La iniciativa de la mayoría de los gobernadores para suspender las PASO este año por única vez sigue estancada, pasan las semanas y se acortan los tiempos para poner en marcha el proceso electoral. La pandemia y la posibilidad de ahorrar recursos en tiempos de crisis fueron los argumentos públicos explicitados a comienzos de diciembre, cuando arrancó la novela de las primarias durante el almuerzo que los mandatarios provinciales mantuvieron con el presidente Alberto Fernández en la Quinta de Olivos tras la firma del Consenso Fiscal.
Tribuneros y no exentos de alguna dosis de razonabilidad, los motivos para levantar los comicios paridos hace una década por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tras la derrota del oficialismo en territorio bonaerense en 2009 esconden, cómo no, un cálculo electoralista basado en la evidencia: las primarias le sirven más a las fuerzas de la oposición que a los oficialismos.
Sin embargo, en los últimos días, en la cima del oficialismo está sobre la mesa la propuesta de tomar en cuenta en primer lugar un criterio epidemiológico para definir el esquema electoral 2021, privilegiando el derecho de los partidos de dirimir sus disputas en las urnas y descartando los motivos financieros.
Riesgos
Pese al empuje de los jefes distritales, como contó Letra P, hasta esta semana la suspensión de las PASO seguía congelada en Balcarce 50. Lo mismo ocurre en el Congreso, a pesar de que el 11 de diciembre el diputado Pablo Yedlin ingresó un proyecto para satisfacer el deseo de los gobernadores. Ocurre que, a pesar del compromiso inicial del presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, de reunir las voluntades para llevarlo al recinto, el jefe de Estado se mantiene prescindente y, por lo tanto, si la Casa Rosada no juega, la ley no sale.
Fernández apenas abrió una puerta después de la reunión con los diez gobernadores del norte del país en Chilecito el 20 de enero pasado. Apenas 48 horas después del encuentro, amplió el temario de las sesiones extraordinarias del Congreso para incorporar el proyecto que contempla la posibilidad de eliminar las internas abiertas de agosto. En ese cónclave, que tuvo lugar en La Rioja, ya aparecieron los primeros chisporroteos. El desdoblamiento de los comicios provinciales en Salta, al que le seguiría días después el de Misiones, empezó a desnudar que el riesgo epidemiólogico y el costo de ir a las urnas funcionaban como un pretexto subordinado a las necesidades políticas locales.
Estas contradicciones de corte electoralista y el costo político que podrían generar en la ciudadanía abren camino a la idea en algunos miembros de la mesa chica del oficialismo de que tanto las autoridades nacionales como los partidos políticos deben establecer un termómetro epidemiológico como guía para luego tomar decisiones en torno a las elecciones.
El tema comenzó a macerarse en el almuerzo que reunió esta semana en Balcarce 50 al Presidente, a Massa, al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; al ministro del Interior, Eduardo de Pedro, y al jefe de la bancada del frente de Todos en Diputados, Máximo Kirchner.
"No tiene que haber especulación electoral para modificar las fechas. Los criterios para modificar el calendario electoral deben ser estrictamente epidemiológicos", dijeron a Letra P voceros de Kirchner. "Cualquier decisión debe estar basada en ese criterio", subrayaron. Ponen como parámetro el factor R, que se utiliza para medir la tasa de reproducción del virus. "El Consejo Federal de ministros de Salud de todo el país debería hacer una evaluación del nivel de contagios y, a partir de allí, resolver si resulta indispensable modificar el calendario", agregaron.
El voto es sagrado
El diputado nacional y presidente del Partido Justicialista (PJ), José Luis Gioja, ya se había manifestado en un mismo sentido a fines de enero, cuando dijo que habrá que "medir la emergencia" a la hora de debatir sobre la eventual suspensión de las elecciones primarias. "Entiendo que hay que medir la emergencia para suspender las PASO, pero me parece que nadie, a no ser por fuerza mayor, debe querer suspender una medida que tiene que ver con democratizar la vida de los partidos políticos", indicó el sanjuanino.
La posición de respetar a rajatabla el derecho a votar de la ciudadanía y de garantizar que todas las fuerzas políticas puedan medir sus liderazgos mediante el sufragio es una idea que también sostienen cerca del líder de La Cámpora. La síntesis sería que en agosto, en septiembre o junto con las generales, el sector que necesite internas tiene que poder votar para elegir sus postulantes.
"Tenemos que garantizar que todos los partidos o alianzas puedan definir en internas a sus candidatos y candidatas. Es por eso que hasta se baraja la posibilidad de realizar las primarias y las elecciones generales el mismo día, si el criterio epidemiológico así lo llegara a determinar", explican los voceros de Kirchner. A la vez, echan por tierra el argumento de suspender las PASO por un tema económico. "No es válido ese motivo: el derecho de elegir de la gente no tiene precio", recitan.
La iniciativa no solo es funcional a los intereses de La Cámpora de plasmar su despliegue territorial disputando internas en distintos distritos. También puede ser bien recibida en la oposición, que necesita de las primarias para ordenar su oferta.
En paralelo, una preocupación que recorre al oficialismo es cómo será la campaña en pandemia. Actos, movilizaciones y caravanas deberán ser filtradas por los protocolos de prevención y seguridad sanitarias. Fuentes que están participando de la negociación del calendario electoral deslizan que el Estado debería garantizar de manera gratuita a todos los partidos políticos la publicidad electoral en todos sus formatos, incluyendo internet y vía pública, y no tan solo en la TV y la radio, como marca la Ley 26.571; una decisión que pega en la billetera de todas las fuerzas políticas y puede aceitar el debate y alinear los planetas.