“Ya no sé qué más nos va a pasar a los argentinos”. Alberto Fernández se sinceró el jueves, en el acto de presentación de la nueva etapa de Precios Cuidados, después de que se conociera el número de inflación de 2021, un estruendoso 50,9%, en medio de una ola de calor que alcanzó picos históricos en todo el país, con cortes de luz masivos, incendios forestales en nueve provincias y en la recta final de una negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que parece embarrarse cada vez más.
“Y encima esta piba que arma este quilombo”. La aludida por un dirigente de confianza del Presidente es la titular del PAMI, Luana Volnovich, que quedó en el centro de la escena cuando se conocieron sus vacaciones a la isla Holbox, en el caribe mexicano. La Casa Rosada tuvo que salir a contener el escándalo, la semana que Fernández tenía la agenda más despejada y se dedicaba casi de lleno al tema que más le preocupa, la negociación con el FMI.
Entre las fuentes que conocen de cerca las conversaciones hay quienes dicen que el clima se asemeja a lo que sucedió en el tramo final de las negociaciones con los bonistas privados. Llueven operaciones, todo parece encaminarse al fracaso, los medios muestran noticias negativas. Finalmente, el acuerdo se cerraría.
Sería el escenario ideal. Pero no es lo que transmiten los dirigentes que vieron al Presidente esta última semana, cuando preparaba el viaje a Washington del canciller Santiago Cafiero para entrevistarse con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, el martes 18. Lo acompañará el embajador argentino, Jorge Argüello.
“Vamos a ir a hablar con la persona indicada. Ahora hay que esperar que (Joe) Biden haga jugar al ala política. Sin descartar la posibilidad de que podamos llegar a tener alguna ayuda por ese lado, lo que se ve hoy es que lamentablemente predomina la línea dura del gobierno de Estados Unidos y eso está complicando todo”, le confió a Letra P un dirigente que habló sobre el tema con el Presidente la última semana.
El acuerdo, confía Fernández, terminará por cerrarse, pero está claro que “en otros tiempos y de una manera distinta” a la que el Gobierno proyectaba el año pasado. “Hace unos meses había un clima más optimista. Evidentemente ahora cambió el factor de poder en el FMI. Se pusieron más duros”, dice otro hombre de confianza del primer mandatario.
El ministro Martín Guzmán admitió hace dos semanas que las negociaciones están estancadas porque el Fondo es, finalmente, el mismo de siempre y exige un ajuste fiscal que Argentina no está dispuesta a hacer. El jefe de Estado dijo en público que apela a la capacidad de comprensión de Biden. En el gobierno de Estados Unidos, accionista principal del Fondo, conviven la línea dura, encabezada por la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y su segundo, David Lipton, con el ala política, encarnada en el asesor especial de la administración Biden para América latina, Juan González, el consejero Jake Sullivan y Blinken. Lipton fue subgerente del FMI cuando el organismo le otorgó el crédito más grande de la historia al gobierno de Mauricio Macri.
El Gobierno juega todas las fichas a que el ala política prevalezca sobre los halcones. Aunque sabe que “en el Fondo no hay buenos”. Los tiempos apremian. Fernández y Guzmán se reunieron esta semana con Cafiero para afinar los detalles del viaje. Otras fuentes de la Casa Rosada, por el contrario, transmiten optimismo y aseguran que al acuerdo está “más cerca de lo que parece” pero que, sobre el final de la partida, nadie quiere mostrar las cartas.
Mientras, la oposición presiona para conocer más detalles de las negociaciones y esperaba una reunión supuestamente prevista para este martes, que todavía está en el aire. El encuentro es la derivación de las conversaciones que mantuvieron Fernández y Gerardo Morales a principios de enero, para salvar el faltazo de las provincias gobernadas por Juntos por el Cambio (JxC) a la presentación que hizo Guzmán en el Museo del Bicentenario. Los gobernadores peronistas hicieron saber su descontento ante la posibilidad de que el Gobierno le armara un apartado a la oposición.
El encuentro no está firme, aunque en la Casa Rosada aseguran que se concretará. Las conversaciones quedaron este fin de semana en manos del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que tiene diálogo fluido con Morales y también con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Hasta este sábado, en la plana mayor de JxC estaban convencidos de que la reunión se celebraría el martes en el Congreso. Los gobernadores opositores buscaron esta semana pasajes para estar ese día en Buenos Aires.
En el Gobierno, el tema no está tan claro. Por lo pronto, entienden que la sede del encuentro debería ser el Palacio de Hacienda. Y deslizan que no habrá más información de la que ya dio el ministro en el Museo del Bicentenario. La negociación está en un momento “demasiado sensible” como para contar más detalles. La oposición destrozó la presentación del 5 de enero. Dijo que el Gobierno “no tiene ningún plan”.
El ministro Guzmán no tiene la reunión en agenda. El martes 18 por la tarde está prevista su presencia en un evento relacionado con energías renovables que se celebrará en San Juan. Allí estarán también el Presidente y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Con esa certeza, la única alternativa sería que la reunión con los líderes de JxC se concretara ese mismo día, pero por la mañana.
El diálogo entre el oficialismo y la oposición está empantanado. El rechazo al Presupuesto 2022 dejó un escenario complejo. La filtración de los videos de exfuncionarios de María Eugenia Vidal por parte de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) metió más ruido al diálogo. En el FdT arriesgan que la aparición de las grabaciones complica la disposición del ala política de la oposición al diálogo con la Casa Rosada. “Horacio y María Eugenia están apretados por Macri”, dice un dirigente de primera línea del oficialismo.
En la oposición lo niegan. “Es un tema del Gobierno, que le habla a su electorado. Nosotros somos un caos, tenemos mil internas, pero terminamos siempre unidos porque el oficialismo hace las cosas mal. No se sabe qué quieren. No se sabe si todos respaldan el acuerdo con el FMI o no. No ponen un interlocutor capaz de cerrar acuerdos y cumplirlos. Y tampoco cuidan a los interlocutores nuestros. En JxC no hay nadie que no quiera cerrar con el Fondo”, dice un diputado que tiene buenos vínculos con dirigentes del FdT.
El estado de la relación se verá el martes y dependerá de la celebración o la cancelación de la reunión. Por lo pronto, el Gobierno ya tiene listo el temario para las sesiones extraordinarias del Congreso que convocará a partir del 24 de enero. Los proyectos están en su mayoría relacionados con temas de producción. La Casa Rosada confía en que habrá consenso para tratarlos. Para eso necesita obligatoriamente de un entendimiento con la oposición.