del Cielo.
"¿Quién se pondría a negociar un acuerdo que podría durar 6 días?"
Gerardo Werthein aseguró que el acuerdo entre Argentina y EE.UU. durará mientras "Javier Milei sea presidente" y apuntó contra Daniel 'Gordo Dan' Parisini: "Lo último que me falta es preocuparme por un tuitero". pic.twitter.com/diMiqKvleH
La aseveración del republicano de que sólo mantendría su "generosidad" con la Argentina en caso de que su enmudecido visitante ganara las elecciones se tradujo en un sainete: ¿había hablado de 2025 o de 2027?
Los analistas de los medios, la política y el mercado se entregaron de inmediato a un desesperado ejercicio de exégesis, como si Trump fuera el oráculo de Delfos, cuyos vaticinios podrían cambiar de blanco a negro por la simple ubicación de una coma.
El propio jefe de la Casa Blanca, acaso harto de esos sudamericanos que le ocuparon el día, terminó haciendo otro regalo envenenado: un posteo en su red Truth Social que terminó por confirmar los temores de que se había referido a lo que ocurra el domingo 26.
javier milei en la casa blanca con donald trump
Frente a frente, Javier Milei y Donald Trump en una reunión que no marchó de acuerdo al plan del gobierno argentino.
Analfabetos en inglés, Milei, Manuel Adorni, Patricia Bullrich y otros funcionarios –no Toto Caputo, que conoce esa lengua y los rigores del mercado– repostearon triunfantes un texto que decía exactamente lo contrario que lo que deseaban.
Los traders sí entienden ese idioma y las operaciones abrieron el mércoles en baja en todo lo que fuera riesgo argentino: peso, bonos y acciones. Sin embargo, Bessent –el único botón que responde a la presión argentina– sorprendió con un nuevo hecho y nuevos anuncios.
El plan 2.0 del virrey Scott Bessent
El hecho fue una segunda venta de dólares en el mercado –piadosamente llamada "compra de pesos"–, cuyo tamaño se conocerá este jueves. Los anuncios resultan más complejos de entender.
"Estamos trabajando en una línea de crédito de 20.000 millones de dólares que sería complementaria de nuestra línea de intercambio de divisas", el swap, dijo a la prensa. Pero ni siquiera esto último tiene todavía fecha de debut, mal que le pese al presidente del Banco Central, Santiago Bausili, que todavía debe preguntarse para qué, además de almorzar, viajó a Washington.
En concreto, todo es potencial y, más allá de una oferta de divisas que son chauchas para Estados Unidos, lo que cabe esperar hasta los comicios legislativos es una serie de bombas de humo comunicacionales. El paquete concreto está en pausa y a la espera del veredicto político.
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Javier Milei en el Salón Oval con Donald Trump.
En referencia a la nueva promesa, Bessent dijo que "es una solución del sector privado para los próximos pagos de deuda de Argentina (…). Muchos bancos están interesados y también varios fondos soberanos", añadió, elevando el salvataje total a 40.000 millones de dólares, pero sin abandonar el lenguaje ambiguo y el tiempo futuro.
El secretario del Tesoro, señalado en su país por estar entregando dólares para permitirles una salida ordenada a fondos de inversión amigos, se metió también en la espinosa cuestión electoral, para lo que bajó drásticamente el umbral de lo que podría considerarse un triunfo de la extrema derecha en las legislativas.
"Una victoria implicaría mantener un nivel de bloqueo sobre cualquier política negativa, de modo que el Presidente pudiera vetarlas. Por lo tanto, no se trata de una cuestión electoral, sino de una cuestión política. La Argentina tendrá el respaldo de Estados Unidos mientras continúe con estas políticas", apuntó al tercio salvador –aliados sumados– en la Cámara de Diputados.
Ante las promesas implícitas de no abandonar a Milei dentro de diez días –con el mencionado requerimiento, algo factible– y de hacerlo zafar del riesgo de default al que lo llevaron sus propias políticas, el mercado se dio vuelta. El dólar, que subía, bajó; los títulos públicos y las acciones, que bajaban, subieron.
Esperablemente, porque por ahora lo que se ve es básicamente humo oral, el buen tono no se sostuvo y el tipo de cambio oficial finalizó la rueda en alza a pesar de los dólares y los dichos del virrey, y de la vigencia de tasas de caución –de cortísimo plazo– superiores al 85%.
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El dólar del día después de la reunión fallida de Javier Milei con Donald Trump (Fuente: Rava Bursátil).
En la histérica Argentina paleolibertaria, el impacto financiero de las noticias no se mide de día en día, sino de hora en hora. La palabra del gobierno de los Estados Unidos –nada menos– se devalúa y el mal humor se desparrama.
Los chads del mercado se ríen para no llorar y algunos dicen que la Argentina devoradora de billetes verdes será el Vietnam financiero de Estados Unidos. Deliran, claro.
Más promesas de Estados Unidos, más dudas en Argentina
Anuncio nuevo, dudas nuevas. ¿Esos fondos de inversión y fondos soberanos dispuestos a ayudar comprarán deuda a precio de saldo simplemente esperando un rebote u obtendrán, a cambio, garantías oficiales? ¿Adquirirán bonos en el mercado secundario o en una nueva emisión? En el segundo caso, ¿a qué tasa y con qué rol del Congreso?
Por último, ¿se descarta una reedición del ruinoso Megacanje de 2001, que aumentó la deuda en más de 50.000 millones de dólares y le costó a Federico Sturzenegger –secretario de Política Económica de Domingo Cavallo y Fernando de la Rúa– un procesamiento del que terminó zafando en la Corte Suprema?
Embed - Visión 7: Procesados por el Megacanje 2001
Impiadoso, el candidato a senador porteño por Fuerza Patria Mariano Recalde le recordó al Coloso ese antecedente, primero de los "tres fracasos" que le achacó, sumando su paso por el Banco Central con Mauricio Macri y su rol actual. Sturzenegger, que parecía prestarse a debatir en TN, se mantuvo inmóvil y en silencio para no tener que tocar a un "kuka" ni en canciones.
Javier Milei y el riesgo de ser la mancha venenosa
Bessent puede bajarle el nivel de exigencia al concepto de "triunfo", pero no es seguro que el mercado lo siga en ese esfuerzo. Lo ocurrido con el dólar al cierre de la rueda de este miércoles así lo anticipa.
Días atrás, el virrey le hizo la segunda a Toto Caputo al considerar "adecuado" el nivel de las bandas, pero ambos están solos en esa porfía.
Al respecto, Sturzenegger cometió el martes un sincericidio. En impecable inglés, dijo en el Bloomberg Regulatory Forum: "Argentina tiene una banda cambiaria muy amplia que se va ensanchando mientras avanzamos, de hecho muy rápidamente". En efecto, el piso baja y el techo sube 1% mensual, según lo acordado con el FMI. Añadió que el país "está haciendo una transición hacia un tipo de cambio flotante".
El mercado entrevió en eso un anuncio de devaluación poselectoral y Toto Caputo, ya complicado en Washington, citó mentalmente a Sergio Massa al pensar: "No nos entra ni un quilombo más". Al final, el ministro desregulador aclaró que se había referido a una "eventualidad".
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En tanto, un gurú del Círculo Rojo como Carlos Melconian demostró que el sentido común puede saltar por encima de las ideologías y calificó la intervención estadounidense en el mercado como "una incursión cuasicolonial". Además, anticipó "un cambio macroeconómico del programa" y aseveró que el actual régimen cambiario "no puede sostenerse".
Afuera, el Financial Timesusó una frase habitual en Milei: "Si la locura es repetir la misma acción y esperar un resultado diferente, entonces un pilar central de la política económica argentina roza la demencia", lo hirió. Para el influyente medio británico, los dichos de Bessent sobre un peso subvaluado fueron un error y lo que cabe es permitir que la divisa flote y el peso se devalúe.
Cómo estarán las cosas que hasta Bausili admitió que la demanda de cobertura cambiara está "fuera de proporción" y ha creado "una situación muy extrema" que espera que se resuelva después de los comicios.
¿Creen de verdad, Bessent y Toto Caputo, que deberían y podrían sostener el statu quo? Nadie anuncia una devaluación, desde ya, y menos a tan pocos días de una elección agónica. Sin embargo, aun cuando Estados Unidos sostenga su apoyo hasta 2027, la pregunta que no se hace es qué quedaría de la credibilidad del Presidente y su ministro si esa devaluación anunciada a gritos en todos lados se concretara y si eso profundizara la recesión que ya se ha instalado, reforzara las presiones inflacionarias y recortara otra vez el poder de compra de los salarios y las jubilaciones?
En tal escenario, ¿podría Barry Bennet, El Lobista, convencer al macrismo residual, al radicalismo violáceo y a gobernadores que piensan en 2027 de sumarse a una coalición que sostuviera el experimento paleolibertario?
No sea cosa que el lunes 27 comience un nuevo juego: la mancha venenosa.