Si el plan llegará a concretarse y en qué condiciones dependerá exclusivamente de la suerte del Gobierno. Macri tiene claro que está en una encrucijada: si a Milei le va bien, se quedará con el electorado que su partido intentó representar; si le va mal, necesitará su auxilio. En tal caso, ¿le convendrá ayudarlo o será mejor esperar y que el PRO pueda dar pelea en el próximo turno de las presidenciales? En el segundo semestre, cree, deberá tener respuesta a esa disyuntiva.
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En cualquier caso, la mesa chica del macrismo sabe que hoy tiene el mandato de acompañar al Gobierno. De lo contrario, su propio electorado se lo demandará, más allá de algunas diferencias que empiezan a percibirse en los focus group en los que, por caso, los adultos mayores votantes de Juntos por el Cambio manifiestan cierto rechazo a los mensajes violentos del Presidente.
Más allá de eso, los números que le llegan a Macri marcan que Milei “conecta muy bien con la gente” y mantiene más del 50% de imagen positiva, a pesar de la crisis económica. Diferenciarse del Presidente hoy es un mal negocio, dicen en el PRO. Ponen como ejemplo lo que sucedió con gobernadores como Martín Llaryora o Maximiliano Pullaro. “Salieron a pelearse y tuvieron que callarse la boca", añaden. En Córdoba, la aprobación de Milei cayó en las encuestas, pero pasó de 64 puntos a 57, según las mediciones que llegaron al PRO los primeros días de marzo. El Presidente bajó, pero el gobernador, después de la pelea, también. Macri transmite esa idea a toda la dirigencia con la que habla y ordena una defensa irrestricta del Gobierno.
Macri marca en privado una luz roja: le dice que no puede desentenderse tanto de la gestión, que tiene que estar encima de la microimplementación de sus ideas si quiere que funcionen. No tiene en claro si la evidente paralización de la gestión es parte de la inexperiencia o de un plan en sí mismo, que congela toda la administración pública y subejecuta deliberadamente sólo en pos del déficit cero.
El Gobierno se rige por un único mantra. Piensa que el ordenamiento de la macroeconomía derramará en la micro y que una baja de la inflación lo dejará en mejores condiciones para negociar con la oposición. En el PRO hay economistas que comparten el diagnóstico. “En abril nos van a venir a decir '¿ven que nuestro plan funciona? Ahora aprueben la ley’. Por eso quieren cerrar el Congreso hasta después de Semana Santa”, especula un diputado que habló en los últimos días con el expresidente.
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Mauricio Macri y Javier Milei hablan con frecuencia en privado, pero no se reúnen.
En el sendero hacia la baja de inflación, el ministro Toto Caputo decidió postergar la suba de colectivos, trenes y el gas prevista para abril. El viernes, el exasesor estrella de Macri, Jaime Durán Barba, hizo un análisis de los primeros 100 días del gobierno de Milei y advirtió que “las cosas que más hacen estallar los gobiernos son las tarifas”. “Es un gasto descomunal por más que a muchos les parezca algo insignificante”, dijo el ecuatoriano. Su discípulo Santiago Caputo es el principal estratega de Milei e integrante de la tríada del poder de Gobierno que conforma junto al Presidente y a su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.
¿Macri la ve? No está tan seguro. Espera en silencio a ver qué sucede durante el primer semestre, con los meses más duros que deberá atravesar la sociedad.
El eje anti-Macri del mileísmo
El vínculo fluido que Milei tiene con Macri se sostiene a pesar del “eje antimacrista” que rodea al Presidente, integrado por Karina y, principalmente, por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, que desconfía del fundador del PRO más que de cualquier otro dirigente. Diferente es la situación de Santiago Caputo, con quien Macri tiene algún tipo de diálogo, a pesar de ciertos recelos.
“Posse veta todo lo que tenga que ver con el macrismo”, resume un hombre de confianza del expresidente. En el PRO aseguran que, por ejemplo, el nombramiento de Alejo Maxit en la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (ADIF) no tuvo nada que ver con Macri. Maxit fue secretario general de la ANSES durante el gobierno de Cambiemos, pero “es amigo de un amigo de Posse”, según describe un hombre que conoce los entretelones del macrismo.
Macri le corresponde en la baja estima. Piensa que los severos problemas de gestión tienen que ver con la inexperiencia de Posse y su deseo de controlar cada eslabón del Estado y que el jefe de Gabinete fue el artífice del freno que Milei puso cuando dijo que iba “hacia una fusión” con el PRO, pero que eso no implicaba el reparto de cargos. El exmandatario valora solamente dos áreas de gestión: Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, y Economía, con Toto Caputo al mando, más allá de que su relación con ambos está congelada.
Tanto Toto Caputo como Bullrich llegaron al Gobierno por sus propios medios. El ministro de Economía, por su relación con Posse. La titular de Seguridad, porque primereó a Macri en la alianza con Milei, apenas tres días después de las elecciones generales. Fueron las horas que dieron vuelta el curso del ballotage, cuando parecía que Milei abandonaba la carrera y Sergio Massa iba directo al sillón de Rivadavia.
Al sellar la alianza con Bullrich, Milei hizo una jugada a dos bandas. Condicionó al PRO y sembró una interna feroz entre la ministra y Macri, al tiempo que corrió a Victoria Villarruel de las áreas que la vicepresidenta había reclamado para sí, Seguridad y Defensa. La interna con Villarruel ya era incipiente y quedó exhibida a cielo abierto esta semana con el rechazo al DNU 70/2023 en el Senado.
La UTE entre el PRO y LLA
Aunque falta más de un año, la dirigencia política ya empieza a preparar su estrategia de cara a las elecciones legislativas 2025. El ministro del Interior, Guillermo Francos, fue el primer integrante del oficialismo en hablar en público del tema. “Vamos a ganar las elecciones de 2025 y vamos a ir al Parlamento con otros números”, dijo Francos, en referencia a las dificultades que hoy tiene el oficialismo en el Congreso, debido a su inferioridad numérica.
Macri y el peronismo también piensan en la próxima parada. El expresidente contó en la reunión que tuvo en Santa Fe con los titulares del PRO en las provincias que se imagina una “unidad transitoria electoral” con La Libertad Avanza en 2025. Quiere ser la rueda de auxilio del oficialismo. Aunque todo dependerá de cómo le vaya a Milei en su gestión.
Sin embargo, las formas de alianza que imaginan Macri y el Presidente no son las mismas. “Milei le quiere dar al PRO la lista de la Ciudad y poner candidatos propios en todas las provincias. Si le va bien, no va a necesitar ninguna estructura. Puede poner a cualquiera con el que se saque una foto”, dice un dirigente que conoce las dos terminales. Para empezar a pensar esa tarea desembarcó Eduardo “Lule” Menem hace pocas semanas en la Casa Rosada. Trabaja bajo la órbita de Karina Milei.
En el PRO vislumbran otro escenario. Creen que la negociación será “provincia por provincia”. La realidad de cada distrito es diferente y Macri pretende “cuidar Juntos por el Cambio”, es decir, no romper lazos con el radicalismo. Aunque ya no existe como tal en el Congreso, Juntos por Cambio gobierna diez distritos. Cinco están a cargo de gobernadores de la UCR -Chaco, Corrientes, Jujuy, Mendoza y Santa Fe- en alianza con el PRO, en mayor o menor medida.
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En la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri tiene al radicalismo de aliado. Lo mismo le sucede a Rogelio Frigerio en Entre Ríos. Cualquier operador entiende que un acuerdo con LLA haría estallar las construcciones locales, que también derrama en las intendencias. “Son diez provincias, diez problemas”, dice un operador del PRO. ¿Sucedería lo mismo con Ignacio Torres en Chubut? El gobernador llegó a las elecciones con un acuerdo amplio que incluyó hasta una parte de los libertarios. ¿Se independizará como algunos de sus pares de la Patagonia y apostará a un espacio provincial? El armado ya existe.
“Va a ser diferente la discusión en las provincias que gobernamos y en las que no. Capaz en Córdoba nos convendría ir a una interna en las PASO con LLA”, analizan en el macrismo. ¿Se puede defender o criticar la gestión nacional según el distrito? El sector más ligado a Bullrich no quiere medias tintas. Pretende “arrastrar” al PRO puro a un acuerdo con Milei y desentenderse de aquellas figuras que se oponen a los tiempos de cambio.
Bullrich está consustanciada con el proyecto de Milei como una libertaria de la primera hora. Lo hizo saber a la tropa propia cuando impulsó un comunicado para criticar a Torres por plantarse frente al Gobierno. Consiguió las firmas de quienes estaban más convencidos y perdió a un funcionario de su confianza, Sebastián García de Luca, que había sido su armador en la provincia de Buenos Aires y desembarcó después en el Ministerio de Seguridad. Muy cercano a Frigerio e interesado en la cuestión del federalismo, García de Luca se negó a firmar el ataque a un gobernador propio.
Macri presidente
El martes, el PRO volverá a consagrar a Macri como titular del partido que fundó en 2005 y que hoy preside Bullrich. El exmandatario y la ministra de Seguridad todavía negocian el armado de la lista de unidad de las nuevas autoridades.
Las conversaciones se cruzan entre Fernando de Andreis, Humberto Schiavoni y Darío Nieto, por el lado de Macri, y Damián Arabia, Juan Pablo Arenaza y Pablo Walter, por el sector de Bullrich. La ministra pretende que el reparto de lugares sea equilibrado entre su espacio, el de Macri y lo que representan los gobernadores. “Que no sea el club de amigos de Mauricio”. Bullrich quiere quedarse con la presidencia de la Asamblea.
Afuera del armado quedaría Horacio Rodríguez Larreta. Macri habría intentado contenerlo con algún ofrecimiento de lugares en la lista. Quedó en pensarlo. Bullrich lo quiere afuera.
Por ahora, el expresidente no tiene previsto volver a hablar en público. Cree que es el tiempo de Milei y prefiere mantener el perfil bajo. Hacia 2025, en su entorno dan una sola cosa por sentada: su nombre no volverá a estar en una boleta electoral.