EL REBOTE DEL SUPERCLÁSICO

Plan Santilli: misma gestión, nueva política en el talón de Aquiles de Larreta

El desplazamiento de Ocampo no traerá cambios. Se trata de un mensaje político y un respaldo al vicejefe de Gobierno, que mantendrá todas sus funciones actuales. El rol de Angelici.

No habrá modificaciones, no se cerrarán programas ni terminarán contratos. El flamante control de Diego Santilli sobre el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad tiene el sello de un mensaje político: el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, busca terminar con el lastre del fallido operativo de seguridad en la final de la Copa Libertadores y ubica a un dirigente de su riñón para optimizar la gestión del área más cuestionada. O, como admiten los larretistas: “el talón de Aquiles de Horacio”.

 

Santilli mantendrá el equipo de Martín Ocampo, que, vale aclarar, fue diseñado en exclusiva por el ex ministro y siempre contó con la venia del propio Rodríguez Larreta. “Armamos el gabinete desde cero y nunca hubo reproches”, destacan fuentes ligadas al ex ministro. “El Colo” asumirá el control de la gestión de Justicia y Seguridad por pedido de Rodríguez Larreta, que, en el fondo, festeja que un jugador propio se haga cargo del sector más problemático de su administración. La estructura completa se muda a la Vicejefatura de Gobierno y quedará bajo la órbita de la Secretaría de Desarrollo Ciudadano, que conduce Matías López, un santillista de paladar negro que acumuló poder y fogueo de gestión desde 2015. Según las encuestas de la gobernación porteña, la seguridad encabeza el ránking de preocupaciones en la Ciudad. Es una tendencia que persiste desde que el larretismo tomó las riendas del distrito. 

 

Semanas atrás, como contó en exclusiva Letra P, Rodríguez Larreta intervino indirectamente el ministerio. El funcionario designado, Fernando Benegas, seguirá con su trabajo. Santilli trabajará para agilizar esos procesos, pero también para encauzar la turbulenta relación con la Casa Rosada en torno a la política de seguridad. Son conocidas las diferencias entre el presidente Mauricio Macri y Rodríguez Larreta sobre el despliegue de operativos. No obstante, el Gobierno porteño rompió ese molde y reprimió duramente la marcha docente al Congreso del 8M, durante la votación de la reforma previsional y la reciente sanción del Presupuesto 2019 en la Cámara de Diputados. Esa tensión tenía, hasta el momento, dos actores principales: Ocampo y su par nacional, Patricia Bullrich.

 

Santilli, que es un hombre del fútbol y tiene años de fogueo político, también tendrá la misión de culminar esa interna dañina y darle orden político a esa estructura. El vicejefe mantendrá las funciones del cargo para el que fue electo y, además, seguirá con el control de la gestión política gubernamental que Larreta le confía. “Es un mensaje político fuerte. No habrá cambios de gestión”, señala una fuente con despacho en la Jefatura de Gobierno.

 

 

Santilli y Rodríguez Larreta en la conferencia de prensa en la que anunciaron la salida de Ocampo (FOTO: NA)

 

 

Sin embargo, no se prevén modificaciones ni en la estructura ni en el plan general del área de Seguridad. Tampoco tendrá mucho margen para avanzar con modificaciones. Nadie en el Gobierno porteño piensa en tomar decisiones apresuradas a tan poco tiempo de la elección. Sería un riesgo que podría traer inconvenientes y malestar en las fuerzas de seguridad. En un 2019 que no permitirá fisuras ni desaciertos, Rodríguez Larreta quiere mantener el statu quo del área, pero buscará agilizar su funcionamiento, para lo que pone como cabeza política a Santilli, alguien que supo ganarse su confianza con el tiempo.

 

En rigor, la cartera seguirá funcionando como lo hace actualmente y se mantienen todos los funcionarios y sus rangos. Lo que cambia es la cúpula: Santilli es de extrema confianza de Rodríguez Larreta. Se trata de una relación que se cimentó conforme pasaron los años y se solidificó desde que ambos asumieron en la Ciudad. El alcalde delegó la negociación política en "el Colo" y le dio lugar en su Gobierno. Al mismo tiempo, Santilli jamás le disputó espacio y trabajó a su ritmo.

 

La salida de Ocampo presenta otra oportunidad para Rodríguez Larreta. El ex titular de Justicia y Seguridad arrastraba críticas de Elisa Carrió y parte de su equipo, a excepción de la diputada Paula Oliveto, ambos de pasado radical y militancia en el sur de la Ciudad. Curiosamente, no por su gestión, sino por su vinculación con Daniel Angelici, eterno rival de la chaqueña. Si bien hace semanas que no hablan, el jefe de Gobierno aprovecha la oportunidad de la crisis.

 

 

 

 

En las huestes de Ocampo no cayó bien el momento de la decisión gubernamental. Larreta se lo explicó a su ahora ex ministro durante una reunión mantenida en la tarde en la Jefatura de Gobierno de Parque Patricios. Fueron horas de febriles reuniones dentro del edificio de Uspallata 3160. “Si pensara que no estuvieran haciendo las cosas bien, habría tomado otra decisión. Reafirmo y apoyo el trabajo”, lanzó el alcalde. El mandamás porteño acompañó ese pequeño gesto con una sentencia: cuestionó duramente el operativo de seguridad de la final River-Boca y blanqueó que necesitaba “descomprimir”. El mismo análisis realizó ante sus ministros en la reunión de gabinete a la que llamó de urgencia para comunicar el cambio, minutos antes de la conferencia en la que informaría públicamente el nuevo rol de Santilli.

 

Horas antes, Ocampo había sido ratificado en su cargo. Rodríguez Larreta intentó sostenerlo, pero la presión del presidente Macri fue más fuerte. Mucho más fuerte. Los llamados furiosos del fin de semana desde la residencia de Chapadmalal hacia los teléfonos de Larreta y la ministra Bullrich pidiendo “responsables” terminaron con Ocampo fuera del Gobierno.

 

La noticia viajó a la velocidad de la luz hacia el teléfono del “Tano” Angelici, en plena batalla por los puntos de la Copa Libertadores. Amigos y vinculados familiarmente, el Tano recibió a Ocampo en su casa para darle un abrazo y apoyarlo. El encuentro fue a la noche y explica la tardanza de la llegada del presidente de Boca a Asunción para la reunión en la Conmebol.

 

“No es la mejor manera de salir, después de tanto laburo y encima reconocido”, fustigaron fuentes vinculadas a la cartera de Justicia y Seguridad. “No sabemos qué pasó entre la mañana y la tarde”, braman allegados a Ocampo.

 

 

 

Está claro que Ocampo tiene una amistad directa con Angelici y que esa situación pesó en su desembarco en el Gobierno de Rodríguez Larreta. Pero el ex ministro también tuvo un recorrido propio e hizo carrera en el PRO: fue asesor, legislador porteño y jefe de los fiscales. Además, el alcalde lo mantuvo y le aprobó su Plan Integral de Seguridad e incluso lo respaldó ante el primer escándalo de su gestión: la mega denuncia de una red de corrupción entre comisarios porteños que terminó con la renuncia del entonces jefe policial José Pedro Potocar. También, lo defendió ante cada cruce con Bullrich, en el marco de una interna insólita para un tema tan sensible tanto en la Ciudad como en toda la Argentina.

 

En las entrañas de la Jefatura de Gobierno flota un interrogante: ¿Cómo tomará Angelici el desplazamiento? Algunos larretistas sugieren prestar atención a sus movimientos dentro de la UCR porteña, como antecedente de un choque con el jefe de Gobierno. Los memoriosos recuerdan que el Tano intercedió para frenar la jugada del larretismo, que incluía un golpe solapado a Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, previo apoyo a Facundo Suárez Lastra y Jesús Rodríguez, ubicados en el espacio Radicales en Cambiemos. En el camino, Angelici se encontró con un aliado: el presidente Macri. Desde la Casa Rosada llamaron la atención a Rodríguez Larreta y le pidieron que evite conflictos con Enrique “Coti” Nosiglia.

 

¿Quién fue el encargado de llevar al terreno la estrategia de Angelici? Martín Ocampo, hoy fuera del Gobierno y, por ese entonces, uno de los grandes ganadores de la interna de la UCR porteña. Son aspectos que el nuevo encargado de la Seguridad, Diego Santilli, conoce al dedillo: junto al secretario general porteño, Fernando Straface, fueron los hombres de Larreta en esa intrincada negociación.

 

En paralelo, hay otro foco de conflicto entre Larreta y Angelici: al blanquear su responsabilidad en el fallido operativo, el Gobierno porteño se autoincrimina y desliga al Club Atlético River Plate del asunto. Es decir, River no fue responsable. Festeja Rodolfo D’Onofrio, que pagó cerca de $19 millones por ese despliegue ineficiente de seguridad. La falla en la garantía de la seguridad por parte del club local es el principal argumento de Angelici para reclamar los puntos ante la Conmebol.

 

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