Juan Manuel Llamosas, Guillermo de Rivas y Martín Llaryora.
La Municipalidad de Río Cuarto adhirió a la ley de seguridad que impulsa el gobernador de Córdoba.
En la recta final hacia las elecciones para renovación de autoridades municipales en Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas busca aprovechar la centralidad que, tempranamente, Martín Llaryora ocupa tanto en la escena política provincial, como en la renovada ágora nacional. Adherido al magnetismo que irradia el gobernador de Córdoba, se muestra como la garantía de aplicación de sus propuestas en la capital alterna.
Como primera prueba, apura la adhesión a la ley de seguridad provincial, uno de los ejes principales sobre los que Llaryora construye su proyección como referente de la región centro del país.
Pegado a su "amigo Martín", junto al que muestra un recorrido mojonado por añejas coincidencias, el mandatario riocuartense refuerza sus chances de cumplir el objetivo central asignado por la conducción del remozado Partido Cordobés: mantener para el peronismo, en tanto socio mayoritario pero no excluyente, el gobierno de la segunda ciudad de la segunda provincia.
Sobre el mismo oleaje, Llamosas también marca límites hacia el futuro. El camino a recorrer es junto al nuevo jefe. Lógica rigurosa para un partido verticalista, la opción del riocuartense tiene otra implicancia evidente: dar por perimido el liderazgo de Juan Schiaretti.
O más específicamente, quitar peso relativo al schiarettismo, tras años de recelos que se proyectan hasta la interna por la definición del candidato peronista para los comicios comunales, para los cuales aún no hay fecha confirmada.
Como ya contara Letra P, desde el comando riocuartense del "Gringo" prefieren nombres alejados de la órbita llamosista. Aún con reparos, consideran a Adriana Nazario como la mejor opción para derrotar a un Juntos por el Cambio que tampoco termina de cerrar filas.
Desde el Panal, el mandatario sanfrancisqueño no se permite agites públicos. Sólo evalúa la conveniencia de la sociedad con Llamosas bajo el mismo pragmatismo con que iniciara su actividad política hace ya 20 años. Mientras tanto, metaboliza silenciosamente toda ofrenda que rubrique su rol principal, ya sin tótems cordobesistas a los que tributar.
El intendente riocuartense asegura que tiene las mismas prioridades de gestión que planteara el gobernador al asumir su gestión y reforzara en su discurso de apertura de las sesiones en Legislatura. Más aún, señala que a lo largo de sus ocho años de gestión ha priorizado la educación, la salud y la seguridad.
No obstante, a modo de sincronización de agendas, la pasada semana presentó nuevo despliegue de un área clave para demostrar sintonía: la Secretaría de Prevención y Convivencia Ciudadana, área que absorbe la Fiscalía de contravenciones y el control de las habilitaciones de espacios públicos y espectáculos públicos.
La dependencia quedó a cargo de Gastón Maldonado, uno de sus incondicionales, quien ya se desempeñara como subsecretario de Gobierno y Comunicación del municipio.
El propio Maldonado acredita experiencia como vicepresidente del Ente de Control Municipal (EDECOM) al inicio de la gestión de Llamosas. Dicho ente articulaba su trabajo junto a la Secretaría de Prevención, antecedente inevitable de la nueva dependencia.
Reforzando el seguimiento de la hoja de ruta que Llaryora propusiera a los intendentes la semana pasada, Río Cuarto suscribirá la ley de seguridad, que contempla la creación de fuerzas análogas a las policías municipales bajo nombre de guardias urbanas.
Desde la intendencia remarcan que la ciudad ya cuenta con un cuerpo de vigilancia que cumple las tareas previstas. Sin embargo, reconocen, la adhesión al marco provincial les permitirá contar con nuevos y frescos recursos, entre los que destacan las armas de letalidad reducida.
"Todo esto nos agarra a mitad de camino. Desde 2017 tenemos cuerpos preventivos, por lo que no es nuevo. Pero obviamente vamos a seguir el camino propuesto, reglamentando la correspondiente ordenanza", dicen fuentes confiables.
La adhesión a la propuesta de Llaryora también marca una creciente preocupación en la dirigencia riocuartense. Según distintos estudios, la inseguridad rankea segunda entre las preocupaciones de la ciudadanía. Sólo superada por la omnímoda crisis económica y su impacto en el empleo, la preocupación por los delitos contra las personas y la propiedad formaba parte de relatos lejanos hace sólo dós décadas.
De igual manera, los cometidos de la Secretaría de Prevención y Convivencia linkean directo con el naciente Ente de Fiscalización y Control de la municipalidad de Córdoba, respuesta institucional a la saga de escándalos en torno a las habilitaciones extendidas a espacios públicos. La correspondiente investigación judicial ha demostrado hasta aquí la connivencia de funcionarios, entre los que se destacan un exdirector de Defensa Civil y un exjefe de Bomberos.
Sin las magnitudes de la capital, los dirigentes del autopercibido "Imperio del Sur" reconocen la necesidad de dar mensajes claros y transparentes a una ciudadanía que "no tolera más nada".
En ese marco, la designación de un área específica libera de tareas incómodas a Guillermo de Rivas, el candidato elegido por el llamosismo y que aún se desempeña como secretario de Gobierno y Participación Ciudadana de la Municipalidad.
A pocas semanas del inicio de la campaña, en el entorno del intendente quieren evitar que su nombre quede pegado a posibles escándalos, tan propios de épocas proselitistas. "Gastón se hace cargo de la tarea y se lleva marcas para que Juan Manuel y Guillermo se concentren exclusivamente en la gestión y la campaña", sintetiza un exégeta del Palacio de Mójica.
Tal decisión también rubrica que la principal preocupación que circula en la sede del gobierno municipal es precisamente la falta de conocimiento de De Rivas. Las mediciones siguen mostrando a un candidato muy bien reputado pero desconocido por buena parte de los riocuartenses.
Como ya contara Letra P, Llamosas esperará hasta marzo para lograr la instalación definitiva de su delfín. Caso contrario, apelará al pragmatismo de los números. Paradójicamente, tal es el pedido que también llega desde el schiarettismo y que no puede desoír Llaryora, aún en plena construcción de su liderazgo.