Importaciones: tractores de China y equipos usados de EE.UU., un combo letal para la maquinaria agrícola
El sector esperaba revertir la caída de 2024, pero cerrará el peor año en ventas de las últimas seis temporadas. Reclamos al Gobierno para ganar competitividad.
Alarma por las importaciones de tractores de China y equipos usados de EE.UU.
La venta de maquinaria agrícola se desplomó 17% interanual entre octubre y noviembre y borró de un plumazo la recuperación del primer semestre. La suba de tasas previa a las elecciones, las importaciones de tractores desde China y el ingreso de equipos usados desde Estados Unidos, habilitado por Federico Sturzenegger, conformaron un combo letal para esta industria de punta.
Registrate para continuar leyendo y disfrutando de más contenidos de LETRA P.
Con este escenario, el sector cerrará el año con un nivel de operaciones similar al de 2024, que ya había sido el peor registro de los últimos seis años, y con un elevado stock disponible que se proyecta incluso para 2026.
El ingreso de tractores chinos a mitad de precio que los de fabricación nacional y la expectativa de una mayor llegada de maquinaria usada importada desde Estados Unidos justo cuando comienza la temporada más fuerte de ventas de cosechadoras mantienen en vilo a fabricantes y concesionarias. A este cuadro se suma la advertencia sobre la posible irrupción de la India, el mayor jugador mundial en producción de tractores.
“En el mejor de los casos vamos a terminar en un número de ventas parecido al del año pasado, que fue el peor de los últimos seis años”, afirmó a Letra PHernán Zubeldía, presidente de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA).
pulqui
Hernán Zubeldía, el presidente de CAFMA advierte sobre los tractores chinos
Zubeldía es dueño de Pulqui, una pyme que fabrica pulverizadoras y fertilizadoras en su planta de Carlos Casares. CAFMA agrupa a más de 1200 pymes industriales entre fabricantes de maquinaria y de agropartes, entre las que se destacan Agrometal, Akron, Metalfor, Crucianelli, Ombú, Richiger, Mainero, Maizco y Tanzi. En conjunto, el sector genera alrededor de 40.000 puestos de trabajo directos.
“Los meses preelectorales y el aumento de la tasa de los créditos impactaron muy negativamente en nuestras ventas. A eso hay que sumarle un incremento muy fuerte del ingreso de tractores chinos, a valores imposibles de competir desde la fabricación nacional”, explicó Zubeldía. Y agregó: “Nuestros tractores son hasta 40% más baratos que los brasileños, pero aun así no podemos competir con los chinos”.
Importaciones hechas por fabricantes nacionales
Dentro del mercado local también hay fabricantes que complementan su oferta con la importación de tractores asiáticos. Algunas de las marcas que ya participaron en Expoagro y Agroactiva son Chery —fabricado por Zoomlion—, Lovol, subsidiaria de Foton, y Lansu, enfocada en máquinas de baja potencia.
LOVOL-1080x640
Lovol, la marca de tractores chinos que ya está en Argentina
“El tema chino es una preocupación a nivel mundial. Tienen una estrategia comercial muy agresiva para descremar los mercados a los que llegan”, señaló Leandro Brito Peret, director ejecutivo de la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT).
Las empresas nucleadas en AFAT representan el 98% del mercado nacional de cosechadoras, el 85% de tractores y el 50% de pulverizadoras. La cadena de valor completa del sector emplea a unos 16.000 trabajadores.
CAFMA y AFAT mantienen desde hace años una disputa histórica: las fabricantes nacionales acusan a las multinacionales de ser “apenas armadurías” con baja integración local. Sin embargo, esas diferencias parecen quedar saldadas frente a la irrupción de China como amenaza común.
Fuentes del sector advierten que no existe un registro exacto de cuántos tractores chinos ingresaron al país, ya que es una práctica extendida entre productores y contratistas no patentar todas las máquinas, bajo el argumento de que son herramientas que no salen de los campos.
Un año partido en dos
En términos de ventas, 2025 fue un año claramente dividido. Durante el primer semestre, el mercado de maquinaria agrícola creció 15% interanual. Pero en la segunda mitad llegó el desplome.
El aumento de las tasas de interés —que llegaron al 80% en septiembre y hoy rondan el 30%— volvió prácticamente imposible para el productor agropecuario invertir en bienes de capital. Esto ocurrió incluso en un contexto de rindes récord en la actual cosecha de trigo en la zona núcleo y pese a la baja de retenciones dispuesta por el Gobierno para algunos productos.
maquinaria agrícola 2.jpg
La industria preocupada por las importaciones de maquinaria agrícola
“La situación de los productores del norte del país se agrava aún más. Decidimos no renovar maquinaria, reparar y seguir como se pueda. Las tasas son muy altas y venimos de tres campañas malas por el clima y por la chicharrita”, dijo a Letra PGonzalo Blasco, productor agropecuario de Tucumán.
Blasco, ingeniero agrónomo, explicó que “la maquinaria agrícola en Argentina tiene precios mucho más altos que en otros países y los tractores chinos aparecen como una alternativa por precio. Ya se incorporaron algunas unidades y estamos probando sus prestaciones”.
Según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), en el bimestre octubre-noviembre el patentamiento de maquinaria agrícola alcanzó las 1052 unidades, un 17,2% menos que en el mismo período de 2024.
“Necesitamos una cancha equilibrada. Están viniendo máquinas usadas de países con estructuras y costos fiscales mucho más bajos que los de Argentina y con financiamiento mucho más conveniente, como Estados Unidos”, sostuvo Brito Peret.
El directivo explicó que el impacto se sentirá con mayor fuerza en el segmento de cosechadoras, cuyo ciclo de ventas se concentra en el primer trimestre del año. “En dos ciclos vamos a tener la real dimensión de la medida que tomó el Gobierno”, advirtió.
Las empresas nucleadas en AFAT concentran el 99% del mercado argentino de cosechadoras. La importación de usados golpea de lleno a las ventas de AGCO Argentina —con Massey Ferguson y Valtra—, CLAAS Argentina, CNH Industrial —dueña de Case New Holland— y John Deere.
milei fierros.jpg
Javier Milei permitió la importación de maquinaria agrícola usada
Brito Peret alertó además sobre el retraso tecnológico del parque de maquinaria nacional: la antigüedad promedio en Argentina es de diez años, frente a seis en Brasil y cuatro en Estados Unidos. “Deberíamos estar vendiendo 1200 cosechadoras por año. En 2022, el mejor año reciente, se vendieron 750 máquinas a noviembre. Este año estamos en 680, y en 2023 y 2024 se acumularon 570 a noviembre. El mejor año fue 2017”, detalló.
Vassalli, el anteúltimo de los nuestros
La crisis del sector tiene un emergente claro en la situación terminal de la histórica fábrica de cosechadoras Vassalli, en la ciudad santafesina de Firmat. La planta está completamente paralizada y a sus 280 trabajadores se les adeudan entre 3,5 y 4 millones de pesos por persona, sin contar diciembre ni el aguinaldo.
La familia Marsó, de Entre Ríos, había adquirido la empresa a comienzos de año, ya en crisis, pero no logró cumplir con los compromisos asumidos. Así, la Argentina está a punto de perder una de las dos últimas fábricas nacionales de cosechadoras que aún permanecían activas.
La restante es Metalfor, última sobreviviente de un entramado de 25 fábricas que existían hasta la década del 90. La paradoja es que el país fue el lugar donde se fabricó la primera cosechadora autopropulsada del mundo.
vassalli-maquinaria-agrícola.jpg
La industria preocupada por las importaciones de maquinaria agrícola
“Si seguimos importando máquinas, nos vamos a convertir en talleres: vamos a reparar y cambiar repuestos. Eso ya lo hicimos hace 100 años, nacimos así y no queremos retroceder”, advirtió Zubeldía.
El dirigente empresario aseguró que CAFMA mantiene conversaciones con los equipos técnicos de los ministro Sturzenegger y Toto Caputo para avanzar en medidas que permitan “ganar competitividad” en la industria.
Uno de los principales reclamos es la devolución de los saldos técnicos de IVA, un problema histórico del sector. El Estado retiene como crédito fiscal el diferencial entre las compras gravadas al 21% y las ventas alcanzadas por una alícuota del 10,5%.
“A valores actuales, el Estado nos debe el equivalente a cuatro años completos de la grilla salarial de cada empresa”, afirmó Zubeldía. Y explicó: “Estamos trabajando con los equipos técnicos de Caputo, pero entendemos que esos saldos se deben desde hace 20 años y que no se pueden devolver todos juntos”.