JUAN MANZUR

El primer ministro

Hiperactivo y al mando, así fueron las primeras 48 horas del jefe de gabinete. Hay quienes lo ven como par de AF. Siesta cero, debut conurbano y rienda corta.

Una lapicera, hojas sueltas y un cuaderno escolar con espiral. Juan Manzur entró a la oficina de la jefatura de Gabinete con lo puesto. De riguroso saco y corbata, médico sanitarista de los de antes (aunque solo pise los 52 años), usualmente prefiere la formalidad. Excepto si sale de recorrida de campaña o al territorio. En su despacho, a una puerta de la oficina de Alberto Fernández, no colocó siquiera un portarretratos ni ningún otro objeto que denote intimidad o su sentido de pertenencia. Aún así, en su entorno nadie cree que haya llegado al cargo para permanecer interinamente, salvo que el Presidente decrete lo contrario.

 

Las primeras 48 horas en la gestión del tucumano, "Juancito" para la vicepresidenta, fueron un raid agotador para cualquier mortal. No para él, animal político, peronista y madrugador sin tiempo para la siesta. El primer día citó a conferencia de prensa a las 8.30 porque le desaconsejaron hacerla más temprano. El segundo día, desayunó antes de las 7.30 con el ministro de Trabajo. "Mañana juntémonos para ver qué otras cosas tenés para ir trabajando y anunciando, venite a desayunar", le pidió a Claudio Moroni, apenas terminó la reunión del Consejo del Salario el martes por la tarde. El miércoles, efectivamente, se juntaron mientras Manzur invitaba café a los ministros que llegaron adelantados para la primera reunión de gabinete nacional de su gestión. El encuentro, de más de 120 minutos de duración, se repetirá cada 15 días. Y además mantendrá la costumbre de su antecesor, Santiago Cafiero, de reunir a los responsables del área económica.

 

El primer anuncio lo hizo con Carla Vizzotti, ministra de Salud. Como con ella, proyecta dar conferencias de prensa exclusivamente para reforzar algunos anuncios junto a integrantes del gabinete. Su objetivo es contar y mostrar en forma permanente la gestión y mejorar la comunicación, la relación con los medios y la visión que se tiene del Gobierno y de la Argentina. En este sentido, ya prepara una cita con corresponsales de la prensa extranjera.

 

A Vizzotti le hizo un pedido, mezcla de propuesta e indicación, para ir a la ofensiva con lo que falta en el plan nacional de vacunación. Tras tantas críticas opositoras, apuntará a acelerar la inmunización de la población infantil. Para agilizar, les dijo a la ministra de Salud y a su par de Educación que vacunen a los chicos en las escuelas, como se hacía 40 años atrás. Y así como los vacunatorios irán a los colegios, también combinó con Jaime Perczyk que se organice un operativo para buscar a quienes en pandemia se bajaron de la escolaridad. "Los chicos tienen que volver a la escuela, hay que ir a buscarlos, recuperar a los que quedaron fuera de la Educación", remarcó e insistió con compensar el tiempo que se perdió durante el aislamiento social y obligatorio. 

 

Ni su entorno más cercano pudo seguir en lo que va de la semana el ritmo del ministro coordinador. El martes recibió a cuatro gobernadores. Tres de ellos no habían estado en La Rioja en el encuentro que encabezó Fernández. Dos son aliados pero no propios, el salteño Gustavo Sáenz y el misionero Oscar Herrera Ahuad. También se sentó con Omar Perotti (Santa Fe ) y con Raúl Jalil (Catamarca). El miércoles, después de la reunión de gabinete, se fue en auto a Olivos al igual que Gabriel Katopodis. En los diez minutos de helicóptero que compartió con el Presidente, el secretario general Julio Vitobello, y el ministro de Obras Públicas hablaron de generalidades y así llegaron al acto de inauguración de la Facultad de Medicina en José C. Paz, punto de partida del Plan Remontar del oficialismo, que compartieron con Mario Ishii, Axel Kicillof y Máximo Kirchner, entre gran cantidad de autoridades municipales, funcionarios y funcionarias, dirigentes e integrantes de las listas. El impulso y la intensa agenda del Presidente obligaron al intendente emponchado a suspender un asado que había organizado para después del acto. Al menos, le avisaron la noche anterior.

 

En la calle. Con Fernando Espinoza y Eduardo de Pedro en La Matanza.

A su regreso desde el Conurbano, Manzur recibió en su despacho al flamante jefe de Gabinete de Buenos Aires, Martín Insaurralde. Charlaron en mangas de camisa, pero el tucumano volvió a vestir su saco para correr a La Matanza y conversar con Fernando Espinoza. El municipio lo conoce bien, allí arrancó su carrera política dos décadas atrás junto al ya fallecido Alberto Balestrini.

 

En la Casa Rosada y en el predio paceño, el miércoles marcó un doble debut para Manzur. Micrófono en mano abrió la primera reunión de gabinete en mucho tiempo (la última había tenido al Presidente en el centro de la mesa) y con una arenga de dos minutos invitó a que cada ministro y ministra contara su agenda y prioridades. Habló de la fuerte derrota en las PASO y de la necesidad de "levantar" la gestión y "rearmar el equipo". Dos o tres veces mencionó a Fernández por su cargo y como autor intelectual del encuentro. "Es muy verticalista", explicaron cerca suyo, mientras que los ministros lo definieron como "proactivo" y como "un par" del jefe de Estado. Esa condición, remarcaron, puede permitirle aconsejar al Presidente sin intimidarse. 

 

En el palacio. Con su par bonaerense Martín Insaurralde.

Las hojas donde Manzur punteó ideas no fueron al cesto de papeles. Incluso le pidió a cada ministro que las mismas cosas que le habían explicado, se las enviaran por escrito. Los instó a ponerse al hombro la gestión y les avisó que hará un permanente seguimiento de las políticas de cada uno. Piensa en una especie de panel de control para monitorear y articular las medidas en las que trabaja cada ministerio, de manera de hacerlas más efectivas. Pidió además que comuniquen públicamente aquello en lo que trabajan, y subrayó la necesidad de que salgan a caminar, a preguntar y a escuchar qué quiere o reclama la ciudadanía. 

 

Todavía no se sabe, porque no se definió, si será o no jefe de campaña como lo fue Cafiero hasta las PASO. Sí tienen definidos sus roles Katopodis y Juan Zabaleta, quienes además de ministros de Obras Públicas y Desarrollo Social tendrán los ojos puestos en la territorialidad y en distritos bonaerenses y de cada una de las provincias. La centralidad la tendrá el jefe de Gabinete que, aunque no es muy ordenado, apunta a marcar la agenda pública y a ordenar todo el Gobierno. Eso sí, Manzur repitió que todo lo que haga o diga será consensuado antes con el Presidente. Porque, al final de cuentas, su llegada a la Casa Rosada tiene como objetivo darle fuerza política al primer mandatario y, después de la derrota en las PASO, sumarle poder a la banda presidencial para modificar el escenario electoral.

 

El ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona.
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