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Martín Llaryora encierra al G6 opositor del Gran Córdoba con dos ventanillas de gestión exprés

Para aumentar su presencia en el bastión, el gobernador sumó la Comunidad Regional al Ente Metropolitano. El intendentismo, entre la duda y la necesidad.

Se trata también de una renovada herramienta de gestión que augura mayor discrecionalidad en el manejo de recursos para una administración provincial que podría saltear los controles del Tribunal de Cuentas, dirigido por la oposición, y evitar el fárrago parlamentario en una Legislatura donde la paridad de ralentiza el tránsito de proyectos.

La entidad será presidida por Claudia Acosta, representante del cordobesismo e intendenta de la pequeña comuna de Mi Granja, única reelecta en diciembre pasado.

La presencia de todas las comunas del departamento no conlleva una adhesión irrestricta. Numerosas dudas marcaron los intercambios previos entre alcaldes. En particular por pasadas experiencias en la administración del ente que derivaron en causas judiciales por desviación de fondos y evasión fiscal.

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Manuel Calvo entregó fondos a la intendenta de Mi Granja para obras de pavimentación. 

Manuel Calvo entregó fondos a la intendenta de Mi Granja para obras de pavimentación.

El caso más sonado vincula a un nombre que resuena por estas horas, el exintendente de Saldán, el peronista Cayetano Canto, sospechado de enriquecimiento ilícito. Según bisbisean reconocidos dirigentes, las olas pueden salpicar a otros exfuncionarios.

Para los opositores, las dudas fueron más allá de lo administrativo. La presunta discrecionalidad y la superposición de gestiones con otros organismos (el señalado Ente Metropolitano o la mesa Provincia Municipios) sembraron sospechas en una región en la que Llaryora multiplica señuelos para engordar el Partido Cordobés.

Pragmáticos al fin, con crecientes necesidades en épocas de recorte y motosierra, finalmente la totalidad de los jefes comunales firmó su participación. Para el gobierno provincial también resultó aliviador constatar que en Colón no se repetiría la experiencia de la Comunidad Regional de Punilla.

El foco rebelde para Martín Llaryora

La Calera fue la última ciudad en confirmar su presencia en la remozada entidad. Su intendente, Fernando Rambaldi, parte esencial del G6 regional y contrario a la construcción llaryorista, lo hizo con varios reparos.

El más importante apuntó a la presencia de Rodrigo Rufeil, su adversario en la política calerense, en la reunión de constitución formal. “Nadie entiende por qué estuvo. Nadie explicó. Quizás haya un manto de impunidad por las investigaciones en curso”, dispararon en el entorno del dirigente vecinalista.

Intendentes del Gran Córdoba
Ezequiel Lemos (Río Ceballos); Pablo Cornet (Villa Allende); Fernando Rambaldi (La Calera); Adela Arning (Mendiolaza); Miguel Pittaro (La Granja) y Federico Zárate (Jesús María), el G6 de JxC en el Gran Córdoba.

Ezequiel Lemos (Río Ceballos); Pablo Cornet (Villa Allende); Fernando Rambaldi (La Calera); Adela Arning (Mendiolaza); Miguel Pittaro (La Granja) y Federico Zárate (Jesús María), el G6 de JxC en el Gran Córdoba.

Como sus pares, el gobierno de la ciudad más poblada del departamento cuenta con el reparto de fondos desde un ente, de adhesión voluntaria, cuyo objetivo principal es “apuntalar el desarrollo económico y social de cada una de las regiones en las que se divide la provincia”.

“Nos quedamos porque van a bajar plata. Esperamos que lleguen fondos de la Provincia, porque los necesitamos. Sabemos que habrá manejos políticos, esperamos que no haya amiguismo”, dicen desde un municipio cercano.

Los puentes de Juntos por el Cambio

La discrecionalidad fue uno de los argumentos esgrimidos por los intendentes que conformaron el G6. La percepción de fortaleza que les devolvió el mapa político configurado en diciembre los llevó a tender puentes de gestión por fuera de los límites provinciales.

Administrando las ciudades más grandes del área, imaginaron un contrapeso al Ente Regional Córdoba, cabecera de playa del llaryorismo, hoy bajo control del intendente de la capital provincial, Daniel Passerini, quien juega también su propia proyección, ya sin posibilidad de reelección.

Como ya contara Letra P, en los meses previos a la conformación de las comunidades regionales una decena de referentes trajinó el departamento Colón para atenuar los incipientes focos de rebeldía. Muchos de ellos, antiguos compañeros de ruta de los alcaldes.

La nueva ventanilla ofrecida es gestionada por el ministro de Gobierno, Manuel Calvo. Con varios años ya en cargos clave de la administración provincial y aspiraciones propias, el varíllense se ha convertido en el principal tallador en el juego del gobierno provincial con los intendentes.

Su gestión será clave para Llaryora, quien ha debido rediseñar estrategias para su de proyección nacional. Con una Legislatura trabada y un Tribunal de Cuentas manejado por la oposición, sus adversarios adjudican a tales condicionantes la intención de crear entes que privilegien la rosca a la formalidad.

Aún conscientes de ello, con antiguas alianzas vaciadas de poder, los alcaldes serranos saben que por ahora son las canillas provinciales las únicas que gotean.

Los ministros Manuel Calvo, Gobierno; Guillermo Acosta, Economía; y Martín Gill, Cooperativas y Mutuales, a cargo de la reunión con intendentes de todo el arco político.
Martín Llaryora, Myrian Prunotto y Gustavo Brandán peinan el territorio del Gran Córdoba.

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