Según pasan dos años

La metamorfosis de la provincia política durante la era Kicillof

Juego y movimientos de los liderazgos territoriales post 2019 y hacia 2023. Las comunas que perdió JxC y el reagrupamiento radical. Más fuertes y más débiles.

Sin mediar elecciones, el poder político de la provincia de Buenos Aires mutó tras el triunfo de Axel Kicillof. No sólo hubo variaciones en el mapa partidario por la fuga de varios intendentes de los frentes que los acunaron en 2019. También hubo cambios de último momento y un ordenamiento de liderazgos que reacomodó el tablero político en la antesala de la próxima ronda electoral.  

 

Los primeros movimientos se dieron inmediatamente después de las elecciones. En varios municipios, los intendentes elegidos en las urnas de octubre de 2019 abandonaron su sillón para asumir cargos en otras esferas públicas.

 

El primer cambio se dio en General San Martín. En la convocatoria de su mesa chica, el presidente Alberto Fernández sumó a Gabriel Katopodis, que había renovado su mandato en el municipio, como titular de Obras Públicas. En su reemplazo dejó a Fernando Moreira. Semanas después, Kicillof convocó al intendente de General Las Heras, el massista Javier Osuna, para que presidiera Autopistas de Buenos Aires Sociedad Anónima (AUBASA). En el pago chico dejó al entonces concejal Marcelo Sartori.

 

Los últimos reemplazos llegaron noviembre. La renuncia de María Eugenia Bielsa a su cargo como ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat terminó con el arribo de dos intendentes en esa área. En su lugar fue designado Jorge Ferraresi, entonces jefe comunal de Avellaneda, que dejó a su jefe de Gabinete, Alejo Chornobroff, para cuidarle el sillón y a su esposa, Magdalena Sierra, como cabeza del equipo de secretarios. Además, el Presidente designó como secretario de Hábitat nacional al intendente de Navarro, Santiago Maggiotti. En su lugar asumió el entonces presidente del Concejo Deliberante, Facundo Diz.   

 

Portazo y la experiencia vecinalista

A fines de 2020, se cristalizó un armado de intendentes definidos como independientes, un vecinalismo bonaerense que, con una agenda municipalista, planteaba lograr mayor autonomía y cambiar algunas reglas del juego electoral. El grupo, integrado por siete jefes comunales, salió a la cancha con el nombre “Buenos Aires Primero”, espacio con el que parecía que podría definir un juego conjunto. Mientras esa definición es parte de conversaciones, encuentros y estrategias, vale mencionar el caso de cuatro de estos siete integrantes que, a diferencia del sector minoritario, en las elecciones pasadas no compitió con una propuesta localista sino como parte de armados nacionales.

 

En Necochea aparece uno de los abanderados. Tras arribar a la intendencia en 2019 bajo el sello de JxC, Arturo Rojas  se alejó de esa coalición y también del Partido FE, desde donde se proyectó. Anfitrión del primer mitin vecinalista, Rojas ya anotó sello propio para jugar en estas legislativas: Nueva Necochea. Más allá de las negociaciones vigentes con randazzistas y otros para dilucidar si su espacio jugará pegado a un proyecto provincial, en su armado no dudaron en asegurar a Letra P que no hay temor de afrontar la elección con boleta corta, con la que incluso estiman una performance electoral que les permita incrementar en al menos un concejal su bloque en el deliberativo.

 

Como su par necochense, el intendente de San Pedro, Cecilio Salazar, también se alejó de Juntos por el Cambio tras renovar su mandato en 2019, pero, a diferencia del costeño, no se alejó del Partido FE y fijó su “objetivo en fortalecer” el espacio que preside a nivel provincial. En conversación con Letra P, no quiso entrar en definiciones sobre su juego para las próximas elecciones, pero aclaró que no está en sus plantes regresar a JxC. “Nunca nos tuvieron en cuenta”, dijo y contó que la gota que colmó el vaso fue con la pandemia. “Nuestra recaudación cayó significativamente y nadie de Juntos por el Cambio me llamó para preguntarme qué necesitaba”, se quejó. De ahí, articuló con los seis intendentes vecinalistas y generó una relación aceitada con el gobierno bonaerense.

 

El intendente de Tornquist, Sergio Bordoni, también se alejó de Juntos por el Cambio. El jefe comunal llegó al municipio en 2015 con la alianza Cambiemos y en 2019 renovó su mandato con la misma boleta. Sin embargo, a mediados de 2020, oficializó su salida luego de cuestionar a las estructuras bonaerense y nacional de Juntos por el Cambio. Tras el portazo, se especuló con la posibilidad de que se acercaría al Frente de Todos por el buen vínculo que mantiene con el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa. Sin embargo, hasta ahora se ha mostrado recostado en el armado vecinalista.

 

Guillermo Britos, de Chivilcoy, tampoco había competido con sello localista. Sin embargo, se acercó al espacio por no fichar el Frente de Todos ni en Juntos por el Cambio. En 2019, renovó su mandato como candidato de Consenso Federal, espacio que lideró el exministro de Economía Roberto Lavagna. Luego del triunfo, se declaró “independiente”. De cara a las próximas elecciones, fundó Primero Chivilcoy, un espacio con el que podría competir en las próximas elecciones. En su pago chico, a pesar de las especulaciones, no le cierra las puertas a nadie. Hace unas semanas, recibió al exintendente de San Miguel y exministro de Gobierno Joaquín de la Torre, quien, para moldear su plan 2023, recorre la provincia en busca de dirigentes con peso electoral que quieran acompañar su propuesta.

 

Romper con La Cámpora

La campaña “Yo me Planto”, liderada en soledad por el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, puso en evidencia que el orden construido en el Frente de Todos antes de las elecciones de 2019 está agrietado puertas adentro.

 

Si bien el jefe comunal no tomó distancia de la coalición gobernante, tampoco ocultó sus diferencias con el diputado Máximo Kirchner y La Cámpora cuando el hijo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y un grupo de intendentes liderados por el lomense Martín Insaurralde propuso que el líder de la organización kirchnerista asumiera como presidente del PJ provincial.

 

En soledad, Gray se convirtió en la resistencia y busca que la justicia avale la suspensión del llamado a elecciones del Partido Justicialista bonaerense para poder completar su mandato en la presidencia rotativa que asumió junto a su par de Merlo, Gustavo Menéndez.

 

En un año donde no hay margen para perder ningún voto, en el Frente de Todos trabajan en distintas vías para recomponer el vínculo. Gray, por su parte, no se alejarían del espacio, pese a haber sido seducido con otras propuestas. Según supo Letra P, por su posición contra La Cámpora recibió muchas ofertas de la oposición. Hasta ahora, todas habrían caído en saco roto.

 

El reagrupamiento radical

Después de 2019, la reconfiguración del intendentismo radical se dio de la mano de la disputa interna, pero no finalizó con ella. La ajustada derrota y la proyección discursiva de un escenario de mitades en la UCR bonaerense hace que el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, avance en su idea original de presentar pelea interna en las PASO con listas propias en sintonía con Evolución, espacio liderado por Martín Lousteau. Para eso, los motores prendidos para la campaña interna no se apagaron y, vía Zoom, hubo nuevas definiciones.

 

Allí, los intendentes del espacio juegan fuerte. Ya están craneando las listas seccionales y, en algunas de ellas, a la cabeza hay jefes comunales, como en la nómina para el Senado por la Quinta, donde, según adelantaron a Letra P fuentes confiables, se daría la candidatura de Matías Rappallini (Maipú). Con él, trabaja Miguel Gargaglione (San Cayetano). En la Sexta, el referente possista es Facundo Castelli (Puan) y en la Cuarta, Franco Flexas (Viamonte). De nacer el Plan PASO de Posse, caciques de la UCR volverán a cruzarse en septiembre.

 

 En el aparato oficialista radical, apenas concluyó la era vidalista, el primer hito fue acaparar la conducción del Foro de Intendentes. Tras obturar intentos opositores por tomar las riendas, el grupo forista quedó al mando de Miguel Fernández (Trenque Lauquen) y una mesa de conducción plenamente oficialista, en la que destacan Daniel Cappelletti (Brandsen) y José Luís Salomón (Saladillo). A futuro, la apuesta ganadora de la mayoría de los jefes comunales de la UCR a la candidatura de Maxi Abad se liga con las expectativas de hacer valer sus lapiceras en las listas seccionales.

 

Mundo amarillo

Así como el ostracismo del poder disparó agrupamientos intendentistas en el peronismo, en el PRO la vuelta de taba produjo efectos similares. El caso paradigmático es el del Grupo Dorrego, desde donde los alcaldes amarillos buscan gravitar en el venidero armado de listas y marcar agenda opositora. Además de las aspiraciones bonaerenses de Jorge Macri, desde esa plataforma se consolidan liderazgos seccionales como los de Néstor Grindetti (Lanús) y Julio Garro (La Plata). Este último caso, con el aditivo de no descartar posibilidades para 2023, incluso provinciales, siempre con el lema de “un intendente a la gobernación” como bandera. Para eso, como contó Letra P, el platense ya tiene a su núcleo duro jugando fuerte en el territorio.

 

En la Quinta, Guillermo Montenegro tiene en JxC una gravitación diametralmente distinta a la que tenía su antecesor, Carlos Arroyo, a la hora de discutir la lista seccional en 2017. El actual intendente marplatense buscará anotar figuras de confianza en los primeros casilleros y eso lleva rediscutir lugares entre socios. Por lo pronto, acentuó su perfil seccional como anfitrión de referentes PRO de bastiones como Tandil o, como este jueves, al necochense José Dodds.

 

Montenegro y su comitiva este jueves con dirigentes del PRO Necochea. El marplatense acentúa su perfil seccional.

Según supo Letra P, el exministro porteño tiene reuniones previstas con dirigentes de La Costa, Lavalle, Mar Chiquita, Villa Gesell y más. En estos encuentros, la comitiva de Montenegro está compuesta por el coordinador de Gabinete, Alejandro Rabinovich; el coordinador PRO, Emiliano Giri, y el concejal Agustín Neme. El formato busca exhibir un modelo de gestión y avanzar en el criterio de armado seccional. Allí, uno de los reclamos de los distintos dirigentes distritales se focaliza en la importancia de empezar a tener legisladores del territorio que se ocupen de la sección y distinguirlos de aquellos de la superestructura.

 

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