AFTER OFFICE. EL SÚPER PAPELÓN

El día que el macrismo derrapó en la cancha que mejor conoce

El bochorno del Monumental detonó la interna Ciudad-Nación y se llevó a Ocampo. Macri inquieto en la costa. El "vuelto" de la AFI, la teoría de la falla del 2% y los funcionarios metidos en la cancha.

MACRI Y LOS RESPONSABLES. El presidente Mauricio Macri fustigó públicamente el rol de la Justicia al enterarse de la liberación de los 23 detenidos por los incidentes en los alrededores del Monumental, antes, durante y luego de la final de la Copa Libertadores entre River y Boca.

 

El Presidente siguió el fallado espectáculo deportivo, tanto el sábado como el domingo, desde la residencia presidencial en Chapadmalal, junto a su mujer Juliana Awada y su hija Antonia. Desde allí cruzó mensajes con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y habló telefónicamente con el presidente de Boca, Daniel Angelici.

 

“¿Cómo puede ser que los detenidos ya estén libres”?, cruzó el Presidente. De esa manera, puso en segundo plano la situación del operativo policial, que obligó a Rodríguez Larreta a convocar a una conferencia de prensa el domingo en horas del mediodía. Macri rompió el protocolo: estaba pactado que hablen sus ministros tras la reunión de gabinete, pero el Presidente dijo que quería poner la cara para dar su versión. En su breve discurso, cuestionó el accionar judicial y respaldó indirectamente al alcalde porteño.

 

En el Gobierno de la Ciudad fue leído como un gesto de Macri para su sucesor, que el día anterior puso la cara para asumir la responsabilidad y desligar al Gobierno nacional del escándalo, a escasas horas del comienzo del G20, en Buenos Aires.

 

 

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UNA INTERNA QUE NO CEDE. “Es un mamarracho institucional”. La frase emana de la voz de un funcionario nacional presente en el estadio de River durante el fin de semana y describe su visión sobre las diferencias entre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par porteño, Martín Ocampo.

 

Un cortocircuito que existe desde el 10 de diciembre de 2015 y se acentuó con el traspaso de parte de la Policía Federal a la órbita de la Ciudad. Con el tiempo, la tensa convivencia se intensificó por las diferencias en torno a cómo deberían intervenir las fuerzas de seguridad ante los piquetes y cortes de calle durante manifestaciones públicas.

 

Buena parte del Gobierno esperaba una decisión de Macri en torno a esa interna, que lleva casi tres años y genera chispazos que complican la gestión de Seguridad tanto en el ámbito porteño como en el nacional. Y finalmente, promediando la tarde de este lunes, llegó: Ocampo presentó su renuncia.

 

 

 

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TIRARSE LA PELOTA. A raíz de esta interna, arreciaron los cruces entre funcionarios nacionales y de la Ciudad por el operativo de seguridad del sábado. Fuentes del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño sostienen que la Prefectura Nacional Argentina (PNA) no estuvo “donde tenía que estar”: la esquina en la que un grupo de hinchas de River Plate atacó a piedrazos el colectivo que trasladaba a los jugadores de Boca.

 

El propio Fiscal General porteño, Luis Cevasco, de buen diálogo con el ministro Ocampo, le dijo al diario La Nación que existe un “audio” en el que la Policía de la Ciudad le indica de la presencia de hinchas de River en la esquina de la agresión.

 

“Existe un audio donde la Policía de la Ciudad, que custodiaba el ómnibus, le avisa a la Prefectura que estaban por llegar a avenida del Libertador y Quinteros y le pidieron que despejen la zona de hinchas, pero que finalmente no pasó”, lanzó en una entrevista con el periodista Gabriel Di Nicola.

 

En tanto, fuentes nacionales disparan contra sus pares porteños. “El operativo fue un desastre. Condujeron un micro a una zona sin la presencia policial necesaria. Insólito”, retrucan desde la cartera de Seguridad.

 

El gobierno porteño sostiene que diseñó un “operativo para cuatro horas” pero admite fallas porque “todo terminó durando más de ocho horas”. Mientras tanto, los hinchas de River que lograron ingresar al estadio denunciaron maltrato policial en los cacheos previos. “Se durmieron. Allanaron la casa de un capo mafioso y no previeron las consecuencias”, despotrican fuentes nacionales contra el equipo de Seguridad de la Ciudad.

 

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LA TESIS DEL 2%. El Gobierno porteño admitió fallas del operativo diseñado por el Ministerio de Justicia y Seguridad, la Policía de la Ciudad y el Ministerio Público Fiscal que, a su vez, fue coordinado con el Ministerio de Seguridad de la Nación. El propio Rodríguez Larreta asumió la responsabilidad y lo mismo hizo el secretario de Seguridad, Marcelo D’Alessandro. Mientras tanto, el ministro Ocampo seguía el minuto a minuto por fuera de las inmediaciones. No estuvo en el Monumental.

 

“El operativo tuvo fallas. Pero el ingreso de los hinchas de River fue perfecto, sin problemas. Fallás en un 2% y se cae todo. Se vino todo abajo”, explican en la cartera de seguridad. El Gobierno porteño adjudica ese porcentaje, interna de por medio, a la Prefectura.

 

“Todo el tiempo marcamos que estaban las condiciones para jugar, porque se pudo controlar la situación y el ingreso fue satisfactorio”, replican en Uspallata 3160 para adjudicar a los clubes la suspensión del encuentro. Claro que, para esa altura, ya había futbolistas de Boca hospitalizados o afectados por los gases.

 

Este lunes, el capitán de Boca, Pablo Pérez, sostuvo que no puede presentarse a jugar en una cancha en donde puede perder la vida.

 

 

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TENSIÓN EN LOS PASILLOS. Una vez suspendido el encuentro, con toda la parcialidad riverplatense en las tribunas, la situación se descontroló aún más: se abrieron las vallas de la puerta del Monumental y hubo gente que quiso salir y otra que logró ingresar, pero no tenía idea de que el evento había sido pospuesto para el domingo. Un caos que pudo haber terminado en tragedia. Esa tensión empezó a esparcirse por los pasillos del estadio de River, todavía con mucha gente en su interior, rehenes de un operativo ineficiente. Abandonados a su suerte por la dirigencia política, la futbolística y las autoridades de la Conmebol y la FIFA, que especularon hasta último minuto con la posibilidad de jugar la final el mismo sábado.

 

Cuando se oficializó la suspensión, muchos hinchas no comprendían qué sucedía y en los pasillos del Monumental empezaron algunas corridas, producto de la confusión del egreso y salida de hinchas. El momento quedó cristalizado en imágenes durante la entrevista que el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, realizaba con Fox Sports.

 

 

 

En paralelo, hubo un malón de hinchas que ingresó al Antonio Vespucio Liberti. La organización temió un descontrol y, según pudo saber Letra P, la seguridad privada que tiene jurisdicción dentro del estadio intentó cubrir a los jugadores, dirigentes y cuerpo técnico de Boca, recluidos en el vestuario visitante desde el mediodía.

 

Esa es la razón por la que los jugadores y algunos dirigentes de Boca terminaron en el campo de juego: no había donde resguardarlos. Allí estuvieron unos minutos los integrantes del plantel, el cuerpo técnico y, entre otras autoridades, Darío Richarte (Secretario General), Christian Gribaudo (Prosecretario General) y Francisco Quintana (Presidente Asamblea de Socios). También, se lo pudo ver al intendente de San Isidro, Gustavo Posse.

 

Al mismo tiempo, cuando ya se había suspendido el encuentro y abierto las puertas del estadio, algunas salidas de las plateas quedaron cerradas y los socios no pudieron moverse de su asiento. Lo mismo sucedió en los palcos.

 

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EL AVISO DE LA AFI. Rodríguez Larreta sostuvo que hubo fallas en el operativo de seguridad, pero también apuntó contra las barrabravas y los clubes que conviven con los violentos. El alcalde vinculó los hechos de violencia que sufrió el plantel de Boca con el allanamiento a un capo de la barra de River, a quien se le incautó

 

El viernes pasado, por un pedido del fiscal penal, contravencional y de faltas de la ciudad de Buenos Aires Norberto Brotto se allanaron los domicilios de "Caverna" Godoy, en San Miguel, y de otro barra en Villa Devoto. Se secuestraron 300 entradas y más de 7 millones de pesos y 130 mil dólares en efectivo.

 

“300 personas que antes entraban a la cancha, ayer (por el sábado) no pudieron entrar y fueron los protagonistas de todos los desmanes alrededor de la cancha, que incluyeron las pedradas al ómnibus de Boca”, subrayó el jefe de Gobierno. Lo cierto es que el Gobierno porteño, a través de la Policía de la Ciudad, encabezó ese operativo.

 

Según pudo saber Letra P, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que colaboró en la investigación que tomó cerca de siete meses, alertó a las autoridades judiciales y al Gobierno porteño sobre un posible “vuelto” por la pérdida del negocio y por, como señaló Larreta, haber quedado afuera del evento.

 

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REUNIONES POR DOQUIER. Durante la jornada del sábado, el Monumental fue sede de diversas y constantes reuniones entre funcionarios del Gobierno, autoridades policiales y dirigentes de River y Boca. En un costado del estadio se congregaron los involucrados en el operativo y los vinculados directamente a River, mientras que los dirigentes de Boca estuvieron en otra sala, habilitada por las autoridades del club local.

 

El presidente D'Onofrio utilizó el despacho del secretario general del club de Nuñez, Ignacio Villaroel, como sede para los encuentros. Además de estos dos dirigentes, estuvo el  vicepresidente 1°, Jorge Brito, por el conjunto local. Hasta allí fueron los funcionarios porteños D'Alessandro y el subsecretario de Seguridad Ciudadana, Juan Pablo Sassano. También estuvo el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, vinculado históricamente a River (su padre, Hugo, fue presidente de la institución y su hermano Darío es prosecretario). Por el Gobierno nacional también estuvieron el secretario General de la Presidencia, Fernando De Andreis, y el secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco, ambos vinculados a River.

 

También estaban en el estadio los ministros Nicolás Dujovne (Hacienda), Rogelio Frigerio (Interior) y Carolina Stanley (Salud y Desarrollo Social), pero se mantuvieron al margen de las febriles reuniones de las que participaron miembros del Gobierno y las autoridades de los clubes.

 

El gobernador Rogelio Frigerio recibió a Letra P en su despacho, en la Casa de Gobierno de Entre Ríos. (Foto: Juan Manuel Hernández) 
Axel Kicillof junto a Maximiliano Pullaro. Primer encuentro del bonaerense donde salta la grieta.

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