“Hemos oído el mensaje de las urnas. Vamos a recuperar la dignidad de los argentinos! ¡Estamos saliendo de la pandemia! ¡Salgamos con toda la fuerza a recuperar la vida que nos merecemos!”. Con el último aliento y la cara colorada por el esfuerzo, Alberto Fernández alza todo lo que puede su voz disfónica y trata de ponerle tono épico al final de su discurso. La cosa parece funcionar: los miles de militantes que están frente a él levantan las banderitas argentinas que les repartieron al ingresar, gritan y aplauden debajo de una lluvia de papel picado preparada para la ocasión.
Es el cierre del acto con el que el Frente de Todos busca relanzar la campaña después del amargo revés en las urnas de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), la interna a cielo abierto y la crisis de gabinete.
El lugar, José C. Paz, no fue elegido al azar: fue el municipio con uno de los mejores desempeños electorales en medio de un escenario de duras derrotas para el oficialismo. Allí, el FdT ganó con el 44,6 por ciento de los votos sobre 24,2 por ciento de Juntos. La estrategia del caudillo local Mario Ishii de habilitar internas robusteció aún más los números en el tramo local, donde el oficialismo superó el 49 por ciento y casi duplicó a la oposición.
La convocatoria tiene como excusa la inauguración del nuevo edificio de la Facultad de Medicina de la UNPAZ, construido por Ishii con recursos municipales. Pero el acto oficial queda de lado, corrido por los rituales de la liturgia militante, que parece haber vuelto con fuerza en esta nueva etapa de normalidad post covid. Es, en última instancia, un acto de campaña.
Apenas 24 horas antes, el Gobierno nacional anunció la decisión de empezar a poner fin al capítulo pandémico, a partir de la eliminación de todas las restricciones y el fin de la obligatoriedad del tapabocas al aire libre. Para el Presidente, una consecuencia lógica de la caída de casos y el nivel de vacunación; para la oposición, una movida apurada y demagógica para intentar revertir el resultado de las PASO.
Esa liturgia de la normalidad recién estrenada apareció con fuerza en José C. Paz, plataforma de lanzamiento formal del Plan Remontar del FdT en busca de la heroica: dar vuelta la votación y ganarle a Juntos en noviembre.
Sobre el escenario está la plana mayor del oficialismo, pero con una disposición que parece hablar del nuevo tiempo que se vive en el Frente de Todos. Junto a Alberto, el gran protagonista de la jornada: el intendente Ishii, con su legendario poncho rojo sobre el hombro derecho. Muy cerca, el gobernador Axel Kicillof, Máximo Kirchner y el flamante Jefe de Gabinete, el tucumano Juan Luis Manzur. Más alejados, el resto de los ministros y funcionarios invitados. Más lejos todavía, detrás de ellos, en un segundo plano y casi sin ser enfocados por las cámaras, Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollan, primera y segundo en la lista de postulantes al Congreso en representación de Buenos Aires, quienes no son mencionados por el locutor del acto a la hora de las presentaciones.
A un costado se ve el enorme y recién terminado edificio de la Facultad de Medicina, que tiene 20.370 metros cuadrados cubiertos y que el año próximo recibirá a 21.600 estudiantes. Ishii comenzó a construirlo con recursos y mano de obra municipal en 2018, cuando el rector de la UNPAZ era el actual secretario General de la Gobernación, Federico Thea, y su plantel docente estaba integrado por varios ministros bonaerenses, como Agustina Vila (Educación) y Pablo López (Economía), todos ellos presentes entre los invitados.
Los militantes se sacan fotos frente a la moderna fachada del edificio, cerca de los puestos de choripán, de garrapiñadas y de ventas de remeras con las caras de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. La principal novedad de la jornada gris, además de la aparición en pleno de las figuras del gobierno nacional, provincial y los candidatos tras las derrota, parece ser la vuelta del color y el calor militante a los actos del peronismo.
Ishii parece estar en todos lados. Abajo del cartel que indica que se trata de la Facultad de Medicina, se lee “Gestión Mario Ishii”. Las banderas llevan pintada su cara con el tradicional poncho. Hay hasta un mini zeppelin flotando entre la multitud con el nombre del jefe comunal.
El intendente logró el domingo 12 lo que ninguno de sus pares del conurbano: el FdT duplicó en votos a Juntos en ese distrito ubicado en el corazón de la Primera sección electoral, donde el oficialismo apunta ahora todos los cañones para intentar acortar diferencias y, si es posible, dar vuelta la elección.
Por eso, el acto es también un reconocimiento a Ishii. Fernández lo menciona en su discurso. Máximo Kirchner, parado a su lado, le palmea el hombro varias veces, le dice cosas al oído, lo mira sonriente.
Cuando termina el acto, después del discurso del Presidente, todo se vuelve un caos. Los militantes que estaban detrás de la valla la sobrepasan, se acercan al escenario, buscan el contacto con Kicillof, con Ishii o con Tolosa Paz, que deja el segundo plano y se acerca a estrechar manos, sacarse selfies y recibir cartas.
Con el tumulto post pandémico vuelve un ritual que el peronismo extrañaba y necesitaba. La campaña hacia noviembre tendrá, parece, la mística de la normalidad recuperada que el Frente de Todos espera hacer rendir en las urnas.