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- La aparente intervención del teléfono de Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, organización que es emblema universal de la lucha pacífica por los derechos humanos, candidata a premio Nobel de la Paz.
- La pretensión de modificar la ley de Seguridad Interior para sacar de los cuarteles a las Fuerzas Armadas y empoderarlas para "patrullar, controlar a las personas y vehículos, realizar tareas de prevención de delitos y aprehender en flagrancia" en la lucha contra el "terrorismo", un marco que, dados los bueyes que aran este tiempo, es lícito presumir vidrioso y permeable a los "excesos" de otras épocas.
- La inclusión, como contó Martín Soler, del abogado defensor de Luis Chocobar, el policía condenado por matar por la espalda, en el equipo que redactará el proyecto de reforma del Código Penal que impulsa la ministra Patricia Bullrich, fanática de la doctrina de primero tire y después pregunte, para modificar la legislación que define los alcances de la legítima defensa.
Todo estaba en el voucher de La Libertad Avanza.
La era Javier Milei: ¿que falló?
En agosto del año pasado, después de que la fórmula Javier Milei - Victoria Villarruel se consagrara como alternativa cierta de poder tras resultar la más votada en las PASO del 13 de ese mes, Letra P puso el grito en el cielo en un editorial con el que llamó a "construir un amplio acuerdo democrático".
En ese texto, escrito por Falak, el portal listó las condiciones que hacían posible la consolidación de "un proyecto liberticida" y los riesgos que implicaba para el consenso del '83.
- El empeoramiento generalizado de las condiciones de vida;
- El cepo impuesto a la aspiración de la movilidad social ascendente;
- El empobrecimiento sostenido de sectores que han sido medios o se empeñan virtuosamente en serlo;
- La insensibilidad de un poder económico prácticamente carente de una perspectiva de nación;
- La inflación desquiciante que solo encuentra camino cuesta arriba.
El riesgo Javier Milei
¿Es para tanto?, se preguntaba este portal. ¿Está en peligro la democracia como sistema de valores que guían la convivencia pacífica? Se respondía que sí, "en la medida en que, para Milei, las personas de pensamiento progresista o izquierdista serían, en su Argentina, "zurdos de mierda" a quienes habría que "aplastar"; "en cuanto una definición de apego a la democracia depende del 'teorema de la imposibilidad de Arrow'"; "en tanto su sector reivindica la libre portación de armas como 'solución' a la inseguridad"; "dado que promete redención y libertad a condenados por aberrantes violaciones a los derechos humanos"; "si el alcance de un Estado que debe ser mejorado pero no cancelado se tacha con prepotencia en una pizarra televisiva"; "en la medida en que lo anterior se basa en los conceptos de que 'la justicia social es una aberración', los impuestos un robo, el respeto a la diversidad de género y la educación sexual 'un adoctrinamiento', el cambio climático 'un invento del socialismo' y la inversión en ciencia y tecnología, un curro que urge liquidar'".
¿Era para tanto? ¿Por qué podía ocurrir lo que al final pasó?
Meses después, en el entretiempo entre la primera y la segunda vueltas electorales, en la previa de la finalísima que Milei terminaría ganándole a Sergio Massa, en el marco del ciclo audiovisual Democracia, 40 años: deudas y desafíos, Letra P les hizo esas preguntas a referentes destacados del período democrático más longevo de la historia nacional.
En términos generales, las respuestas coincidían en aceptar que la emergencia de la ultraderecha conllevaba un riesgo para la convivencia pacífica, aunque sus matices permitían suponer que lo que no tenía condiciones de posibilidad suficientes para cristalizarse era ese amplio acuerdo demcrático que este portal consideraba urgente construir. Explicaban, también, las frustraciones colectivas que empujaban, en el ascenso al poder, a un proyecto que no ocultaba sus rasgos antidemocráticos.
- El dirigente social Belliboni evitó decir que tenía "miedo" a una escalada represiva, pero aceptó que se trataba de una posibilidad. Ya terminó dos veces en el hospital.
Embed - #40D DEMOCRACIA, DEUDAS Y DESAFÍOS | EDUARDO BELLIBONI
- El radical Federico Storani, actor relevante de los ochentas alfonsinistas pero habitante de los arrabales del radicalismo desde que la UCR se asoció al PRO en una alianza de centroderecha, se entusiasmó con "algún tipo de confluencia" del peronismo y el radicalismo para recrear la sociedad que permitió resolver, dentro de la institucionalidad, la crisis de 2001. Hoy, la UCR se balancea entre la agitación de sus banderas históricas en manos de un puñado de románticos y las urgencias de sus gobernadores, más inclinados al colaboracionismo. Con todo, los socios del viejo bipartidismo al menos no se la hacen fácil a la Casa Rosada.
Embed - #40D DEMOCRACIA, DEUDAS Y DESAFÍOS | FEDERICO STORANI
- El peronista Felipe Solá se atrevió a cuestionar la utilización de "la memoria" como "táctica política". "No hay que blandirla a cada rato como elemento ideológico, salvo que vos aparezcas y quieras reivindicar a los militares", señaló. O sea, salvo que pasara lo que está pasando. El exgobernador bonaerense argumentó: "Cuando la gente tiene una carrera de obstáculos como es la vida en la Argentina, empieza a cansarse de algunas cosas, porque no la vio y es más joven o porque le parecen excusas".
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- La macrista María Eugenia Vidal criticó el discurso de la destrucción que grita Milei, aunque no consideró que estuvieran en riesgo los consensos de la democracia y descargó autocrítca dura sobre las espaldas de la política -la casta, en jerga libertaria-, que "dejó de representar" y "se convirtió en un circo que da una función para sí misma con la gente afuera de la carpa". Hoy, la diputada, como el grueso del PRO, se debate entre sellar una sociedad formal con La Libertad Avanza o restringir la alianza a una sinergia parlamentaria, pero sin dejar de resetear la identidad del partido que vuelve a gobernar Mauricio Macri cada vez más lejos del centro al que juran lealtad la UCR y la Coalición Cívica, sus excompañeros de ruta.
El Nunca Más y la nueva grieta
Este domingo, el peronismo pondrá todo en la cancha. Reventarán la plaza del 24M la CGT, las CTA, los movimentos sociales, La Cámpora y el pejota territorial. Acaso se sumen algunas expresiones del radicalismo: la Juventud, la Franja Morada, ¿Lousteau, el presidente rebelde del partido? También marcharán agrupaciones y organizaciones sociales y sindicales de la izquierda trotskista, pero por separado. Ni Milei logró la unidad del universo político que sostiene que, con este gobierno, la democracia está bajo ataque.
Del otro lado de la nueva grieta argentina, tirando piedras a la plaza o simplemete mirando otro canal, disfrutando de un domingo cualquiera, estará el 56% que, como dijo Solá, está tan harto de la carrera de obstáculos que, aunque sabía lo que venía en el voucher que eligió en el cuarto oscuro, no la vio o no la quiso ver.
¿Hay tiempo para construir el dique? ¿Hay con qué? "Argentina espera por sus líderes", cerraba Falak el editorial de Letra P. Está claro que no toda, pero una porción enorme de la Argentina nacida en 1983 -la que saldrá a las plazas a renovar el pacto del Nunca Más- sigue esperando.