Javier Milei, Donald Trump, la UIA y la industria nacional
Captura de redes
Las exportaciones de acero y aluminio de Techint y Aluar a Estados Unidos están incluidas en el futuro acuerdo comercial que anunciaron Donald Trump y Javier Milei. La industria de bebidas y alimentos trabaja para insertarse en el listado de productos con preferencias para el mercado estadounidense. El sector automotriz, con las pickups, y Vaca Muerta son otros potenciales ganadores.
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En el otro rincón, más a la defensiva, quedó la industria nacional de la maquinaria agrícola. El borrador de entendimiento con Estados Unidos incluye la posibilidad de un mayor ingreso de equipos usados, una demanda histórica de los farmers estadounidenses, que renuevan maquinaria con alta frecuencia gracias al crédito barato y abundante. En Argentina, donde el financiamiento es escaso, esa apertura podría afectar la producción local de cosechadoras y tractores.
Las importaciones de maquinaria agrícola usada preocupa a las pymes
Expoagro
Medicamentos y patentes
La industria farmacéutica también encendió las alarmas. Los laboratorios nacionales, nucleados en la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (CILFA), rechazan la insistencia de Washington en incorporar una cláusula de cumplimiento estricto de la ley de patentes medicinales.
Según explican, si se aprueba esa exigencia, las multinacionales agrupadas en la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEME) podrían cobrar regalías no sólo sobre las patentes originales, sino también sobre cada innovación o modificación introducida en un medicamento, extendiendo su período de exclusividad.
Fuentes de CILFA sostienen que esa medida afectaría el desarrollo de los medicamentos biosimilares, versiones equivalentes a los productos originales que no pagan regalías y que hoy garantizan el acceso a precios más bajos. “Si se impone la visión de Estados Unidos, los precios de los remedios en Argentina van a aumentar”, advierten.
La UIA busca compensar la recesión
En el tablero interno, el acuerdo tiene el apoyo explícito del presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, quien lo considera una salida parcial frente a la recesión que golpea a las fábricas. “Un acuerdo permitirá defender las exportaciones consolidadas de acero y aluminio, y compensar la caída del mercado interno incrementando las ventas externas de alimentos, químicos y algunos productos metalmecánicos”, explican cerca suyo.
Rappallini insiste en que el pacto con Estados Unidos “representa una gran oportunidad para la industria argentina” y que permitirá competir en condiciones preferenciales con actores globales como China, México, Canadá, Europa o Brasil. El interrogante, admiten en la UIA, es cuánto bajará Trump los aranceles a los productos argentinos para que resulten más competitivos que los de esos países.
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El presidente de la UIA, Martín Rappallini preocupado por el contrabando
Desde la central fabril agregan que, aunque Estados Unidos tiene una escala productiva inalcanzable para la Argentina, sus costos internos -por impuestos y salarios- son más altos. “Si logramos preferencias respecto de China y de otras economías, podemos ganar nichos de mercado. En varios sectores industriales somos complementarios, distinto es el caso del agro”, señalan los industriales.
Sin embargo, el entusiasmo tiene límites. Algunos economistas advierten que la Argentina y Estados Unidos tienen estructuras productivas competitivas y no complementarias, por lo que los beneficios podrían ser acotados. “El acuerdo puede abrir oportunidades, pero necesita una macroeconomía razonable y un tipo de cambio competitivo”, repiten en la UIA, que considera una mejora el valor actual del dólar a $1500.
Alimentos para el norte
El convenio, todavía bajo confidencialidad, cuenta con el respaldo de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), que preside Carla Martín Bonito. Según explicó a Letra P, Estados Unidos clasificó a la Argentina dentro del grupo de economías con arancel adicional más bajo, lo que implica ventajas frente a competidores directos.
“Los aranceles que aplica Estados Unidos a otros proveedores de alimentos y bebidas son más elevados: a Brasil e India les cobra cerca del 50%, y a la Unión Europea, tras sucesivas rondas negociadoras, se lo redujo al 15%”, detalló Martín Bonito.
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Carla Bonito al frente del Círculo Rojo alimenticio
En ese marco, la COPAL ve una “ventana de oportunidad” para que nuevos exportadores argentinos lleguen a las góndolas estadounidenses a través de importadores, supermercados y distribuidores.
En esa lista aparecen las carnes y los vinos, que podrían sumar más de u$s 500 millones en exportaciones adicionales, según estimaciones privadas. La posible apertura, sin embargo, ya generó resistencia de los ganaderos estadounidenses, preocupados por una competencia más agresiva en su propio mercado.
Pickups sí, autopartes no
Otro de los sectores con expectativas es el automotriz. En la UIA aseguran que “Estados Unidos compra la Toyota Hilux en Asia, y hay que ver si podemos revertir eso y venderles las pickups producidas en Argentina”. El potencial de crecimiento es significativo: “EE.UU. importa unos u$s 350.000 millones desde México; si Argentina lograra colocar entre 30.000 y 40.000 millones, sería un salto histórico”, señaló Rappallini.
El dirigente advirtió, sin embargo, que el impacto no será inmediato: “El acuerdo comercial es sólo el primer paso. Después habrá que trabajar en misiones comerciales, financiamiento y fortalecimiento de proveedores”.
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La pickup Hilux podría entrar a los Estados Unidos, si Trump lo permite
Las autopartistas, en cambio, se muestran más escépticas. Juan Cantarella, titular de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), afirmó a Letra P que “no hay forma de competir con México, que tiene un acuerdo de preferencias arancelarias del 100% y una exigente regla de origen”. Por el contrario, explicó, “las normas del Mercosur son demasiado flexibles y eso nos resta competitividad”.
Cantarella agregó que, si bien algunos exportadores de autopartes de nicho podrían mejorar su situación, el efecto general será limitado. “El gran proveedor de autopartes de EE.UU. es México. Nosotros podemos beneficiarnos con pequeñas mejoras de arancel, pero no habrá un flujo masivo de exportaciones”, sostuvo. La entidad denuncia, además, que las terminales locales aumentaron la incorporación de piezas importadas desde China, lo que resta espacio a la producción nacional.
Aldo Lo Russo, de Metalúrgica Baigorria, que produce componentes para el mercado de reposición y exporta a Estados Unidos, confirmó que ya percibe ventajas relativas frente a China: “Actualmente tenemos mejores precios, incluso con aranceles. Un acuerdo podría mejorar aún más esa brecha, aunque no creo que genere un boom exportador. No hay que olvidar que el pacto será recíproco y ellos son mucho más competitivos”.
Estados Unidos asfalta el acceso
El punto más claro del borrador del acuerdo es la creación de un esquema de “facilitación de exportaciones”, orientado a reducir costos logísticos y aduaneros, eliminar trabas y agilizar procedimientos. En el lenguaje diplomático de Washington, se trata de “limpiar las barreras paraarancelarias” que actualmente entorpecen el comercio bilateral.
Fuentes del Gobierno explicaron a Letra P que el plan no contradice los compromisos del Mercosur, aunque introduce una nueva dimensión de alineamiento estratégico. “Argentina debe integrarse a las cadenas globales de suministro de Estados Unidos”, repite Milei, quien define a su administración como “un aliado incondicional” de Washington.
A cambio, la Casa Blanca ofrecería preferencias para inversiones estadounidenses y aseguraría el acceso a insumos estratégicos, como uranio y químicos industriales. Esa agenda coincide con la reconfiguración de la política comercial estadounidense, que busca reducir la dependencia de China y consolidar nuevos socios energéticos en América Latina.
Potenciales y límites
“Con Estados Unidos tenemos economías muy parecidas -señala la economista Agostina Monti Salías, politóloga con maestría en Economía Política Internacional-. En 2025, más del 50% de las exportaciones argentinas estarán concentradas en petróleo crudo, nafta, acero, aluminio, carne, vinos y frutas. Son bienes con bajo valor agregado. Por eso, el acuerdo no implicará un salto exportador si no se resuelven los problemas estructurales de competitividad, financiamiento y estabilidad cambiaria”.
En paralelo, fuentes cercanas al empresario Javier Madanes Quintanilla afirmaron a Letra P que ni Aluar ni Tenaris recibieron información oficial sobre la posibilidad de que Estados Unidos reduzca los aranceles del 50% aplicados por Trump en junio pasado. Sin embargo, fuentes de la UIA incluyeron la baja de impuestos para estas exportaciones estratégicas en el acuerdo.
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Aluar, de Javier Madanes Quintanilla (Der.), impactada por las medidas de Donald Trump
Ambas compañías concentran el grueso de las exportaciones metalúrgicas hacia ese destino: Aluar es el sexto proveedor de aluminio del mercado estadounidense y más de la mitad de su producción se dirige allí.
El acero y el aluminio, junto con la energía, seguirán siendo los sectores más relevantes en el intercambio bilateral. El resto de la industria espera conocer los términos finales del acuerdo que Milei y Trump prometen rubricar antes de fin de año.
Entre expectativas y temores, la UIA se alinea con el Gobierno, pero las fábricas, puertas adentro, siguen preguntándose quiénes serán los verdaderos ganadores.