Proyección 10D

Gabinete a la carta: Martín Llaryora definirá nombres clave después del 22-O

La estructura no será la misma con Sergio Massa o Javier Milei en la Casa Rosada. Imagina a Patricia Bullrich fuera del ballotage y prepara la ambulancia para Juntos por el Cambio. La apuesta al diálogo.

Con apenas un puñado de nombres confirmados, Martín Llaryora pisa la pelota, le pone un freno al armado del gabinete que lo acompañará en la primera parte de su gestión como gobernador de Córdoba y aguardará el resultado de la elección presidencial. Mientras cordobesismo comienza a desterrar la idea de una definición en primera vuelta, recién después del 19 de noviembre rellenará las casillas de su staff. El objetivo es lograr una estructura que le permita un diálogo institucional con el futuro gobierno que apunte al "beneficio de los cordobeses”.

“No es lo mismo que el próximo presidente sea Sergio Massa o Javier Milei ”, repiten. Cuando en el entorno de Llaryora pronuncian esa frase no alegan razones ideológicas, sino cuestiones de índole estratégica. El primer indicio material de esta postura son los blancos que aún tiene el organigrama provincial. En otras palabras, el destino de un país comandado por el peronista o el libertario terminará de definir los nombres del armado del cordobesismo 3.0 y les pondrá la camiseta a jugadores que hoy no aparecen en el esquema de juego que el llaryorismo hace público.

Como viene adelantando Letra P, algunos nombres del equipo que acompañará al sanfrancisqueño en la primera etapa de su gestión ya están cerrados. Sergio Busso continuará en Agricultura; Manuel Calvo será ministro de Gobierno; Guillermo Acosta irá a Finanzas; Victoria Flores asumirá en el flamante ministerio de Ambiente y Julián López se encargará del también novel Ministerio de Cooperativas y Mutuales.

En ese sentido, en el equipo que trabaja en el armado del futuro gobierno afirman que el organigrama general no sufrirá grandes modificaciones. Actualmente la provincia funciona con un gabinete integrado por 17 ministerios y nueve agencias.

“Seguramente quedarán 15”, arriesgan ante la consulta sobre una posible reducción del número de carteras que acompañará al próximo gobierno. En eso no habrá dependencia de lo que pase en el orden nacional, ni adaptaciones a un nuevo clima político más proclive a los Estados grandes o a los Estados pequeños.

“Martín definió la estructura hace rato”, afirman y dan por hecha la unificación de algunas áreas a partir de lo que se busca para un mejor funcionamiento institucional.

El diario del lunes

Llaryora tuvo un 2023 extenuante. Protagonizó su propia campaña, se puso al hombro la carrera electoral que terminó proclamando a Daniel Passerini como su sucesor y se sumó como una carta clave para el desarrollo del camino con el que Juan Schiaretti se lanzó a su aventura nacional. En medio de eso gestiona la Municipalidad de Córdoba y arma los equipos para el desembarco en el Centro Cívico provincial.

El lunes, cuando ya no haya cordobeses entre los candidatos nacionales, Llaryora podrá dejar atrás las carreras electorales, pero no los movimientos estratégicos que definirán su futuro inmediato. Por lo pronto, analizará el panorama con cierta distancia, al menos física. El próximo miércoles, también como anticipó Letra P, partirá junto a Schiaretti a Arabia Saudita y una mini gira por Medio Oriente que lo mantendrá ocupado por unos diez días. Volverá con una eventual campaña para la segunda vuelta bastante avanzada.

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En el llaryorismo esperaban una victoria de Milei en primera vuelta, pero el devenir de los acontecimientos los fue haciendo cambiar de parecer. A cinco días de la elección ven mucho más probable un mano a mano entre el ministro de Economía y el libertario y por eso no quieren anticipar ninguna jugada.

“Nosotros tenemos que pensar en nuestro gobierno y en lo mejor para cordobeses, primero que nada”, dicen y se guardan las cartas para alcanzar ese objetivo. A cambio, ofertan lo ya dicho muchas veces por el propio Schiaretti: Córdoba estará disputa a acompañar las medidas que no perjudiquen a la provincia y garantizará la “gobernabilidad” dentro de lo que el cordobesismo considera como "políticas razonables”. En rigor de verdad, el cordobesismo lo hace desde que se estructuró como tal. Por eso también, recibe acusaciones de uno y otro lado.

Patos rengos y heridos

Las razones de Llaryora para estirar las definiciones respecto a su gabinete tienen también otras factores que miran adentro y afuera del cordobesismo. A sabiendas de los cambios de nombres, en el futuro oficialismo no quieren restarle poder a quienes no seguirán en sus funciones, que siguen trabajando en el día a día de la gestión, incluso con la expectativa de continuar en sus cargos.

Si se observan las modificaciones anunciadas, se guardó el cuidado de no dejar heridos en el camino: Calvo ocupará el lugar de López, que ya fue destinado a otro sector; y Osvaldo Giordano trabaja a la par de su sucesor en la elaboración del Presupuesto 2024, que Llaryora sigue muy de cerca. El ministro de Finanzas, incluso, ya recibió la oferta de continuar ligado a la gestión desde otra área operativa.

El otro punto también tiene que ver con lo electoral. Si el cálculo que se maneja en las oficinas del futuro gobernador es el correcto, Juntos por el Cambio quedará afuera del ballotage y eso generará un estallido interno que dejará a la oposición cordobesa a pedir de una ruptura que el oficialismo quiere aprovechar.

En ese escenario, no sólo se pone en juego el futuro del gabinete sino el devenir de una de las patas institucionales que más desvelan a Llaryora, la Legislatura que por primera vez en su historia no contará con mayoría peronista. O, por lo menos, eso parece.

Victoria Flores y Martín Llaryora.
llaryora y passerini completan sus gabinetes por goteo y rovetto rompe el silencio

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