El congreso libertario baraja y da de nuevo. Adrián Ravier, número 2 de la Fundación Faro, empoderado como jefe partidario y candidato cantado.
Adrián Ravier y Juan Pablo Patterer, caras visibles y delegados de la Casa Rosada en La Pampa: el economista presidirá el partido y será candidato; el exPRO es armador y operador de confianza de Lule Menem.
Karina Mileiespera que la tercera sea la vencida en La Pampa. Para eso activó otro movimiento para ordenar filas en La Libertad Avanza y este sábado el congreso dejará la presidencia en manos de Adrián Ravier, el segundo de Agustín Laje en la Fundación Faro. Será el paso previo a su cantada candidatura como diputado nacional.
Ravier, docente y economista admirador de la escuela austríaca, es el elegido de Javier Milei y en las últimas horas ató los detalles finales para ser empoderado como hombre fuerte en la provincia. El miércoles compartió en la Fundación Faro de Buenos Aires una cena con Juan Pablo Patterer, el operador preferido de Karina y Lule Menem, para terminar de organizar el desmadre que viene caracterizando al partido en La Pampa.
Ravier ya quiso ser candidato a diputado nacional en 2023, pero como el sello libertario quedó flojo de papeles no pudo medirse en las urnas. El año pasado se rearmó la fuerza formalmente en otro congreso, pero una interna feroz y la cola que metió el juez federal Juan José Baric obstaculizaron el proceso.
El congreso en Santa Rosa servirá para que se formalice la presidencia partidaria de Ravier y se aceite el camino hacia su postulación como diputado nacional en una lista violeta pura que compita contra el PJ y contra Juntos por el Cambio.
La nueva movida desde la Casa Rosada tiende a desactivar internas y dudas. LLA de La Pampa se partió al medio a partir de una puja sin límites entre Luciano Ortiz, a cargo del PAMI, y Nicolás Boschi, a cargo de ANSES. Karina Milei y Lule Menem eligieron la figura de Patterer como armador y mediador. El exdirigente del PRO hizo esos deberes, pero se topó con una interna desmadrada y la deficiencia de un papeleo difícil de remontar.
Mientras aparecía una "tercera posición" con dirigentes del interior sin tanto peso, el congreso tuvo que dar marcha atrás y en ese camino Ravier empezó a mirar de reojo las movidas y los estilos. Por un momento pareció que se salía. Pero decidió jugar, motorizado por el propio Milei y por el apalancamiento de Laje y la Fundación Faro.
El cierre de ese esquema no implica la disolución total de las internas violetas. Boschi está totalmente alineado, aunque tiene sus propios problemas judiciales. En su momento condenado por un homicidio culposo en un siniestro vial, ahora la Justicia Federal lo puso en el banquillo de los acusados para determinar si falsificó la firma de un supuesto afiliado a La Libertad Avanza.
Ortiz y la "tercera posición", en principio, aparecen alejados de la repartija que este sábado quedará formalizada. Además, ronda como un fantasma la ambición de Martín Matzkin, mano derecha de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad, que en algún momento asomó como posible aliado-competidor y que fue medido en algunas encuestas pero nunca dio señales de vida hacia el interior de LLA, pese a que su jefa sí se afilió.
LLA no tiene nada que perder en las elecciones de octubre en La Pampa. Entre otras cosas, porque todavía no ganó nada, tiene nula representación institucional en la provincia, salvo algunos dirigentes marginales del PRO que con cargos menores en pueblos del interior, que ahora se sienten libertarios.
Para las legislativas, está cantado que el electorado se dividiría en tercios y todas las encuestas indican que uno de esos tercios corresponderá, incluso con comodidad, a LLA. El peronismo, en base a su tradición y aparato, también tiene asegurada la competitividad.
Juntos por el Cambio aspira a ser otra tercera parte, pero es todavía un desconcierto que busca qué trole hay que tomar para seguir. Seguramente habrá una alianza encabezada por la UCR que incluirá al PRO oficial. El caudal de votos de ese espacio también dependerá de quiénes se candidateen y en ese caso si juega o no Martín Berhongaray, figurita difícil y codiciada.
Si las elecciones cierran como huele la dirigencia y cantan las consultoras, se haría realidad un concreto ejemplo de la debacle amarilla y el ascenso violeta: la banca que el 10 de diciembre deja Martín Maquieyra, del PRO, seguramente será ocupada por un libertario.
Maquieyra ya dejó en claro que no será de la partida y el PRO tiene su propia interna para llevar sus propios precandidatos en la alianza que integre con el radicalismo. Compiten José Mario Aguerrido, abogado del "Caso Lucio", y Marina Álvarez, viceintendenta de 25 de Mayo.
Lo que LLA mira de ese partido es que puede manotear unas cuantas voluntades. Ya sacan cuentas que si la coalición es liderada por la UCR posiblemente haya votantes, pero también dirigentes amarillos, que se sientan más violetas que boinablancas.
Nadie lo grita de modo desembozado, pero importantes referencias del PRO ya mostraron su acercamiento con los sectores libertarios. Las diputadas Noelia Viara y Celeste Rivas, que responden a Maquieyra, se declararon admiradoras de Ravier y fueron a la charla que le sirvió de plataforma para su lanzamiento. En el Congreso Nacional, Martín "Cato" Ardohain hizo tantos deberes a favor el gobierno que Milei lo llamó "héroe" y lo invitó al asado que festejó el ajuste sobre las jubilaciones.
El optimismo violeta se nutre de otras razones: el peronismo gobierna y es potencia electoral pero está sacudida por una interna sin cicatrizaciones a la vista, y de la que es probable que resulte que hagan la plancha proselitista los dos sectores enfrentados con el gobernador Sergio Ziliotto, el ultravernismo que pisa fuerte en el norte provincial y el intendente de Santa Rosa, Luciano di Nápoli, que saca pecho en la capital.