La idea de un rejunte de toda la oposición no peronista ya dejó de ser una ilusión para convertirse en un camino a recorrer en La Pampa: el referente de Javier Milei, Luciano Ortiz, participó de un encuentro con figuras de los otros espacios políticos parados en la vereda de enfrente del gobierno provincial de Sergio Ziliotto.
El tejido de una alianza que tenga representación para las legislativas de 2025 no asoma sencillo, porque hay más ambiciones que lugares disponibles y una historia de amargos desencuentros entre los hipotéticos protagonistas de un espacio tan amplio. Además, y paradójicamente, el armado opositor al PJ pampeano tendría que aceptar ser representación oficialista a nivel nacional, lo que dispara dudas o directas resistencias.
El puntapié inicial de la movida hace base en los extremos y reniega de moderaciones: fue una cumbre con presencia formal de La Libertad Avanza(LLA) y de la estructura del partido Comunidad Organizada que lidera Juan Carlos Tierno, con aportes outsiders o de dirigentes que las jerarquías del PRO y de la UCR han dejado marginados, pero que siguen conservando una dosis de representatividad.
Las presencias de la UCR y el tiernismo
Ortiz es la cara visible de LLA, amadrinado por Karina Milei. Pretende liderar la boleta legislativa el año que viene. Comunidad Organizada pisó fuerte con sus principales referencias: el propio Tierno, su esposa Sandra Fonseca, que es diputada, y el otro legislador que tiene el espacio, Maximiliano Aliaga, que viene del PRO.
Hubo al menos dos presencias que tienen visibilidad en la UCR, aunque son relativamente consideradas en el reparto de poder actual: Federico Roitman, un joven que fue ampliamente derrotado como precandidato a intendente de Santa Rosa el año pasado, y Leandro Altolaguirre, el último jefe comunal que tuvo la UCR en la capital provincial.
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El desempeño de Altolaguirre lo condujo a una contundente caída en 2019, luego de una gestión en la que se volcó al macrismo, pero sin recibir nada a cambio: la capital pampeana cayó en varias emergencias y la cuestionadísima administración se fue por la ventana, derrotada por el entonces camporista Luciano di Nápoli, reelecto el año pasado.
Desde entonces, Altolaguirre quiso ser el mediador de la UCR con los espacios de la derecha, pero sus movidas fueron poco consideradas internamente, aunque conserva cierta representación y es el hermano de uno de los dirigentes de mayor peso en esta hora, Hipólito “Poli” Altolaguirre, el jefe del bloque legislativo.
Las caras de un PRO agrietado
En la cumbre del rejunte también hubo figuras de partidos menores, pero que se aproximan a ese tipo de coaliciones. Una de ellas es Jorge Diván, del viejo Movimiento de Integración y Desarrollo, una fuerza que actualmente tiene una banca legislativa, que logró Matías Traba como parte de la alianza Juntos por el Cambio. Otra presencia la aportó José Vázquez, del Movimiento Federalista Pampeano, un sello que alguna vez pisó fuerte y fue gobierno provincial, pero que hoy está reducido a un espacio muy marginal electoralmente.
El PRO sólo aportó figuras que vienen de los márgenes, poco reconocidas por la estructura macrista del propio partido: el exdiputado provincial Darío Casado y el exfuncionario nacional Pedro Pisandelli, reaparecido en acción después de que dejara la función pública para afincarse en España.
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Pisandelli hasta hizo de vocero del encuentro: “Tienen que estar todos. No nos puede pasar que alguien quede afuera”, dijo a la salida. Pisandelli fue delegado en La Pampa de la Comisión de Transporte durante el gobierno de Cambiemos. Se jacta de su relación con Mauricio Macri y, sobre todo, con Guillermo Dietrich. También pactó con dirigentes de la UCR como Juan Carlos Marino para ponerle obstáculos a Carlos Mac Allister.
Vinculado al deporte-negocio del automovilismo, Pisandelli perdió feo la elección cuando se postuló como intendente de la ciudad de Toay. Se terminó yendo a Barcelona, “con una mano atrás y otra adelante”, según él mismo explicó, y con varias denuncias en su contra. No está bien visto por los principales representantes formales del PRO en La Pampa: Mac Allister y los diputados nacionales Martín Maquieyra y Martín Ardohain. Con todo, dentro del PRO pampeano ya asoma una construcción colectora, que se puso en evidencia con el espacio para el Grupo Matzkin en el Ministerio de Seguridad.
El nuevo mapa de La Pampa
El año que viene, La Pampa renovará tres bancas en el Congreso. Aunque el encuentro con la idea de una coalición antiperonista haya tenido esta puesta en escena desde sectores extremos, es una propuesta que germina en distintos nichos opositores y que incluso se evaluó el año pasado, cuando LLA no aparecía ni en el radar del sistema político provincial.
La alianza Juntos por el Cambio estuvo más cerca que nunca de ganarle al peronismo la gobernación provincial: la reelección de Ziliotto fue ajustada y en la UCR hubo reproches porque primó la decisión mayoritaria de su dirigencia de cerrarle la puerta al ingreso del tiernismo, un espacio que surgió de un portazo al peronismo, que coquetea históricamente con Patricia Bullrich y que levanta banderas de la derecha, incluso en tono ultra.
Ahora el escenario cambió. Esos tres partidos hacen buenas migas en la Legislatura para ponerle palos en la rueda el oficialismo, Tierno y sus soldados hacen poses libertarias y el radicalismo más visible exacerba su tono opositor en la provincia. Sin embargo, eso mismo genera grietas con intendentes boinablancas que se sienten más cerca del filojusticialismo y su “Estado presente” que de tramar un rejunte con el topo que ama destruir el Estado desde adentro.
La otra pata del mapa pampeano es absolutamente novedosa: La Libertad Avanza ganó la presidencial también en La Pampa, aunque no tuvo postulantes locales, no tiene dirigentes conocidos y Milei ni siquiera visitó la provincia. Aún así, las urnas demostraron que ese sector también existe.