“Mi terminal política son los gobernadores del PRO”. Con esa frase, Oscar Agost Carreño le corre el velo a cualquier discusión respecto a su posición actual en el mapa político nacional. El cordobés, presidente del PRO mediterráneo que convive con los diputados de Martín Llaryora y la Coalición Cívica en el recinto legislativo, se prepara para discutir la ley ómnibus que Javier Milei envió al Congreso, con una certeza que empieza a ganar terreno entre tantas dudas: “se va a discutir, pero la mayor parte, sale”.
Hacemos Coalición Federal se llama el flamante bloque que comanda Miguel Ángel Pichetto y que debutará en la discusión de la mega ley libertaria. Como ya lo vienen haciendo distintos sectores de la oposición, el cordobés propone un esquema de análisis para el mega proyecto libertario a partir de un semáforo. Con un verde mayoritario, Agost Carreño sostiene que el 70% o el 80% de las normas presentadas por el oficialismo podrían ser apoyadas sin ningún problema. Otras, deberían ser revisadas y otras directamente son innegociables.
En medio de ese juego, se reubica en el mapa político general marcando las distancias con su propia fuerza y, sin pegar el portazo, resistiéndose a la estrategia que, entiende, direccionan Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Distanciado de Horacio Rodríguez Larreta, su último padrino político nacional, entiende que es el momento de "jugar un juego que le sirva a Córdoba, pero también al país".
Como lo hizo con el porteño, lo hace alineándose con los amarillos que gobiernan y reprocha a quienes los cuestionan en su partido. "Me señalan por haberme ido del bloque pero el presidente del PRO en el Senado es Luis Juez, que no es del PRO. Es raro ese purismo", lanza.
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Rogelio Frigerio con Oscar Agost Carreño.
Peligro amarillo
Tal como públicamente lo vienen diciendo los representantes del Partido Cordobés, la intención del espacio es “no poner palos en la rueda” al gobierno nacional, pero también marcar las diferencias necesarias como para no quedar pegado ni firmar un cheque en blanco al liberal libertario que finalmente esta semana se mudó a la quinta presidencial de Olivos.
En ese aspecto radica la principal diferencia de Agost Carreño con sus compañeros de partido, que se encoluman en el bloque que preside Cristian Ritondo. “Le van a votar todo porque esa esa es la orden”, dice y advierte sobre el riesgo que significa para el partido amarillo.
“Si sale bien, el PRO terminará siendo a Milei lo que la Ucedé fue a Carlos Menem; si fracasa, va a ser muy difícil correrse de esa responsabilidad”, explica a Letra P mientras asegura que su incorporación al nuevo bloque casi le cuesta la intervención del partido en Córdoba, algo que finalmente no ocurrió. “En Córdoba hay más afiliados del PRO que en la Ciudad de Buenos Aires, donde nació”, dice jactándose en modo defensivo.
Agost Carreño no reniega de las críticas. Entiende que está tomando la decisión correcta, incluso para salvar a su partido de lo que podría ser un yerro demasiado difícil de superar. Por eso confía en viejos compañeros de ruta como Nicolás Massot, Emilio Monzó y Ricardo López Murphy, los más importantes entre los otros amarillos en el bloque. Si bien mantiene una buena relación con Larreta, cree que se equivocó en permitir que Macri y Bullrich ordenen la conducción del espacio en el Congreso.
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Agost Carreño fue uno de los principales armadores de Rodríguez Larreta en Córdoba.
“Mi terminal política son Nacho Torres y Rogelio Frigerio”, asegura en referencia a los gobernadores PRO de Chubut y Entre Ríos. Desde ese espacio busca su nuevo lugar desde donde dice tener claro que está ahí “gracias a los cordobeses” y que su estadía en ese lugar “depende de los cordobeses”.
En ese aspecto le escapa a cualquier tipo de suspicacias respecto a su relación con el llaryorismo. "Tenemos diferencias y las expresamos en las reuniones, pero estamos trabajando en planos distintos" dice y cuestiona a los referentes amarillos de cuestionan su posición y que "ponen gente en el gobierno de Llaryora". Una discusión con pinta de interminable.
El pie en el freno
Agosto Carreño se reconoce como un dirigente metódico y desde el perfil aporta a uno de los espacios que se convertirá en árbitro del quórum en la Cámara de Diputados. Con el semáforo en la mano, va recorriendo el proyecto de ley y tachando puntos que incluso los propios libertarios empiezan a asumir como irrealizables, como el de la Ley de Pesca.
En rojo también está en tema de las retenciones y lentamente la discusión sobre los biocombustibles podría empezar a tomar ese matiz. El cordobés salió púbicamente en las últimas horas a expresar su rechazo puntual ante la imposición del 15% de retenciones a las exportaciones de proteínas vegetales.
“Esta medida es un error estratégico que disminuye la inversión y la competitividad, generando incertidumbre entre las PyMES, fundamentales para el desarrollo de un sector de alto valor agregado y contribuyentes al crecimiento económico regional”, dijo poniendo el foco en la actividad manisera de Córdoba.
En amarillo, el sobrino del exintendente de Córdoba German Kammerath, pone la lupa en la necesidad de modificar sustancialmente algunos artículos como que establece las delegaciones que el Congreso al Presidente, el punto nodal del proyecto que aparece en el comienzo del articulado. También pide rever el tema del listado de empresas privatizables que enumera la iniciativa, muchas de las cuales se encuentran radicadas en Córdoba. “Hay que discutir empresa por empresa, privatización por privatización, no puede ser un paquete”, anticipa.
Lo mismo quiere hacer con la ley ómnibus, desgranarla. En esa tarea, son muchos los espacios legislativos que buscan la mejor manera hacerlo. La aprobación general y las disidencias en particular aparecen como una opción más política, la presentación de leyes espejo aparece como una más técnica y la discusión en comisiones que comenzará este martes se presenta como el punto máximo de la rosca. Esa que en las filas del oficialismo parecen odiar y que en el bloque multicolor del que participa Agost Carreño, se reivindica casi como razón identitaria.