El diputado completó el mapa de poder interno y ahora encara un plan de rearmado territorial rumbo a 2027. La hoja de ruta. Su relación con Marcos Ferrer.
Rodrigo de Loredo vuelve al ruedo territorial en Córdoba.
En 2021, Rodrigo de Loredo comenzó el proceso de renovación partidaria que terminó esta semana con el acuerdo político que sentó a Marcos Ferrer en la presidencia de la UCR de Córdoba. Los próximos pasos están definidos: empezará a moverse como líder del partido con una hoja de ruta precisa.
De Loredo manejará las botoneras más importantes del radicalismo. Preside el bloque boinablanca en la Cámara de Diputados y sus alfiles, Alejandra Ferrero y Matías Gvozdenovich, conducen el interbloque de Juntos por el Cambio (JxC) y la bancada albirroja, respectivamente, en la Legislatura. Lo mismo ocurre con Rubén Dagum, al frente del Ente de Intendentes Radicales; con Lucía Allende, en el Foro de Concejales; y Elisa Caffaratti, en la cabeza de la oposición en el Concejo Deliberante de la capital.
La presidencia del partido que ocupará Ferrer desde el 30 de septiembre tuvo a De Loredo como su principal fogonero. La dupla logró la mayoría de las secretarías, pero también en el congreso partidario, a cargo de definir la política de alianzas.
Así llega De Loredo. La pregunta que sigue es hacia dónde va.
Una de las críticas internas que recibió en estos años fue una supuesta poca pasta de líder al ceder en 2023 la candidatura provincial a Luis Juez. Después de las derrotas de JxC en todos los turnos electorales del año pasado se le endilgaba una concentración en la política del Congreso en lugar de atender el rearmado ante un Martín Llaryora y su Partido Cordobés con plumas de carancho.
Con el partido reorganizado, y con una integración de todos los sectores, empieza la nueva etapa. Nadie duda que, en lo que sigue, la UCR volverá a tener una candidatura propia.
Esto no significa que la sociedad con Juez quede en el tintero. Nadie sabe cómo lo resolverán, pero De Loredo está determinado a sostener esa sociedad y, por qué no, a probar con otros ensambles, como con La Libertad Avanza de Javier Milei.
¿De Loredo chocará con Ferrer? Todos saben que el dirigente de Evolución no será el Marcos Carasso de Mario Negri. Nadie duda que estos socios políticos sub 45 tienen perfiles muy distintos. Conocen las versiones que circulan sobre el doble comando, también las opiniones que el poder llaryorista tiene sobre cada uno de los actores del nuevo radicalismo.
Lo cierto es que Ferrer no mueve un dedo sin consultarlo con De Loredo y viceversa. Sobran los testigos de esa dinámica. También el antecedente: si la sociedad con el intendente de Río Tercero no voló por los aires cuando De Loredo rompió relaciones con Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau, qué razones habría para que sucediera ahora.
Las pocas pistas que da Ferrer sobre sus ambiciones políticas reales evitan que se alimenten otros fantasmas. Nadie imagina una pelea por las candidaturas, sino más bien un rol complementario. El intendente tiene predilección por la política nacional.
Desde septiembre y hasta fin de año, De Loredo empezará a caminar el territorio para hacer política a la vieja usanza. Empezará a moverse como ese líder partidario que se le reclamaba tiempo atrás, ahora con una espalda robusta para tomar decisiones de impacto en el futuro del partido.
No se mostrará en los comités, sino que apelará a un formato de reuniones de trabajo con las fuerzas vivas de la producción, el comercio y las organizaciones de la sociedad civil.
El objetivo será relevar problemas y acercar soluciones a través de la bancada en la Legislatura o en el Congreso. La agenda es de estricto corte provincial y de gestión, un anticipo del lugar en el mapa que quiere ocupar en 2027.
Este jueves, recibió a dos grupos de intendentes en la Cámara de Diputados. El martes que sigue mantendrá una reunión con el bloque radical en la Unicameral para reordenar la agenda de trabajo y hará lo mismo en el Concejo Deliberante de la capital.
De Loredo completó el álbum de figuritas, pero empieza otro. En momentos donde el llaryorismo habla de reflotar el bipartidismo, la nueva dupla de la UCR ventila que no están dispuestos a romper viejas sociedades, como la que tiene con Juez, y sube niveles en el discurso.
Hace unas semanas nadie hubiera imaginado a Ferrer tildando de “feudal” al cordobesismo.