LA INTERNA BOINABLANCA

Con la UCR en la mira en el Congreso, el deloredismo intensifica la revuelta contra la conducción partidaria

Embestida contra Facundo Manes y Martín Lousteau, mientras Rodrigo de Loredo sintoniza con Maximiliano Abad. Advertencias para radicales escapistas.

Formalmente resuelta la interna en Córdoba, Rodrigo de Loredo se mete en la pelea por el Comité nacional de la UCR. La tropa deloredista lleva adelante la hoja de ruta marcada, mientras el jefe del bloque boinablanca en la Cámara de Diputados atiende las tensiones entre la plata de los jubilados y el equilibrio fiscal que quiere a toda costa Javier Milei.

Un líder para la UCR

“¿Adónde quedaron los principios del radicalismo de quienes se golpeaban el pecho predicándolos? Vergüenza debería darle a Facundo Manes coquetear con el cordobesismo”, disparó en redes sociales la legisladora Alejandra Ferrero, presidenta del interbloque de JxC en la Legislatura.

En la misma sintonía se expresaron luego otros dirigentes afines al excandidato a intendente de Córdoba. Entre ellos, Matías Gvozdenovich, presidente del bloque radical en el mismo recinto provincial.

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El concejal capitalino Javier Fabre también usa sus redes para cuestionar a Lousteau. Apela al humor para reforzar que si el presidente de la UCR critica a De Loredo esto es una ayuda. Recientemente se hizo eco de una frase que le atribuye al politólogo Andrés Malamud: "Existen dos radicalismos. El metropolitano y el del interior. El del interior es el que tiene verdaderos votos y el metropolitano, el que hace más ruido. El del interior es más cercano a Milei, mientras que el metropolitano es más cercano al kirchnerismo."

La acción coordinada permite múltiples lecturas al interior de la oposición local. Por un lado, ratifica el liderazgo que De Loredo quiere demostrar en la UCR autóctona. Tras el acuerdo político que depositó a su histórico socio Marcos Ferrer como presidente del partido, el diputado envía un mensaje de fortaleza a la dirigencia y a la masa afiliada que, desde hace tiempo, reclaman que sus referencias demuestren voluntad de gobierno como condición para mantener la unidad.

Congruente con ello, ataca al proyecto de Partido Cordobés. No sólo para evitar nuevos transfuguismos, cuya ocurrencia piensa señalar con énfasis. También para sellar la unidad del bloque opositor en el Parlamento provincial.

Los pasos de Facundo Manes

Los zamarreos virtuales al neurocirujano ofrecen una síntesis de esa búsqueda. A su cuenta cargan los intentos de acuerdo con Juan Schiaretti. Actuales, rumbo a las elecciones legislativas del próximo año. Pretéritos, sobre todo, evocando la esquiva trayectoria que eligiera en momentos en que parecía encaminarse a ser el referente de un radicalismo con apetito de poder.

“Manes tiene varios pendientes con la UCR de Córdoba. Fue el primero que se sentó con Schiaretti cuando acá estábamos armándonos. Por entonces, ni siquiera estaba definido quién sería candidato a gobernador. Rodrigo tenía muchas chances de serlo”, afila el entorno deloredista.

Aquellos gestos, entienden, no quedan en el pasado. El diputado de origen bonaerense sigue siendo un interlocutor del proyecto “federal y de centro” que encabeza el exgobernador de Córdoba y heredaría Llaryora. El mismo que incluiría a Lousteau como otra muestra de amplitud sobre identidades partidarias.

El mismo plan podría asignar un lugar importante a la vicegobernadora, referencia del radicalismo que se integró al oficialismo provincial. Además de considerarla una “enemiga” en la interna, le adjudican la condición de scout de correligionarios, razón que la mantiene en la mira de la nueva conducción partidaria.

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Facundo Manes y Juan Schiaretti.

Facundo Manes y Juan Schiaretti.

Desde la vicegobernación prefieren evadir polémicas. Presentan el encuentro como la continuidad de un vínculo de años, recreado ahora bajo formato de charla sobre la coyuntura política.

“Fue una oportunidad para conversar sobre temas importantes para el país y Córdoba, siempre buscando construir desde la pluralidad y en pos de fortalecer la unidad de la coalición. Es entendible que surjan críticas luego de la interna, pero su prioridad sigue siendo trabajar por el bienestar de los cordobeses. Está convencida que esta es la forma para superar esa política que divide”, dicen a Letra P.

El eje con Martín Lousteau

“Rodrigo está alejado de cualquier construcción con el peronismo, como plantea el radicalismo porteño", afirman otros entornistas del extitular de ARSAT.

Los aludidos son Lousteau y Manes, a quienes perciben ya en coordenadas cercanas al kirchnerismo y bien lejos de la “oposición responsable” con que identifican al sector del bloque radical que ha brindado votos para que el gobierno de Javier Milei cuente con las herramientas que consideraba necesarias.

El contraste con ambos dirigentes resuena en la interna del radicalismo bonaerense, que enfrentará a Pablo Domenichini, ungido tras un acuerdo entre aquellos, con Miguel Fernández, hombre del senador Abad.

Voceros deloredistas admiten la existencia de un buen vínculo con Abad. “No podemos hablar de sociedad, pero han construido una buena relación”, afirman. En ese espectro ubican también al diputado Fabio Quetglas y su par Karina Banfi, que en la interna juegan del lado del presidente de la UCR bonaerense.

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Más allá crecen los vínculos del dirigente cordobés con los gobernadores Carlos Sadir, Leandro Zdero, Gustavo Valdés y Alfredo Cornejo, a quienes siente proclives a tejer acuerdos con el gobierno. “Son los que tienen mejor relación con el gobierno. Ellos y sus diputados tienen gran influencia en el bloque. Sobre ellos se apoya Rodrigo para tomar decisiones”, comentan a Letra P.

La mención de nombres no sólo remarca la distancia que ha tomado el dirigente cordobés del exministro de Economía, su líder ayer nomás. También da indicios de la búsqueda de ampliación de cimientos sobre los que edificar un lugar preponderante en la política nacional. En lo posible, sin descuidar el rol de opositor al peronismo provincial que le reclaman sus correligionarios. En lo posible.

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