LA POSTA DEL CONGRESO

La mala praxis parlamentaria complica a Javier Milei

El fallido intento de salvar a Mario Lugones enturbió la agenda libertaria. Las disputas que el Presidente no controla. ¿Podrá reescribir el Presupuesto?

Estaban las condiciones para una semana triunfal del Gobierno en el Congreso, pero una orden de Javier Milei arruinó todo. La eliminación de un capítulo del Presupuesto en Diputados provocó un tsunami que aún no terminó. Un sector del oficialismo quiere revisar el texto, pero los aliados se resisten. El resto de la agenda legislativa pasó para febrero.

El mensaje que le complicó el fin de año a LLA llegó el lunes por la noche a la presidencia de la cámara baja a través de un borrador que, con aval del jefe de Estado y del ministro de Economía, Toto Caputo, debía convertirse en el dictamen del Presupuesto 2026. El artículo 75 era el más polémico: derogaba las leyes de emergencia en discapacidad y la del financiamiento universitario, sancionadas este año por el Congreso y ratificadas tras un veto presidencial. El texto tomó por sorpresa a Martín Menem.

Su secretario parlamentario, Adrián Pagán, intentó una maniobra disuasiva, con propuestas alternativas para discutir proyectos de ley con un contenido más amplio, pero no hizo más que confirmar que la orden era clara.

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Mario Lugones, ministro de Salud, volvió a faltar a  Diputados.

Mario Lugones, ministro de Salud, volvió a faltar a Diputados.

Pronto se supo el motivo: el ministro de Salud, Mario Lugones, necesita salir ileso en la Justicia, donde podría tener malas noticias por incumplir la emergencia en discapacidad. Hay un fallo que lo obliga a aplicarla y, si no cede Milei, el funcionario será uno de los primeros en sufrir consecuencias penales.

Las prioridades de Javier Milei

La versión que llegó a las principales oficinas libertarias del Congreso es que, para disimular el acto de desesperación del ministro de Salud, se sumó al polémico artículo 75 la derogación de la ley de presupuesto universitario, que ni siquiera tiene una judicialización avanzada ni protestas previstas en el calendario. Consideraron que hubiera sido grosero eliminar la emergencia pediátrica.

La maniobra puso en acción al nuevo gabinete y resultó un desafío inesperado para los líderes parlamentarios. La exministra y senadora Patricia Bullrich, casi en simultáneo, sellaba un acuerdo con la oposición dialoguista para relegar a Unión por la Patria de la composición de las comisiones. La jefa del bloque de LLA en la cámara alta aventuró con dictaminar la reforma laboral este viernes, previo intercambio de borradores.

El Presupuesto estaba cocinado. Los gobernadores aliados de Catamarca, Tucumán, Salta, Misiones y San Juan habían cerrado su parte. También los mandatarios radicales que controlan los seis votos del bloque de la UCR

El PRO llegó último a la mesa, en desventaja, y negoció a regañadientes el pago automático de la coparticipación a la Ciudad. Tan cerrado estaba todo que Rolando Figueroa, gobernador de Neuquén, se quedó esperando un llamado. Nadie en el oficialismo lo necesitaba.

El artículo 75 enturbió lo que debía ser una fiesta. Los diputados aliados les informaron a sus gobernadores de la trampa y, por si acaso, firmaron en disidencia hasta tener mejor información. Muchos recién habían asumido y sus teléfonos nunca habían sonado tanto.

Proteger a Lugones

El final parecía obvio: borrado ese artículo, el resto del proyecto estaba listo para ser aprobado, con varios triunfos de Milei, como no haber engrosado la planilla de obra pública, la de fondos previsionales para las provincias; condicionar avales de deuda al equilibrio fiscal de las provincias y sostener la discrecionalidad de los ATN para adiestrar gobernadores.

Diego Santilli estaba por festejar su debut exitoso como ministro del Interior, pero en la Casa Rosada sólo pensaban en salvar a Lugones de un largo peregrinaje por Tribunales, donde hasta fue a pedir por él nada menos que el Procurador del Tesoro, Santiago Castro Videla.

Por orden de Milei, quien oficia de abogado del Estado exigió al juzgado de Campana que falló a favor de la emergencia eliminar el acta en la que los demandantes piden investigar el destino del dinero recaudado de obras sociales y prepagas para discapacidad que la Superintendencia de Servicios de Salud debía destinar a los tratamientos. Con el nomenclador congelado todo el año, hay un sobrante que nadie encuentra. Con la misma desesperación, el Presidente pidió que el Congreso salvara a Lugones. No lo consiguió.

El miércoles, el debate del Presupuesto 2026 retrotrajo el escenario de Diputados al 20 de agosto, cuando fue rechazado el veto a la emergencia en discapacidad. Este tema diluyó los discursos sobre gastos e ingresos liderados por Bertie Benegas Lynch, que anotaban una victoria cultural para Milei. Las prioridades eran otras.

La caída inesperada

Menem empezó el miércoles en calma. Había diseñado un plan para aprobar el Presupuesto por capítulos y, en tal caso, que los socios de las provincias tuvieran algunos votos “a viva voz” contra el artículo 75.

Las cuentas, a las 10, eran cuatro votos arriba. La diferencia fue más amplia cuando se puso a consideración la modalidad de votación, al inicio de la sesión. La historia parecía cerrada, pero las horas que faltaban para la votación alcanzaron para que se revirtiera.

Martin Menem Diputados sesion

De a uno, los gobernadores aliados fueron bajando los brazos, presionados por organizaciones de todo el país que protegen a personas con discapacidad. Es raro que el asesor Santiago Caputo no sepa que la información fluye rápido en estos tiempos. Sólo Misiones y Salta mantuvieron su fidelidad con el Gobierno: el resto de los mandatarios se desentendió del futuro de Lugones.

El argumento del Gobierno no conformaba a nadie: que el Presupuesto, además, incluía una promesa de aumento del nomenclador cada tres meses. La ley, que no se aplica, fija la indexación por inflación y contempla un resarcimiento que nunca se completó.

Por la tarde, la historia se complicó. Menem citó a Santilli en su despacho para hacer cuentas. Como reconoció un día después el ministro del Interior, los gobernadores que se habían comprometido a ayudar no “convencieron” a sus diputados. O al menos eso le dijeron. Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca) fueron los conversos decisivos.

Golpe final

De nada le sirvió al Gobierno incorporar en el capítulo 11 temas sensibles, algunos con lobby de alto voltaje, como la compensación a las empresas eléctricas, el aumento al presupuesto de la Justicia y el pago a la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires.

La derrota dejó perplejo a Menem y a los debutantes del bloque oficialista. El riojano pidió un cuarto intermedio y, detrás de las cortinas, evaluó retornar el proyecto a comisión, como la primera vez que se debatió la ley Bases. “No, que se haga cargo el Senado”, le recomendó Cristian Ritondo, del PRO.

Lo que siguió de la sesión fue como quería el oficialismo, con el resto del Presupuesto y el proyecto de Inocencia Fiscal aprobado; y la distribución de los cupos de la AGN, sin nada para el PRO y la UCR.

En la conducción de LLA en Diputados creyeron que había motivos suficientes para celebrar el primer Presupuesto aprobado en la cámara baja en tres años: el último había sido antes del mundial de Qatar.

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El jueves a la mañana, los indicadores financieros reflejaron el éxito de la sesión, pero a Milei no parecía interesarle. Raro en él. Los off the record que circulaban desde la Casa Rosada hablaban de un eventual veto al Presupuesto si no era posible restablecer el capítulo perdido.

Las versiones partían de oficinas cercanas a Caputo, padrino político de Lugones. Nadie sabe bien quién de los dos es el jefe. El ruido interno arruinó, definitivamente, el debate de la reforma laboral en el Senado, que Bullrich manejó con oficio y escenas pintorescas, como la visita de la CGT que gestionó ella misma. Recibió a los jefes sindicales a los abrazos en el salón de las provincias.

“Si no aprueban el Presupuesto, se cierra el año legislativo”, fue el mensaje que le llegó a Bullrich de algunos senadores de la UCR, claves para el cuórum en la cámara alta.

Coletazos en el Senado

Con el nuevo escenario en el Senado, Bullrich no pudo cerrar los cambios de la reforma laboral, una negociación que ya venía complicada, porque varios temas no convencen a los aliados. Postergó la discusión a febrero.

Los principales cuestionamientos son por la creación del Fondo de Asistencia Laboral (FAL), para pagar indemnizaciones. Se sustentaría con aportes previsionales. La exministra lo defiende. “El 60% de las jubilaciones se pagan con impuestos que asisten a la ANSES. No se pone en riesgo nada”, trató de consensuar, en una de las reuniones privadas que tuvo en la semana con sus presuntos aliados.

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Ezequiel Atauche y Patricia Bullrich, de La Libertad Avanza, durante el debate de la reforma laboral.

Ezequiel Atauche y Patricia Bullrich, de La Libertad Avanza, durante el debate de la reforma laboral.

La jefa de LLA no convenció y una alternativa es que el FAL sea sólo para pequeñas empresas. Negociar la letra chica lleva tiempo. Las gestiones seguirán en febrero y Bullrich no tiene reparos en continuar buscando consensos durante todo 2026. Ya lo hizo con las reformas penales en 2024. La mayoría terminó siendo ley.

La reforma a la ley de glaciares también deberá esperar porque nadie del Gobierno le dedicó mucho tiempo a escuchar propuestas de los aliados. Ese es otro aspecto de la mala praxis oficial: el ida y vuelta con la oposición sigue lento o nulo. Y el 26 de octubre dejó bloques oficialistas más fuertes, pero no hay mayoría libertaria.

La historia del Presupuesto en el Senado va por ese carril. A Bullrich le anticiparon en la Casa Rosada que debía negociar modificaciones, para que el eliminado capítulo 11 reviva en otra versión. Le acercaron borradores con cambios a la emergencia en discapacidad. El texto incluye más compromisos (sostienen el sistema de pensiones y hay compensadores a prestadores) aunque borra la indexación del nomenclador, el corazón de la emergencia. También circularon textos con promesas de aumentos a las universidades.

Bullrich pone límites

La semana terminó con más internas, para variar. Bullrich no cambió: es decidida, pero sabe meter un freno cuando no puede pasar. En una reunión que organizó en el despacho de la UCR, este viernes supo que no tenía los votos para cambiar el Presupuesto.

No sólo eso: si la senadora abre el texto, no podrá controlar las modificaciones. Podría haber números para recuperar los aumentos a la inversión en ciencia y técnica.

El radicalismo es el más duro. “Que este quilombo lo pague el Ejecutivo”, le dijeron a Bullrich senadores del partido centenario. Con esa respuesta, la exministra cerró el dictamen sin cambios y anunció en los medios que se convertiría en ley, tal com fue enviado de Diputados.

Los voceros de la Casa Rosada se turnaron para desmentirla. Hubo una reunión en la Quinta de Olivos este viernes para invitarla a negociar modificaciones. Expectante, Menem le reservó pasajes y hoteles a su bloque para que el lunes 29 estén cerca del recinto de Diputados.

La expectativa del Gobierno de tener un Presupuesto con nuevos cambios se mantiene, aunque los aliados no parecen entusiasmados en salvar otra vez a Milei de un error no forzado en el Congreso, donde no logra encontrarle la vuelta al trabajo, mucho menos cuando quiere aprovechar una pequeña luna de miel para salvar a sus ministros.

Un líder opositor suele explicar los problemas del Presidente con una frase: “La negociación es lo contrario al sometimiento y Milei sólo sabe vivir de dos maneras: sometiendo o siendo sometido. Con esa lógica, es difícil que entienda cómo funciona el parlamento. Siempre va a chocar”.

Martín Menem, durante la sesión de Presupuesto de Javier Milei. 
Diego Santilli, Manuel Adorni y Raúl Jalil. 

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