DETRÁS DE ESCENA. LA SALIDA DE OCAMPO

De la crisis a la oportunidad: Larreta saca provecho del súper papelón

Ocampo le presentó la renuncia, asediado por varios frentes y Macri. Cómo será la integración con Santilli. Los antecedentes de Vidal y Telerman. El alcalde concreta el control sobre Seguridad.

La salida de Martín Ocampo del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad llega tras el escándalo por el fallido operativo durante la final de la Copa Libertadores entre River y Boca. Sin embargo, la presión que derivó en su renuncia se explica por sus cortocircuitos con el Gobierno nacional y una creciente preocupación del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta por la “falta de resultados” de esa cartera. Su gestión queda en el ojo de la tormenta por los incidentes y agresiones del sábado en el Monumental, pero ahora el jefe de Gobierno concentrará, a través de Diego Santilli, el control total sobre el área más problemática de su gestión, que hace meses quería "aceitar" y, como contó Letra P, intervino indirectamente.

 

Ocampo reviste hace años en el PRO debido a su vínculo personal y político con Daniel Angelici, quien logró una migración controlada de muchos cuadros del radicalismo hacia las costas del armado de Mauricio Macri. Fue asesor, legislador porteño, titular del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad y en 2015 asumió como ministro de Justicia y Seguridad, tras un acuerdo entre Larreta y el presidente de Boca.

 

 

Rodríguez Larreta no quería un cambio en su gabinete y, según pudo saber Letra P, estaba dispuesto a mantener a Ocampo, pese al escándalo del operativo de seguridad durante el fin de semana que vuelve a poner en foco la política de Seguridad del Gobierno porteño. Sin embargo, como contó este medio, el alcalde no estaba a gusto con algunos puntos de la gestión de Ocampo y, encuestas en mano, autorizó una intervención para "agilizar" procesos. 

 

Desde que asumió en la Jefatura de Gobierno, la inseguridad encabeza el ránking de preocupaciones de los porteños. Una tendencia que no se alteró por más que se efectivizó el traspaso de la Policía y se realizaron iniciativas para acercar a las fuerzas de seguridad con los vecinos, como el programa Comisarías Cercanas. Si bien Rodríguez Larreta, en conferencia de prensa, valoró esos "avances" de la gestión de Ocampo, días atrás avaló el desembarco de un funcionario de su riñón al ministerio para seguir el minuto a minuto de esa cartera. 

 

Parece un cambio normal del organigrama porteño, pero la mudanza de Fernando Benegas de la Jefatura de Gabinete a uno de las carteras clave de la Ciudad arrastra internas y tiene la huella de una intervención política, apalancada por un axioma larretista: “la Seguridad es prioridad” o, como aventuran miembros del Gobierno, el “talón de Aquiles” del jefe de Gobierno. Ahora Larreta tendrá el control total sobre el área gubernamental que más problemas le trae.

 

 

 

El alcalde y su ministro hablaron varias veces durante el día. Mientras tanto, el vicejefe, Diego Santilli, cumplía con su rol de vocero asignado para explicar los pormenores del operativo de seguridad. Finalmente, fue Ocampo quien presentó la renuncia al calor de un contexto muy adverso: el gobierno y la Policía de la Ciudad en la mira, una final de Libertadores sin fecha de reanudación y un Presidente que, puertas adentro, reclamó un paso al costado de los responsables.

 

Las fichas estaban jugadas y el radical PRO dejará su lugar, pero Larreta le habilitó su regreso al Ministerio Público Fiscal de la Ciudad. Tampoco puede impedírselo: Ocampo está de licencia y aún le quedaría mandato hasta fines de 2019. No obstante, su vuelta al MPFCABA no será inmediata. Seguirá algunas semanas con la licencia.

 

Santilli asumirá el control de la gestión de Justicia y Seguridad por pedido de Rodríguez Larreta que, en el fondo, festeja que un jugador propio se haga cargo del sector más problemático de su administración. La estructura completa se muda a la vicejefatura de Gobierno y quedará bajo la órbita de la Secretaría de Desarrollo Ciudadano, que conduce Matías López, un santillista paladar negro que acumuló poder y fogueo de gestión desde 2015.

 

 

 

En rigor, la cartera seguirá funcionando como lo hace actualmente y se mantienen todos los funcionarios y sus rangos. Lo que cambia es la cúpula: Santilli es de extrema confianza de Rodríguez Larreta. Se trata de una relación que se cimentó conforme pasaron los años y se solidificó desde que ambos asumieron en la Ciudad. El alcalde delegó la negociación política en "el Colo" y le dio lugar en su Gobierno. Al mismo tiempo, Santilli jamás le disputó el lugar y trabajó a su ritmo. La salida de Ocampo tiene también otra oportunidad para Rodríguez Larreta. El ex titular de Justicia y Seguridad arrastraba críticas de Elisa Carrió y parte de su equipo. Curiosamente, no por su gestión, sino por su vinculación con Angelici, eterno rival de la chaqueña. Si bien hace semanas que no hablan, el jefe de Gobierno aprovecha la oportunidad de la crisis.

 

¿VICEJEFE Y MINISTRO? Técnicamente, el Gobierno se aferra al Artículo N°99 de la Constitución de la Ciudad que, entre otras cosas, faculta al vicejefe de Gobierno para que ejerza “las atribuciones que le delegue el jefe de Gobierno”. Eso implica, como anunció Rodríguez Larreta, que Santilli puede mantener su cargo y, al mismo tiempo, administrar la gestión de Justicia y Seguridad.

 

Hasta ahora, no habrá degradación del ministerio y simplemente se avanzará con esta mudanza consensuada. Pero lo que no habrá es un ministro de Justicia y Seguridad. No es una novedad para la política porteña: la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y Jorge Telerman aprovecharon ese artilugio legal para arrogarse esa potestad durante sus años en la gestión de la Ciudad.

 

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