Sin embargo, Berhongaray deshoja la margarita frente a un escenario que no le parece atractivo, después de la gran elección que hizo en 2023 cuando le dio un susto al peronismo en la puja contra la reelección del gobernador Sergio Ziliotto. Al exdiputado no lo conforma la posibilidad de un triple empate en octubre, que asoma en el horizonte, sino que quiere jugar para ganar.
Arriesgar o guardarse es la opción que en estas horas maneja Berhongaray, entre especulaciones, estrategias, análisis y cuentas. En los últimos días arreciaron los pedidos en la Legislatura y en las intendencias, porque el excandidato a la gobernación volvió relativamente al ruedo después de un año de poca visibilidad y recorre la provincia, participa de encuentros con jefes comunales y charlas con dirigentes nacionales.
La UCR, uno de los tercios
A primera vista, el panorama de la elección pampeana luce como una posible división de tercios, algo que ya ocurrió en 2023: el histórico peronismo por un lado, por otro la UCR si aprovecha su estructura diseminada en la provincia y es capaz de ratificar su crecimiento de hace dos años y La Libertad Avanza tratando de contener lo que Javier Milei cosechó en las presidenciales.
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Así y todo, el partido amarillo es el más complicado: cederá a fin de año la banca de Martín Maquieyra y no aparece en el horizonte una situación en la que pueda encabezar alguna de las alianzas en las que se recueste. Eso lo haría perder un escaño. Los otros lugares que se renuevan son los escaños de la radical Marcela Coli y de la peronista Varinia “Lichi” Marín.
Una bomba que dinamitaría esa posible división del electorado en tercios es que la oposición no peronista pueda reunirse toda en un mismo sello, incluyendo al tiernismo de Comunidad Organizada. Esa es la expectativa que abrigan hacia 2027 para terminar con el invicto del PJ en la gobernación, pero al menos por ahora ese paisaje aparenta lejano y complejo, sobre todo si LLA pretende encabezar la boleta sí o sí.
Martín Berhongaray apuesta a la paciencia
Berhongaray (48 años) es hijo del histórico Antonio Tomás “Pacheco” Berhongaray, un dirigente del alfonsinismo que acompañó el regreso de la democracia, tuvo alto desempeño legislativo, formó parte de la Constituyente del ’94 y también tuvo su rol en el gobierno de Fernando de la Rúa.
Fiel a sus enseñanzas, Pachequito llama a los suyos a no precipitarse y les dice que “falta un montón” para definir cuál será el juego en este 2025. El asunto es que otras figuras de la UCR le calientan el oído día tras día, porque el menú partidario no incluye a ningún otro dirigente que pueda ostentar volumen electoral.
Coli desea la reelección y su desempeño en el Congreso es destacado, pero tiene contras: recibe cuestionamientos porque se apartó del bloque oficial para alinearse con Facundo Manes y su caudal electoral no es garantía. Llegó al Congreso casi de carambola, en una lista que encabezaba Maquieyra; oriunda de la Colonia 25 de Mayo, en el suroeste provincial, no tiene “votos espontáneos” en las dos principales ciudades, Santa Rosa y General Pico. Tampoco encuentra respaldo en las intendencias.
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Uno de los que le mete presión a Berhogaray es Poli Altolaguirre, jefe legislativo y uno de los armadores de la UCR. Ambos están enrolados en la misma Línea Celeste y son más que correligionarios. Altolaguirre cree que Berhongaray tiene “la obligación” de ser candidato si le interesa salvar la banca del partido. Es el que garantiza competitividad electoral.
Berhongaray sacó más de 42% de los votos en la elección por la gobernación de 2023, cuando Ziliotto logró la reelección con el 47,6%. Fue el mejor desempeño opositor de la historia. Además, llegó a ese lugar tras vencer en una interna a Maquieyra, quien en ese momento era la estrella electoral del PRO.
Esos números siguen posicionando a Berhongaray como la opción más clara rumbo a 2027, a no ser que algún intendente exitoso se le anime, porque los dirigentes de mayor recorrido de la UCR están en otra: el exsenador Juan Carlos Marino y el exintendente de Santa Rosa Francisco Torroba lucen más cerca del retiro; el senador Daniel Kroneberger tendrá 66 años al finalizar su mandato y ya hizo un intento muy fallido en 2019 cuando perdió por más de 20 puntos.
De recorrida por La Pampa
Berhongaray se tomó un relativo descanso de la vida partidaria desde el momento en que concluyó su gestión en el Congreso el 10 de diciembre de 2023. Su mandato lo dejó algo descontento y no precisamente entusiasmado con la idea de regresar al parlamento. Se sintió lejos del territorio y de la agenda pampeana.
Ahora empezó a volver de a poco. Mantiene encuentros con dirigentes, no se niega a algunas fotos que lo posicionan y hasta estuvo en el Congreso, rosqueando y tanteando el panorama, el día en que la cámara baja aprobó la suspensión de las PASO.
Se juntó con las diputadas Gabriela Brower, de Córdoba; Marcela Antola, de Entre Ríos; Danya Tavela, de Buenos Aires; y Carla Carrizo (CABA), que lo elogió: "La visita de Martín Berhongaray al Congreso hizo la diferencia. De los políticos que necesitamos en Argentina", dijo.
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Martín Berhongaray, de la UCR de La Pampa, estuvo en el Congreso el día en que se votó la suspensión de las PASO. Con las diputadas nacionales Gabriela Brower, Marcela Antola, Danya Tavela y Carla Carrizo (CABA).
Una duda carcome al entorno de Pachequito. Si participa de las elecciones de 2025 y no gana, queda dañado. Si para cuidarse no se arriesga, corre el peligro de que sea demasiado tiempo fuera del candelero.
Los intendentes le empujan a jugar porque no quieren abrazarse a una postulación que no entusiasme al electorado: no les da lo mismo el resultado, sobre todo si quieren construir mirando a 2027. También está claro que si se lanza tendrá que ser Berhongaray el que ponga la cara, recorra la provincia y se asegure el presupuesto de campaña.
La UCR en un laberinto
Mientras, el PJ pampeano atraviesa su momento de mayor debilidad. El fuego amigo está a la orden del día y los resultados electorales de los últimos años demuestran un claro declive, tanto en el triunfo ajustado de Ziliotto como las derrotas en las presidenciales, en las últimas dos legislativas y en decenas de municipios.
Un pensamiento extendido es que la oposición dividida le hace el juego al peronismo, pero a la vez en la UCR suena arduo aceitar una alianza con LLA. “Va a ser difícil no cometer ese error”, juega un poco con las palabras uno de los operadores boinablanca.
Hay quienes imaginan otras negociaciones. La aparente rigidez de Karina Milei para que LLA encabece boletas en todos los distritos puede encontrar obstáculos en provincias de hipotéticos aliados fuertes, como Alfredo Cornejo en Mendoza, Rogelio Frigerio en Entre Ríos o Gustavo Valdés en Corrientes. ¿Por qué no podría ocurrir eso mismo en La Pampa?
Con el paso del tiempo, puede que la estrategia de LLA no sea uniforme para todo el país y eso podría abrir alguna puerta de consenso. “A mí lo que me seduce es ir a una elección para ganarla”, le escuchan decir los intendentes a Berhongaray cuando se juntan a conversar. Repite que su objetivo es la gobernación.
La gran incertidumbre es cuál es el camino correcto hacia esa meta. El análisis incluye el resultado que pueda tener la UCR en las legislativas, con o sin Berhongaray en cancha. Si está a la altura de las circunstancias, puede reclamar ser la cabeza opositora, pero si la elección es un papelón, quedará a merced de las ambiciones de los otros sellos.