Las intenciones del cordobesismo por proyectar el modelo de gestión a nivel nacional se mantendrán en la agenda, incluso después de que los votos del domingo se hayan contabilizado. Mientras baraja nombres y arma la estructura para su primer gabinete, Martín Llaryora imagina un esquema que contempla el juego en el Congreso de la Nación, y por eso militará hasta que le duelan los huesos la candidatura presidencial de Juan Schiaretti. Sabe que del resultado presidencial, sobre todo en Córdoba, dependerá su idea de pelear la renovación del PJ a nivel nacional. Eso que en su entorno ya nombran como “neoperonismo”.
La remontada que el schiarettismo observa en el candidato de Hacemos por Nuestro País también es compartida por los equipos más cercanos al intendente que será gobernador. Creen que “el Gringo puede sacar más votos que en las PASO” y, si bien comprenden que correr a Javier Milei del primer lugar que ya obtuvo en la provincia sería "un batacazo”, se esperanzan con repetir el esquema de reparto que se esbozó en agosto. De esta manera, podrían quedarse con tres de las nueve bancas en la Cámara de Diputados que Córdoba renueva en este turno electoral.
Esa situación le daría a Llaryora una herramienta más que importante, habría cinco diputados y diputadas cordobesas que responderían directamente a la gestión provincial y que serían la base para un armado mayor que amplifique el alcance del Interbloque Federal como se lo conoce hasta hoy. El sanfrancisqueño piensa en esa posibilidad a partir de su propia experiencia en el cuerpo. Fue diputado entre el 2017 y el 2019, ocupó la vicepresidencia tercera de Cámara y llegó a sentarse en la cabecera del recinto en algunas sesiones.
La proyección
Más allá de lo que suceda con el tramo presidencial, la elección del domingo definirá la conformación de un próximo Congreso. Por la distribución heredada del 2021 y el reparto que se prevé como resultante de la contienda de este fin de semana, la trama legislativa que comenzará a funcionar el 10 de diciembre anticipa una dispersión casi inédita desde el retorno democrático.
Allí, el cordobesismo apuesta a fortalecerse a partir de la conformación de un bloque al que el resto de las fuerzas deberán ir a buscar para dar forma a las mayorías que terminarán por impulsar las leyes o impedirlas. En ese escenario también se estudian las herramientas para el “diálogo institucional” que Llaryora (y Schiaretti) prometen para ofrecer “gobernabilidad” a la gestión que asuma en poco tiempo.
Para eso, el llaryorismo no se detiene en el objetivo de máxima y se ilusionan con un espacio más amplio: a las cinco bancas cordobesas se sumarían en el interbloque Florencio Randazzo y Mónica Fein; más las dos que continuarán más allá del resultado. Como ya contó Letra P, la expectativa trasciende a la actual estructura y apunta a las fuerzas provinciales que hoy se mantienen equidistantes a las formaciones que hegemonizan la discusión política nacional.
“Podemos llegar a formar un interbloque de 11 o 12 diputados”, arriesgan en el entorno del gobernador electo, dejando atrás los números duros que, en principio, anticipan una representación parlamentaria disminuida por la partida la mayoría de los diputados y diputadas que confluyen en el espacio de peronistas díscolos de Córdoba y la provincia de Buenos Aires, y socialistas santafesinos. "Nosotros tenemos que discutir todo con el gobierno que viene, y para eso tenemos que hacernos fuertes", señalan.
El esquema puede espejarse en el movimiento que derivó en la creación del bloque Unidad Federal, que Alejandra Vigo integra junto a representantes del peronismo San Luis, Jujuy, Corrientes y Entre Ríos en la Cámara Alta. Para eso será necesario esperar los resultados de la elección del domingo, pero también a la reconfiguración que se desprenderá el resultado definitivo de la elección presidencial. Saben en el llaryorismo que, al igual que la gestión, no es lo mismo pensar el juego con Sergio Massa como Presidente que con Milei sentado en el sillón de Rivadavia.
No obstante a eso, ya hay diálogos aceitados desde la práctica y la convivencia en la Cámara Baja. Un último ejemplo de eso puede encontrarse en la reciente discusión en torno a la eliminación del Impuesto a las Ganancias. Allí, Natalia de la Sota e Ignacio García Aresca, dos que siguen hasta el 2025, elevaron un proyecto para coparticipar a las provincias el 30% del Impuesto al Cheque junto a un grupo de parlamentarios de Río Negro, Santa Cruz y Misiones. Carlos Gutiérrez propuso tratarlo en la sesión de Diputados y Vigo insistió en el Senado. No prosperó.
“Estamos abiertos a dialogar con todos aquellos sectores que se salgan de la discusión de la grieta y apuesten por una Argentina con más federalismo”, es el convite de los cordobesistas que, como siempre, trabajarán pensando “en lo mejor para la provincia”.