EVITA 1952-2022

En rol de capitana, Vigo le dio un baño de liturgia al PJ cordobés

El recuerdo de Evita le permitió peronizar el discurso que la transversalidad schiarettista pasteuriza. Críticas a los extremos y Córdoba como "faro del país".

CÓRDOBA (Corresponsalía) Los actos que recordaron los 70 años del fallecimiento de Eva Perón  le sirvieron al peronismo cordobés para unificar movimientos conjuntos de fuerte identificación partidaria con una protagonista excluyente, la senadora Alejandra Vigo, la abanderada del cordobesismo. Durante todo el martes, la mujer más determinante del PJ capitalino logró reunir a los diferentes sectores a partir de una serie de mensajes cargados de la liturgia que el gobernador Juan Schiaretti suele esquivar en su juego transversal de seducción multipartidaria.

 

La jornada se inició con una ofrenda floral en el monumento a Evita ubicado en la Bajada Pucará de la capital cordobesa, continuó con la inauguración de un mural comunitario en el barrio Campo de la Rivera y cerró con una misa comunitaria en la Iglesia Santo Domingo.

 

Antes, en medio de la tarde y ante un recinto colmado por la militancia de la rama femenina del justicialismo mediterráneo, Vigo fue la principal oradora del acto en el que compartió la palabra con la ministra de la Mujer, Claudia Martínez, la legisladora Alejandra Piasco, y la intendenta de Despeñaderos, Carolina Basualdo. Allí, la senadora tuvo los conceptos más fuertes de la jornada y llamó a “no parar ni un momento la lucha para que haya más mujeres en la política”. “Más mujeres que integren las fórmulas electorales, que haya más intendentas, concejalas, legisladoras y gremialistas. Más mujeres para transformar el mundo”, arengo Vigo.

 

La senadora desde hace años se erige como la referencia más importante del peronismo en la Ciudad de Córdoba. Su influencia fue fundamental para la construcción de la candidatura que llevó a Martín Llaryora a la intendencia. Si bien en el mejor de los casos hay quienes hoy entienden que el peronismo capitalino tiene un liderazgo repartido entre ambas figuras, la mirada que ubica a la esposa del gobernador en la mesa que tomará las decisiones finales sobre las candidaturas para 2023 homogeneiza a todos los sectores del PJ del centro del país. 

 

Sin Schiaretti ni Llaryora, Vigo estuvo acompaña por el viceintendente Daniel Passerini; la ministra de Promoción y Empleo y de la Economía Familiar de Córdoba, Laura Jure; el ministro de Vinculación Comunitaria, Protocolo y Comunicación, Paulo Cassinerio, y la titular del Ente de Servicios y Obras Públicas de la Ciudad de Córdoba, Victoria Flores, entre otras referentes presentes en la comitiva matinal, en donde la presencia femenina fue mayoritaria, como a lo largo de toda la jornada.

 

En el acto que encabezó en un local ubicado en el centro de la capital provincial, la senadora también echó mano a una de las verdades schiarettistas respecto de la realidad política nacional y aromatizó la tarde cordobesa con el perfume antigrieta característico de los actos del peronismo cordobés del siglo XXI. “Sin Evita no estaríamos aquí. Hoy eso es más importante porque, después de 70 años de su inmortalidad, el país se cae a pedazos y no sabemos cuándo puede abrirse una puerta para ver un rayo de sol. Este es un país que nos necesita para no bajar los brazos, para no perder ni media gota de esperanza en medio de esta profunda crisis política y económica, y con futuro incierto gracias a quienes privilegian esta grieta tremenda que nos empobrece cada día más”, disparó cuestionando a “la oposición que solo piensa en las candidaturas para 2023” y “al Gobierno que, dividido, un día dice una cosa y al otro, se desdice”.

 

“Esta no es la Argentina por la que trabajaron Eva y Perón, es la de unos pocos vivos que creen que se van a llevar puesto el país”, diagnosticó sin ahondar en mayores especificidades, aunque sí vaticinó que “seguramente saldrá de Córdoba una gran guerrera para hacer que las argentinas y los argentinos salgamos adelante y que Córdoba siga siendo el faro de nuestro país”. 

 

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Victoria Villarruel, junto a la familia de una funcionaria de Guillermo de Rivas.

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