Horacio Rodríguez Larreta acaba de autorizar la migración de un funcionario de su riñón hacia el Ministerio de Justicia y Seguridad, que conduce el abogado Martín Ocampo, de extrema confianza de Daniel Angelici. Parece un cambio normal del organigrama porteño, pero la mudanza de Fernando Benegas de la Jefatura de Gabinete a uno de las carteras clave de la Ciudad arrastra internas y tiene la huella de una intervención política, apalancada por un axioma larretista: “la Seguridad es prioridad” o, como aventuran miembros del Gobierno, el “talón de Aquiles” del jefe de Gobierno.
Aunque la decisión aún no es pública, fue comunicada en el chat grupal que comparten ministros, secretarios y subsecretarios con Larreta, que únicamente escribe ante novedades de peso. Benegas asume para “optimizar procesos”, aseguran en Uspallata 3160, tras confirmar que su lugar en la Secretaría de Planificación y Coordinación de Gestión del Gobierno lo ocupará Patricio “Pato” Avellaneda, cercano al funcionario que el alcalde designó como controller en Seguridad.
Avellaneda no es un improvisado. Ejerció como jefe de Gabinete de la secretaría en cuestión y fue director ejecutivo de Fundación Pensar. Cuenta con el aval de Felipe Miguel, el jefe de Gabinete que, lentamente, acrecienta su poder dentro del organigrama capitalino. Hay quienes sugieren observar sus contrapuntos con Ocampo para advertir el ascenso de Benegas. Sin embargo, en el gobierno porteño exhiben los pergaminos del ahora ex secretario de Estado e íntimo de Larreta para explicar el desembarco.
Fuentes gubernamentales confirmaron a Letra P la modificación, pero insistieron en subrayar que tiene el fin de optimizar la gestión. “La seguridad va a ser la clave de la campaña del 2019”, aseguran y mencionan el rol de Benegas durante la organización de los Juegos Olímpicos de la Juventud que, entre otras cosas, se dedicó a comprometer a cada ministro en el evento.
Este último punto se cruza con el reclamo que elevó Larreta días atrás, cuando pidió a sus ministros “compromiso” para encontrar políticas públicas que, desde distintas áreas gubernamentales, puedan vincularse a la seguridad y su mejoramiento. “Vamos a poner el Gobierno al servicio de la agenda de seguridad”, adelantan fuentes larretistas.
Hubo un intento de nombrar a Benegas como viceministro, pero la idea naufragó ante la resistencia de Ocampo y Angelici. Rodríguez Larreta podría haber insistido, pero decidió no elevar aún más la tensión con el presidente de Boca, cuya influencia en la justicia porteña no desentona con los planes de Rodríguez Larreta. Finalmente, se acordó que asuma como asesor, aunque ni el cargo ni el nombramiento están categorizados.
En el Ministerio de Justicia y Seguridad aseguran que la llegada de Benegas fue conversada y rechazaron tildarla de “intervención”. “Viene a colaborar. Se suma al equipo y vamos a trabajar en conjunto. Ya hicimos las primeras reuniones”, advirtieron fuentes oficiales.
“Es poner todo la carne al asador en el principal problema que ocupa a Horacio”, argumentan fuentes oficialistas. Rodríguez Larreta sabe que llegará en tiempo y forma con el plan de obras que coordinó como vidriera para plebiscitar su gestión. El encargado de seguir de cerca el plan de infraestructura y gestión es Benegas, dueño del tablero de control donde se registran avances, retrocesos y pormenores de las medidas del Gobierno.
Según las encuestas de la gobernación porteña, la seguridad encabeza el ránking de preocupaciones en la Ciudad. Es una tendencia que persiste desde que el larretismo tomó las riendas del distrito. La política de seguridad tendrá eje en la incorporación de tecnología, mapa de denuncias online, mayor presencia de efectivos en terreno y orden público, reclamo recurrente de Macri a su sucesor.
Rodríguez Larreta hace pie en ese ministerio desde hace tiempo. Primero, con la designación de Genoveva Ferraro en la Secretaría de Administración de Seguridad, la estructura que controla el dinero de la cartera de Justicia y Seguridad. La ex legisladora llegó al PRO de la mano de Edgardo Cenzón, a la sazón, ex interventor de la Policía Metropolitana en tiempos de Guillermo Montenegro. Todo un flashback político. Además, tras las elecciones 2017 asumió el ex diputado Juan Pablo Arenaza al frente de la Subsecretaría de Vinculación Ciudadana con la Seguridad.
El cambio en el gabinete porteño coincide con una mala relación entre Ocampo y Felipe Miguel y con los cortocircuitos entre la Casa Rosada y la gobernación porteña por el operativo de seguridad de cara a los dos partidos que disputarán River y Boca por la final de la Copa Libertadores. Un tema que también involucra a Angelici. Al igual que Rodríguez Larreta, el presidente del club de la ribera se enteró del deseo presidencial por Twitter.
El jefe de Gobierno jamás estuvo a favor de la inclusión de los visitantes porque sostiene que la afectación de efectivos al superclásico podría dejar desguarecidos otros puntos de la Ciudad. Angelici también se opuso, aunque por una cuestión que enlaza lo económico y lo institucional: Boca dejaría a 4.000 socios sin la posibilidad de ingresar al estadio y, además, se ganaría un problema interno a poco menos de un año para las elecciones en el club.