Los juegos de seducción de Sergio Massa, la llegada de Javier Milei a Córdoba para el cierre de campaña, las indefiniciones-definiciones de Martín Llaryora y los vaivenes del gobernador Juan Schiaretti son apenas algunos de los vórtices que encierran a la política cordobesa de cara al ballotage. Como sucederá en todo el país, pero en especial en la provincia, los efectos del resultado del domingo empezarán a plantear el ajedrez local.
Como adelantó Letra P, el senador Luis Juez tiene todos los boletos para ser punching ball del gobernador electo desde el 10 de diciembre. “Problema de él si me elige. Yo no soy enemigo de nadie”, deja trascender el actual senador a la mesa chica de Frente Cívico, su fuerza política. En igual sentido se expresan sus espadas en la Unicameral. “Vamos a ser oposición. Para eso nos votaron”, aseguran.
Quedó claro: el primer golpe del llaryorismo-schiarettismo vino con la modificación de la letra chica que rige en el Tribunal de Cuentas de la provincia que se sustanció durante la madrugada de este jueves. Su fuerza emanará no sólo del organismo donde Juez tiene mayoría, sino también de la recuperación del Frente Cívico en el recinto. Allí apuntará el excandidato a gobernador.
No sin cierta lógica, en los pasillos del moderno edificio legislativo evalúan la conveniencia de la jugada del gobernador electo de restablecer a Juez en el centro de la escena. La ecuación no parece descabellada. Al contrario.
Con un Juntos por el Cambio en busca de su destino, la figura del excandidato a gobernador aparece en el horizonte como un líder en proceso de legitimación. Ante esto, nada mejor que la invitación de la futura máxima autoridad provincial a dejar el ring side y ocupar una esquina del cuadrilátero. Jugada arriesgada la del Partido Cordobés llaryorista, que debutará con la Unicameral empatada con 33 legisladores a favor y 33 en contra.
Todos unidos
"A partir del 10 de diciembre habrá un reacomodamiento de la oposición. Nosotros sabemos donde estamos parados”, reconocen la ventaja inicial desde el seno del juecismo, que tendrá un interesante núcleo propio con Walter Nostrala, Nancy Almada; el hermano mellizo, Daniel Juez, Viviana Martocchia, Juan Pablo Peirone y Walter Gispert.
“No creemos que se rompa Juntos por el Cambio. Todavía estamos hablando en torno a la conformación de autoridades y la estrategia que nos daremos en el próximo periodo legislativo”, se sinceran. La observación tiene como telón de fondo la heterogeneidad del futuro bloque radical, que tiene al menos cuatro líneas internas, y el efecto ave fénix por el que deben pasar las huestes juntistas tras la triple derrota sufrida en este año electoral.
“Juntos por el Cambio es el mejor paraguas para la oposición”, repiten al descartar la diáspora. Sin embargo, se anticipan muchas horas de rosca y cafeteo en los alrededores del centenario partido. La emergencia del intendentismo radical, díscolo pero orgánico en las elecciones provinciales, es una situación a resolver con urgencia. Con un menú tentador, Llaryora toca la campanita para invitarlos a la mesa.
Además de las cuitas radicales, también está la presencia de la Coalición Cívica, el PRO y el monobloque libertario, factores que deberán ser tenidos en cuenta a lo largo de las distintas votaciones.
Esa orfandad es otro de los puntos que el juecismo puede evaluar como parte del win-win. Recuperar el tiempo y cocinar a fuego lento la vuelta al redil.
Todo sigue igual de bien
“Con Rodrigo está todo más que bien. Luis es su amigo y entiende que cometió un error. No se va a pelear”, certifican en el juecisimo otra pata no menor del tejido opositor en la Legislatura, ya que el diputado radical se garantizó la mayoría para su partido en la lista legislativa. La amistad fue testeada a mitad de año a partir de la indefinición en torno a las candidaturas.
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El aislamiento de Rodrigo De Loredo en la campaña para la intendencia de la capital, cuestionado puertas adentro de la coalición, parece ir quedando atrás en el tiempo.
El joven delfín radical no logra aún recuperarse del traspié municipal, por lo que su futuro cercano estará en la Cámara de Diputados, desde donde empezará a levantar el perfil. Ventaja para Juez, quien ya hizo el duelo pos derrota y aprovechará su exposición nacional en el Senado, pero con la mira puesta en tener una tropa legislativa hiperactiva.
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La maratónica sesión de ayer de la Unicameral, una de las últimas con la actual conformación legislativa, arrojó una muestra de lo que puede esperarse en 2024. Con críticas fuertes, silencios que dicen mucho y algunas chicanas, el oficialismo le allanó el camino a Llaryora al modificar las atribuciones del Tribunal de Cuentas de la Provincia.
Primer golpe del llaryorismo, ya que el órgano de contralor tendrá mayoría opositora en menos de un mes. Beltrán Corvalán y Fernanda Leiva, juecistas de paladar negro, motorizaron las críticas al señalar que se trata de una maniobra para evitar controles de parte de la oposición.
“Lo que quieren hacer es dejar sin control determinadas áreas, como todo lo que tiene que ver con los créditos que está tomando la Provincia. El Apross, tampoco. Todo lo que son subsidios a personas, empresas, gastos de salud, en combustibles, en pasajes al exterior, tampoco”, expresó Corvalán. Desde el juecismo ya avisaron que contestarán, aunque se tomarán el tiempo para cocinar la respuesta.
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No exentos de cruces fue la aprobación del Presupuesto 2024, donde se faculta al Poder Ejecutivo a incrementar las alícuotas de aportes para el empleado público; la creación de la Agencia Córdoba Agro y la sorpresiva modificación del Código Electoral. El proyecto presentado sobre tablas por futuro aliado como el radical Orlando Arduh, hoy de manera formal en la oposición, desató el vendaval.
Con el nuevo texto, presentado este miércoles y aprobado esta madrugada madrugada, el gobernador podrá convocar a elecciones “como mínimo con 60 días de anticipación a la fecha de finalización del mandato y, como máximo, dentro de los 280 días” al 10 de diciembre. O sea que los comicios de 2027 podrían desarrollarse entre marzo y el 10 de octubre.
Picantísimo porvenir. Uno que elije, el otro que dice que no quiere pero le conviene. Córdoba versión 3.0.