“¿Y si ganamos la elección en Córdoba?” La pregunta lanzada a modo de pronóstico por uno de los asesores de Juan Schiaretti da cuenta de una confianza creciente en el peronismo mediterráneo. Se ilusionan con encuestas que reflejan una mejora en la performance del candidato de Hacemos por Nuestro País respecto a las primarias del 13 de agosto. También con su impacto real: la posibilidad del cordobesismo de obtener tres bancas en la Cámara de Diputados, algo que hasta hace un par de semanas parecía demasiado difícil.
Como ya contó Letra P, los equipos del cordobesismo recuperaron el entusiasmo luego de los debates presidenciales y un identificable crecimiento en los niveles de conocimiento del gobernador que durante los dos domingos que concentraron a atención electoral fue el aspirante presidencial más googleado del país. Esa situación se tradujo en una mejora en su imagen positiva y, aunque con menor intensidad, un envión para sus chances electorales, que de todos modos se siguen concentrando en Córdoba.
“Fuera de Córdoba, Schiaretti sólo mejoró su nivel de conocimiento, que se transformó en imagen positiva”, define Gustavo Córdoba, uno de los directores de la consultora Zuban Córdoba, dando cuenta de la marcada territorialidad de los eventuales apoyos a la candidatura presidencial del gobernador mediterráneo. “Córdoba es el lugar donde tiene aparato para mover, fiscalizar y pelear el 1-2 con Javier Milei ”, ratifica Norman Berra, para quien el sprint final será decisivo. “Si las búsquedas en la web se traducen en votos es un tema que todavía no esté demasiado claro”, acota el analista de opinión pública.
Cristian Buttié, de CB Consultores, relativiza esas chances de crecimiento e imagina al gobernador peleando el segundo lugar con Juntos por el Cambio. “El crecimiento se dará en un segmento del electorado que conoció a Schiaretti en el debate y que está disperso en las provincias. En Córdoba, seguramente saque menos votos que en la PASO”, señala mientras agrega que la tercera banca para el cordobesismo dependerá el piso que impongan los votos de La Libertad Avanza, fuerza que proyecta ganando la contienda en el centro del país.
Esos datos no sólo se manejan en las oficinas que analizan y diseñan la estrategia del mandatario que culminará su tercer mandato en la segunda provincia más importante de la Argentina, sino que se identifica en la batería de encuestas que se hicieron públicas en las últimas horas, al filo del plazo establecido por la Justicia Electoral como límite para la publicación de sondeos.
La que más llamó la atención la última semana fue la de la brasileña Atlas Intel que, mediante un sondeo digital del que participaron 4.248 personas, ubicó a Sergio Massa en primer lugar con más del 30%, relegando a Milei y Patricia Bullrich a un lugar de virtual empate, cinco puntos más atrás. En ese relevamiento, la consultora -que fue una de las que más cerca le pasó a los resultados del 2019- identifica un crecimiento superlativo del gobernador cordobés, que superaría el 11%, triplicando su performance en las primarias.
Según esa encuesta, de hecho, Schiaretti es el candidato con mayor imagen positiva (45%) entre todos los aspirantes y ostenta el diferencial más importante, ya que también es el que tiene menor porcentaje de imagen negativa (26%).
Ese crecimiento en la imagen positiva del cordobés es otro de los puntos que se replica en todos los sondeos de opinión, y va de la mano de la evaluación que en su equipo realizan del desempeño en los debates que se realizaron en Santiago del Estero y la Universidad de Buenos Aires. Si los números se confirman, la semana próxima el líder cordobesista podrá cerrar el puño a modo de festejo por haber logrado vencer al “voto útil”, su principal enemigo en la segunda parte del proceso electoral.
Los resultados de la estrategia
En las Primarias del 13 de agosto, la fórmula que Schiaretti comparte con Florencio Randazzo obtuvo el 3,71% de los votos. Con la prédica "antigrieta" como bandera, el cordobés redireccionó su estrategia pensando centralmente en la disputa del voto peronista de su provincia, razón por la cual eligió como blanco al candidato del oficialismo.
Desde que su candidatura quedó definida, el cordobés mejoró su capacidad de reacción ante cada uno de los temas que se discutían en la agenda pública y cuestionó con firmeza las decisiones que fue tomando el ministro de Economía. Se opuso a todas las iniciativas que Massa promovió ante el Congreso y se paró como un férreo opositor. Esporádicamente también acusó a Bullrich identificándola como parte del gobierno de Cambiemos, el otro lado de la grieta que “fracasó” entre el 2015 y el 2019.
Poco dijo de Milei, a quien identifica como fruto del “hartazgo del electorado con la grieta”. No comparte las recetas del liberal anti-Estado pero no lo ataca, simplemente le baja el precio a su proyecto al asegurar que “no se han aplicado en ningún país del mundo”. “Un salto al vacío”, suele repetir Martín Llaryora, el gobernador electo de Córdoba, para clarificar la situación.
En un escenario marcado por la incertidumbre pero también las minorías intensas, Schiaretti terminó fortaleciendo su posición como un candidato antikirchnerista, enrolado en el peronismo que cuestiona al oficialismo y a Juntos por el Cambio. En ese orden de factores, sopa votos del bullrichismo, tensiona con el peronismo anfibio que busca expresar Massa, y se presenta como una alternativa “confiable” para terminar con “la casta”, que ataca Milei.
Norman Berra mira los datos públicos de las últimas semanas y advierte que “la encuesta de Atlas Intel, donde mide casi 12%, crece sobre la base de nuevos votantes y parece quitarles electores a Milei y Bullrich”, que caen considerablemente respecto a sus performance en las PASO. “Pero también hay una de CB Consultores que le da 6% sin impactar en los demás candidatos, eso sugiere que crece sobre la base de nuevos electores”, señala en coincidencia con Buttié, el responsable de esa encuesta, que asegura que "Schiaretti ganó el debate porque ahora lo va a votar gente que antes no lo conocía".
Esa estrategia de posición estuvo acompañada por elementos que ayudaron a cambiar el perfil de un gobernador al que le había costado demasiado romper las barreras territoriales que, según asume, impone “la Argentina del AMBA”. Los debates ayudaron, pero también una mayor presencia en los medios de alcance nacional, un trabajo en redes que multiplicó esfuerzos y recursos luego de las PASO y hasta la publicación de un libro que de a ratos se convirtió en tema de conversación pública entre dirigentes políticos y formadores de opinión a nivel nacional: “Los muchachos cordobeses. Cómo se construyó un peronismo diferentes (y qué podría aportar a la Argentina del futuro)”, del politólogo Federico Zapata.
La cosecha de toda esa siembra será recogida por Schiaretti el próximo 22 de octubre. La semana corta que anticipa el domingo electoral lo encontrará en Córdoba y en Río Cuarto, con una virtual escapada a alguna provincia vecina y un raid mediático final por los canales porteños que, aunque reniega, saben que le permiten alcanzar a sectores de la población que ni siquiera lo conocerían si no fuese por su intermedio.
Se concentrará en su provincia porque es el lugar en el que su crecimiento puede traer aparejados resultados inmediatos: las tres bancas. Pero también espera afianzar una suma de votos nacionales que le permitan sentarse a la mesa de una nueva renovación peronista, que espera desde hace tiempo y que, entiende, comienza el día después de la elección.