Trastabilló el relato que el gobernador empezó a desandar desde la campaña y que, en el escenario del triunfo de su sucesor en la Municipalidad, presentó como la llegada de una camada de dirigentes totalmente nueva. Pesaban los Cardozo, los Concha, los Mosquera y los González del poderoso cordobesismo del último cuarto de ciclo.
“Hay una generación que se va”, dijo entonces Llaryora en un giro que, a la luz de los hechos recientes, cobra mayor sentido.
Los seis mandatos alternados entre José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti dejaron en los registros de la historia elementos que conspiran contra el mentado “modelo Córdoba”.
El discurso renovador permitió a Llaryora gambetear la herencia y los pelotazos de la oposición, que siempre dijo que el peronismo cordobés se parecía bastante al kirchnerismo, el mismo que el excandidato presidencial sigue denostando en cuanto escenario encumbrado encuentra.
En los pasillos del poder político, judicial y policial crepitaban las versiones que intentaban explicar la vergüenza. Se arrojaban culpas, se facturaron declaraciones mediáticas de la semana.
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Uno de los rumores más desopilantes intentaba exponer al fiscal Enrique Gavier, quien encerró en el penal de Bouwer a la segunda autoridad de la fuerza de seguridad por su presunta participación en la venta de teléfonos y neumáticos robados. “Es una vendetta, el subjefe Alejandro Mercado fue implacable cuando efectivos detuvieron en un control vehicular borracho al fiscal”, resuena en los mentideros.
Los anuncios de Martín Llaryora en la semana trágica
La semana trágica no se pudo acallar con los grandes anuncios: la nueva red de transporte metropolitano, la inversión multimillonaria de Stellantis en Fiat Córdoba que redundará en mil puestos de trabajo, las obras en el sur provincial.
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Stellantis invertirá en la planta de Fiat Córdoba. Martín Llaryora participó del anuncio que significará la creación de mil nuevos puestos de trabajo.
Sin embargo, la gestión fue la carta de salvación histórica del cordobesismo que, pese a todo, logró revalidar sur credenciales turno electoral tras turno electoral. Llaryora partió este viernes a Estados Unidos invitado por la Cámara de Comercio de ese país (Amcham).
Se entrevistará con referentes de los partidos políticos que medirán fuerzas en las elecciones presidenciales de noviembre y emprenderá una gira financiera para conseguir fondos.
La oposición está más encendida que nunca. Rodrigo de Loredo empezó la campaña territorial para exponer al “cordoversismo” y Luis Juez busca recuperar su tentáculo popular en la capital. El peronismo toma nota, pero la dirigencia subestima a las expresiones de Juntos por el Cambio.
“La mejor ayuda que tenemos en momentos difíciles es la calidad de la oposición”, se sinceró un encumbrado dirigente peronista, quien asume que la desperonización que empezó De la Sota, siguió Schiaretti y remata Llaryora, no tiene vuelta atrás. La apuesta pasará, en adelante, en referencias sociales, con anclaje territorial, para lograr el refresh político.
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Rodrigo de Loredo empezó la pretemporada electoral en Cruz del Eje.
No es casual que, en la semana negra, donde las grandes puestas de gestión parecen depreciarse por la baja calaña de las noticias de la política, Schiaretti y su protegida, la vicegobernadora Myriam Prunotto, se abrazaran a figuras nacionales de la UCR.
Antes lo había hecho el ministro de Gobierno, Manuel Calvo, que entregó fondos a intendentes radicales que minutos antes le habían acusado a su jefe, De Loredo, que Llaryora los discrimina por no ser serviles en la Legislatura.
La obsesión radical del peronismo de Córdoba
La maniobra es clara: sahumar la estrategia opositora local y mostrarse lejos del árbol genealógico peronista en el mapa nacional. El excandidato presidencial posó con el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, dialoguista con Javier Milei y padrino de varias figuras del radicalismo de Córdoba. Soledad Carrizo y De Loredo, por ejemplo.
El mendocino no retuitéo la foto con Schiaretti. Para el radicalismo es toda una explicación del carácter protocolar del encuentro.
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Myrian Prunotto mantuvo una reunión con Facundo Manes horas después de que Juan Schiaretti se reuniera con Alfredo Cornejo.
Siguió Prunotto. La exintendenta sacó a relucir su diálogo con Facundo Manes, el antilibertario, casi en simultáneo. “Fue una conversación muy enriquecedora que nos permitió analizar desde distintas perspectivas la realidad política actual, y coincidir en la necesidad de trabajar por una Argentina unida y con un horizonte de desarrollo sostenible", señaló la radical que gobierna con Llaryora.
La muchachada peronista no pierde el tiempo. Aprovecha las discusiones que están a flor de piel en otros espacios. La UCR arde como los incendios forestales en Córdoba.
Enemigos públicos en la UCR
De Loredo entendió que su historia política con Martín Lousteau es una pesada mochila en el contexto actual. Hace tiempo que rompieron relaciones, pero las identificaciones son difíciles de derribar.
El jefe del bloque boinablanca en Diputados aseguró en el prime time televiso que no está cómodo con la presidencia partidaria de Martín Lousteau. Habló de una lógica porteña de conducción. Fue mechando las críticas con algunos elogios y con la astucia de exponer que el referente nacional con el que tiene un diálogo permanente es el presidente del PRO, Mauricio Macri.
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Martín Lousteau, senador y presidente de la UCR.
El senador le facilitó la tarea a un De Loredo que empezaría a trabajar públicamente el punto de no retorno de esta ruptuta. Lousteau le respondió con munición gruesa: le dijo que es de la casta porque “hace lo que no cree, por un beneficio”.
La frase le cayó como maná del cielo a De Loredo, pero entre insultos que incluyen las dicotomías entre federales y porteños; casta y valores, se cuela la praxis política. La pelea por la conducción nacional del radicalismo está a la vuelta de la esquina.